Justicia, seguridad y educación son los tres ítems irrenunciables de una sociedad moderna, cuando esto falla se está desmoronando el Estado.
El artículo 21 constitucional dispone en uno de sus párrafos que: “La seguridad pública es una función a cargo de la Federación, la actual Ciudad de México, los Estados y los Municipios, que comprende la prevención del delito; la investigación y persecución para hacerla efectiva, así como la sanción de las infracciones”
En los casos de delito flagrante, cualquier persona puede detener al indiciado poniéndolo sin demora a disposición de la autoridad inmediata y ésta, con la misma prontitud, a la del Ministerio Público.
Sólo en casos urgentes, cuando se trate de delito grave así calificado por la ley y ante el riesgo fundado de que el indiciado pueda sustraerse a la acción de la justicia, siempre y cuando no se pueda ocurrir ante la autoridad judicial por razón de la hora, lugar o circunstancia, el Ministerio Público podrá, bajo su responsabilidad, ordenar su detención, fundando y expresando los indicios que motiven su proceder. Es por ello que necesitamos Fiscal que sirva a la población y esté del lado de las víctimas.
Y es que se puede ser responsable por acción o por omisión. La o el observador pasivo que está viendo lo que pasa y no hace nada tiene una gran responsabilidad por no hacer cuando debe hacer. Porque no hacer es ya una manera de hacer: cuando yo no hago, ya estoy haciendo. (Claro que se han encargado de robarnos la solidaridad y fraternidad y ahora con tanta violencia, las personas estamos desensibilizadas y atemorizadas). Recordemos también que educar a las y los hijos y las estudiantes es una responsabilidad de toda la sociedad: todos educamos con nuestro ejemplo. Ésta no es una forma de vida deseable para ellas (os).
También es esencial fomentar el desarrollo moral que dice Kohlberg, es decir, generar en las y los pequeños la capacidad de ponerse en los zapatos del otro; la compasión ante el sufrimiento de los demás es un valor muy importante que debemos inculcar.
Conseguir un alumnado con una buena autoestima, educar en valores (justicia, solidaridad, compasión) y desarrollar en las y los niños dos tipos de competencias: la personal, que incluye conocerse a uno mismo (autoconocimiento), tener un autoconcepto positivo (autoestima), regular las emociones (autorregulación), saber tomar decisiones, pero pensando en el bienestar propio y en el de los otros (autogestión) y hacerse fuertes para ser resistentes (resiliencia); y la social, que hace referencia a cómo me relaciono con los demás, a hablar y expresar los sentimientos e ideas desde el yo (crítica constructiva), a saber escuchar, tener empatía, participar y abordar los conflictos sin ningún tipo de violencia (física, psicológica, estructural, cultural, racial o de género.). Cada escuela y familia tiene que encontrar sus respuestas.
El castigo o la multa puede evitar que hagas algo por si te pillan, pero en cuanto no te vean reincidirás, porque no se ha atajado la causa y no se ha reeducado al acosador. Lo punitivo solo da miedo, pero no educa. Es el estadio más bajo del desarrollo moral. Tal vez es por ello por lo que, en una sociedad en donde prevalece la doble moral: una cosa es lo que predico, pero otra lo que hago, es donde florece la corrupción y la impunidad, los dos grandes problemas de nuestro país.
Refiriéndome a nuestra tierra, es preocupante que cada día estemos más en situación de peligro y gran riesgo de tal manera que en este mes van alrededor de 25 asesinatos, lo que genera un temor y eso nos está afectando gravemente. Cualquier otra actividad no se puede llevar a cabo en este clima de terror.
Actividades culturales, sociales y hasta económicas empiezan a resentir este cáncer que nos está afectando. Se han tenido que suspender espectáculos y reuniones en restaurantes, ya que es mucho el miedo de salir por la noche, parece que nos encontramos en plena indefensión.
Hace poco acabamos de pasar por procesos electorales y hoy tenemos nuevas autoridades municipales y estatales, pero no parece que esto se mejore. No podremos hablar de una mejor ciudad donde las calles, que ya no tienen baches, sirven para que los delincuentes corran más y que la policía no encuentre a los delincuentes.
Hemos escuchado minimizar la situación, sin embargo, es urgente poder ver resultados, no podemos seguir en estas condiciones, ojalá que sí tengamos buenos resultados con las personas que elegimos o que nos gobiernan. El mandato es por un municipio y estado en paz, donde las y los ciudadanos podamos salir a la calle y sentirnos seguros como hasta hace poco tiempo lo hacíamos. ¿Se podrá? O ¿qué nos falta?
Lanzamos un grito desesperado para que todas las fuerzas empresariales, gubernamentales, académicas y ciudadanas se puedan aglutinar para revertir el gran reclamo de la ciudadanía: queremos seguridad, nuestra tierra no se merece estar siendo atacada y ventaneada como una tierra sin ley; hemos escuchado mucho mano fuerte pero los “motorratones” siguen haciendo de las suyas; a propósito uno de los comentarios es que quienes viven de su trabajo son asediados por normativas que sí hacen cumplir, pero que los que nos están destruyendo en lo físico y en nuestro buen nombre, esos tienen el campo libre.
¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!