Hago un paréntesis en mis cometarios sobre las calles de Irapuato para platicar, escribiendo, sobre una serie de notas acerca de Irapuato, que firmó un notable irapuatense, Don Genaro Acosta, natural cronista de Irapuato. Sucede que, por los años de 1930-40, la empresa ‘MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN’ “ARBOLEDAS”, ubicada en la calle ‘Monte de las Cruces’ 459 en esta ciudad, publicó una gran cantidad (más de cien) de artículos escritos con maquina en papel bond tamaño carta, sobre nuestra historia. Un verdadero tesoro que conservo, pues no es fácil encontrar historia antigua reciente nuestra y, además, que sea de fuente acreditada.

De la “Colección de notas Tradicionales y Acontecimientos que Tuvieron Lugar a principios del siglo XIX a la Fecha en la ciudad de Irapuato, Escritas por Genaro Acosta” que publicó, transcribo sucesos tan sencillos pero notables porque nos dan una imagen bastante clara de cómo era Irapuato y vivían nuestros irapuatenses antiguos en ese tiempo. La transcripción, lo sabemos, se realiza tal como se escribió el original, con aciertos y/o errores gramaticales o ‘de dedo’ en la máquina de escribir. Lo que no sé es si estos errores son atribuibles a Don Genaro Acosta o a la trascripción que realizaron de sus escritos los colaboradores de la empresa citada.

Era una villa pequeña de unos siete mil habitantes aproximadamente a fines del siglo 18 era mayor su número y extensión, su situación topográfica el año del 40 era el N. E. comenzando por el Fresno, hoy puente de tranvías y calle del Río Viejo tras el templo de San José hasta el callejón del ratón. Todo ese ámbito que con el río forma un triángulo de base rectilínea estaba ocupado por huerta y algunos jacales, la calle del Río Viejo todavía existían muladares y demás vestigios de la corriente, tenía alguna cabañas diseminadas entre las huertas y no había ninguna otra calle; era este lugar malsano porque se había hecho endémico el paludismo; en el cuadrilátero oriental formado por la calle del pueblito hasta el Puente de Guadalupe, no existían las calles que cruzan de N. a S. , ni la del bordo que comunica hasta el puente de tranvías: habían solo dos que comunicaban a la Calzada y el trayecto se hacía por el bordo hasta la calle de Fresno. Por el S. alcanzaba la población hasta las primeras casas de la segunda cuadra de la calle del Arco; más allá eran paredes bajas y cercas de órganos y nopales. Esta línea seguía hasta Santiago y Santa Ana; todavía por el año de 1835 era panteón en Santiago; los apestados del cólera del año del 1833 están en su lugar. El Barrio de Santa Ana, San Cayetano y la Salud, según tradición se extendía al O. E., más allá de San Antonio, pero en el primer asalto que dieron los insurgentes el año de 1810, incendiaron mucho los suburbios, por lo que el gobierno Virreinal mandó que se fortificara la población.

El incendio citado y otro que sufrió en la guerra del 30 de abril de 1812, y la inundación del año de 1820, redujeron a Irapuato a tal estado y decadencia que mucha gente emigró a Silao y León; la prolongada Guerra de 10 años y la situación estratégica respecto de Guanajuato, hacia que continuamente estuvieran en contacto con los guerrilleros, y esto causó la paralización de los elementos de vida de esta ciudad, en aquella época; la industria, el comercio y la agricultura decayeron por completo. La Calzada de Guadalupe el año de 40 era ancho camino nacional que se nombraba de Partidas, y se prolongaba a travesando el río hasta unirse en la loma de Animas al camino viejo a Salamanca; en todo el trayecto del puente de San Antonio, no había ninguna construcción, las líneas del camino estaban marcadas por centenarias nopaleras y antiguos vallados, los rerrenos de ambos lados eran de labores de maíz y muy poco de hortalizas; lo notable en esta calle es, que sin haber tomado participio las autoridades en la conservación y orden de su alineamiento, los vecinos de esta ciudad renunciando a su inveterada costumbre de invadir las vías públicas, hayan conservado bien alineada esta única extensa avenida que ya es un preludio de hermosura y engrandecimiento de ese lugar de recreo, que por sus cualidades higiénicas, su extenso y risueño horizonte y el delicioso panorama que desde allí presenta la ciudad,, y los bellos ‘chalets’ y pintorescas casitas campestres con preciosas arboledas que con sus aromas embalsaman el ambiente, vendrán a ser el lugar preferente de residencia de las familias acomodadas.

