Imaginar una tierra sin árboles significa hablar de un mundo que sufre de hambre, de falta de abrigo, y además equivale a imaginar un mundo sin protección, desolado y vulnerable.

Lamentablemente, es sólo ante la ausencia del bosque cuando se valora su importancia y su papel fundamental para el desarrollo, de la vida en nuestro planeta. Sin embargo, aún no es tarde para intervenir y frenar la rápida pérdida de la superficie boscosa del planeta. Actualmente, cuando la tasa de deforestación anual alcanza unos 17 millones de hectáreas, el ser humano está tomando conciencia del papel que cumple el bosque y de que sólo su preservación puede asegurar la supervivencia del mundo.

Los árboles contribuyen de manera determinante a la vida de las poblaciones de menores recursos, ya que son fuente de alimento, abrigo, forraje y medicamentos; pero además proveen, al ser humano de aire limpio y de un ambiente sano. Tienes conciencia de ¿cuáles son nuestras zonas boscosas o arboladas más cercanas?

La deforestación es hija de la pobreza, de la escasez de tierras cultivables, de la falta de tecnología y de medios financieros, del endeudamiento y del crecimiento descontrolado de la población y sobre todo, de la ignorancia. Por ello, para cuidar el bosque no basta denunciar la destrucción: las causas se remontan al subdesarrollo y la marginación.

El Día del Árbol o Fiesta del Árbol es un recordatorio de la importancia de proteger las superficies arboladas. En México se celebra desde 1959, el segundo jueves de julio. Los árboles, entre otros muchos beneficios, transforman el dióxido de carbono, responsable del efecto invernadero, en biomasa, minimizan los riesgos de inundación, evitan la erosión.

Se trata de una fecha que busca concientizar a la población sobre la necesidad de proteger las superficies arboladas.

Los árboles son los mejores aliados, pues captan y recargan las fuentes de agua, liberan el oxígeno y capturan el dióxido de carbono. Por esa razón hay que fomentar una conciencia de protección, conservación y restauración de los bosques, haciendo un buen uso de los recursos naturales.

Los árboles son símbolos de vida y bienestar, diferentes religiones los han relacionado con la vida, el ser humano y esa relación entre la tierra y el cielo; para el ser humano siempre ha sido esencial conocer el origen de su existencia, tanto sea esto en términos colectivos como en términos individuales. Así es que ha desarrollado desde muy temprano la noción del árbol de la vida, un elemento que metafóricamente une a un individuo con sus antepasados. Para la humanidad son pieza fundamental al ser los encargados de brindarnos el oxígeno que nos permite respirar. Estos gigantes han estado a nuestro lado desde el principio de los tiempos.

Los árboles son unas plantas increíbles. Cada uno de ellos es un ecosistema en sí mismo, un ecosistema que hay que cuidar, del mismo modo en el que ellos nos cuidan.

Son muy importantes para todos los nosotros, pues sin el oxígeno que expulsan sus hojas la vida en la Tierra sería muy distinta. La importancia de los árboles radica, pues, en que sin estas maravillosas plantas el planeta sería un desierto.

Los árboles, al igual que todas las plantas que tienen clorofila, realizan la fotosíntesis. Esto significa que absorben dióxido de carbono y expulsan oxígeno, para así convertir la materia inorgánica en materia orgánica, es decir, en alimento gracias al cual pueden crecer y desarrollarse correctamente. Se podría decir que las plantas y los seres humanos se ayudan mutuamente a vivir.

Los árboles absorben los olores y gases contaminantes (óxidos de nitrógeno, amoníaco, dióxido de azufre y ozono) y filtran las partículas contaminantes del aire, atrapándolas en sus hojas y corteza.

En las laderas de las montañas y las pendientes de los ríos y arroyos, los árboles ayudan a detener los escurrimientos y mantener el terreno en su lugar. ¿No será buena alternativa para cuidar los deslaves del cerro de Arandas?

Los estudios han demostrado que los pacientes que pueden ver árboles desde sus ventanas se sanan más rápido y con menos complicaciones. Los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad muestran menos síntomas cuando tienen acceso a la naturaleza. Estar entre los árboles y la naturaleza mejora la concentración reduciendo la fatiga mental. Esto ha sido probado por el programa japonés mediante el “baño forestal”.

Se ha demostrado que los vecindarios y hogares que no tienen plantas o árboles tienen una mayor incidencia de violencia dentro y fuera del hogar que los vecindarios más verdes. Los árboles y plantas ayudan a reducir el nivel de temor.

Antes de concluir, quiero enviar mis felicitaciones por el programa “Sembremos Conciencia” que acaba de iniciar y que dice que sembrará más de diez mil árboles; qué bueno porque es el momento más propicio para hacerlo por las lluvias. Pero, sobre todo, que se puedan cuidar para que de verdad crezcan y nos ayuden. También vale la pena visualizar nuestro territorio con espacios sólo dedicado a los árboles, bien pueden ser como nuestros protectores por los diferentes puntos cardinales de la ciudad. Ojalá los planeadores de la ciudad nos compartan esas ideas y que cada una de las personas de la ciudadanía podamos hacernos cargo de una parte de ellos… ¡Es lo menos que podemos hacer!

 

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!

 

[email protected]

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *