La pasada semana la iniciamos con un escándalo superlativo, al conocer un revelador audio, en el que se desnuda el diálogo político, financiero,  orientativo y de filosofía criminal entre un presunto miembro de un grupo delictivo y un político vigente en el ámbito estatal. 

Si con dolo, no se identificaran convenientemente las voces, no se sabría, hasta ya avanzada la conversación, quién es quién. Estamos ante la evidencia de una muy profunda corrupción política.

La joya de la tertulia, fueron las siguientes frases:

El Puma: 
Ahorita con Villagrán (Municipio), de la pinche pura obra pública yo traigo 30 millones ya ahí ganados. La política es el dinero más seguro que puede haber.
El Político:
A huevo, a huevo güey, pues véme.

En el video de YouTube aparece algo inusitado: ¡un criminal reconociendo que es mejor negocio la política que “el tubo” (huachicoleo)! Y es que tiene razón, el narcotráfico, los robos, las extorsiones, los asaltos, tienen sus riesgos; en tanto que la política no, es segura para robar, para pillarse, con descaro, los dineros públicos. Así de fácil.

Es por eso que hemos sostenido reiteradamente, aún bajo el enojo de algunos antiguos compañeros de lides políticas, que cualquier síntoma de corrupción debe ser borrada y expulsada de un partido que pretenda ganar elecciones en un futuro. Resulta ya intolerable para los ciudadanos. No hay opción.

Por eso no nos gustan las administraciones municipales de Guanajuato capital y de San Miguel Allende. Tampoco la de la LXI Legislatura del Congreso estatal y sus contrataciones de obra para terminar el nuevo edificio cameral.

Ni la forma final de conducirse del pasado Ejecutivo, entregando concesiones ad libitum, pactando obras con el Ejército (que por cierto se subcontrataron), comprando medicinas sospechosamente, y al final, ubicando un Fiscal carnal, que garantizara un halo de inmunidad.

¿Cómo saber si una administración pública tolera la corrupción? Casi todo el riesgo, ronda los contratos y adquisiciones. Es muy fácil, tomen nota:

  1. Pongan atención en sus procesos de contratación. 
  2. Analicen los argumentos y razones que respaldan la asignación de contratos. 
  3. Corroboren la transparencia con que se dan todos estos procesos, especialmente si son públicos y publicitados. 
  4. Chequen si se realizan estudios de mercado o valuación de proyectos, para conocer mejor los costos aproximados de las principales contrataciones.
  5. Detecten los datos significativos que arroje la verificación de estos procedimientos, como: aumento automático de los montos contratados, prórrogas, comparación de precios, empresas “consentidas”, mercados cerrados a competidores locales, etc.
  6. Constaten si se han depurado los padrones de proveedores o contratistas, así como los catálogos de materiales.
  7. El número de servidores públicos sancionados. Si no los hay, preocúpese.
  8. Si existe un banco de proyectos y una política definida de compras.

Sólo un gobierno municipal en Guanajuato ha trabajado en estos temas con seriedad. El estado ha sido omiso.  

Si la administración renguea en estos puntos, seguramente se encuentra en la misma condición que el municipio de Villagrán, en posibilidad de entregar a la mafia su obra pública y sus compras de suministros. “¡A huevo, güey!”, como afirman en el audio.

Es por eso, que cada vez es más importante el trabajo de la Secretaría de la Transparencia y Rendición de Cuentas, del Sistema Estatal Anticorrupción, de la Auditoría Superior del Estado de Guanajuato y del Instituto de Acceso a la Información Pública para el Estado. 

Por su desempeño, por su fortaleza presupuestal, por sus capacidades profesionales, podremos evaluarlos y verificar su eficiencia y eficacia. Por ahora han naufragado.

Posiblemente eso es lo que le convenía a la anterior administración. Ya veremos a los nuevos, si confirman una verdadera vocación por la honestidad o traicionan a la ciudadanía.
Guanajuato, luego del audio, confirma su inmersión completa en la corrupción política; ya nadie lo puede negar.

La violencia que padecemos está íntimamente ligada a la zahúrda electoral, y ahí nada se ha hecho ni propuesto. El pacto de impunidad para los políticos continúa funcionando hasta ahora. 
Por ejemplo, si se desea identificar a los cómplices de los malandros en puestos públicos, especialmente en las compras y contrataciones, habría que urgir la realización de pruebas de confianza en esas áreas, en todos los municipios y en el estado. Por allí deberían de empezar. 

Por lo pronto, están pasmados, y los gobiernos-botín siguen intentando hacer negocios a destajo, como la instalación de parquímetros, por ejemplo. 

Finalmente, nuestro dolor de cabeza que durará nueve años: el Fiscal carnal. Le reconvenimos: ¿por qué hoy investiga oficiosamente el audio revelador de componendas mafiosas, y en su momento no investigó el audio en que se confesaban los moches en el municipio de Celaya?

Se solicita explicación. De la congruencia de su respuesta, se derivará su aptitud para el cargo. Así estamos.

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