Por el año 1842 aproximadamente se colocó la imagen de Guadalupe (creo que es de chalchihuite) en el medallón que está en el lugar culminante del puente; esta fué la primera notable peregrinación y fiesta religiosa que dio lugar a las posteriores fiestas del 12 de diciembre en tiempos primitivos y más tarde a la Feria del 12 de Enero. La colocación de la imagen e inauguración de las citadas fiestas costó la vida de la niña Ramoncita Nieto, a causa de que un soldado al retirar la gran aglomeración de gente que asistió a la colocación de la imagen, se le disparó el fusil de chispa que portaba y fué la bala a herir a la niña, prima hermana del que esto escribe. El Santuario de Guadalupe del Puente, fue reconstruido desde sus cimientos bajo la dirección del señor Pbro. Juán N. García, humilde desinteresado sacerdote que con admirable abnegación ocupó la mayor parte de su vida en construir y reconstruir el templo por medio de faenas y donativos, pues su mala construcción ha ocasionado continuas reformas; hoy bajo la dirección del señor Pbro. Don Rafael Reyes, se le hace una reforma de firmeza. El sacerdote Don Juán N. García, murió pobremente el año de 1884; la reconstrucción la inició en octubre de 1860 y se terminó en1870.

Comentarios. Don Genaro Acosta fue una persona notable. Además de sus innumerables trabajos de historia local, vivió en la actual calle de 5 de febrero, frente a la casa de la familia Vázquez castillo (Casa Cornejo). Demolida la casa, construí otra a don Alfonso Martínez Domínguez (Gerente de ANDSA), y durante su construcción viví varias experiencias sobrenaturales notables que relataré en otra ocasión pues debo dejarlas impresas para la historia local. Sobre el escrito y descripción de Irapuato señalo lo siguiente: la calle de Fresno, es actualmente la calle Terán y su continuación, Morelos; el puente de tranvías existía en el cruce del actual Blvd. Díaz Ordaz con la actual Calzada de la Industria, donde actualmente existe el monumento a los Niños Héroes. La calle del Rio Viejo es la actual calle de Colón. La comunicación a la Calzada de Guadalupe se hacía por ‘el bordo’ del rio Silao, actualmente el Blvd. Díaz Ordaz, a orillas de numerosas tabiqueras hasta llegar al puente de Guadalupe. La calle ‘del Arco’ debió ser la actual Avenida Guanajuato (donde existe la ‘bola de agua’) subiendo hasta el templo de Santiago el Mayor (Santiaguito) y girando a la izquierda hasta el tempo de señora Santa Ana (Santa Anita). Los templos construidos en tiempos de la colonia eran panteones o cementerios o ‘camposantos’ pues, no existiendo panteones públicos o generales, en los atrios se enterraban a los fallecidos y algunos en el interior de los mismos templos. La Calzada de Guadalupe, que la nombra don Genaro ‘de Partidas’, era la ‘calle del Camino Real’ o ‘de Tierra Adentro’ (la actual avenida V. Guerrero) que comenté en mi trabajo anterior. Finalmente es bueno recordar al sacerdote Don Juan N. García, por sus tantas virtudes señaladas y porque él fue quien fundó la ‘fiesta de los barrios’ para honrar a Nuestra señora de Guadalupe. Igual al sacerdote Don Rafael Reyes porque, además de su ministerio sacerdotal, fue un gran estudioso de nuestra historia.

Termino y continuaré con otro trabajo de información sobre nuestra historia. Sigo solicitando correcciones y /o adiciones a este trabajo y continúo invitando a grupos de personas que deseen realizar una visita al centro de la ciudad o una plática sobre ella misma.

Irapuato, Gto., julio del 2017

Arq. Javier Martín Ruiz Cronista de Irapuato [email protected]

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