El divorcio de Enrique Peña Nieto y la señora Angélica Rivera puede ser un hilo que nos conduzca al acuerdo más vergonzoso de la política mexicana en los últimos años.
Veamos:
Fue en Madrid donde algún indiscreto turista mexicano tomó fotos en una farmacia. Peña Nieto y una bella joven identificada como Tania Ruiz, en una escena cotidiana para cualquiera, buscaban algún remedio antigripal o algo semejante.
Lo que comentaban las revistas del corazón se confirmaba: la relación de Peña Nieto con su segunda esposa estaba dañada. La unión se conservaba por mutua conveniencia durante el final del sexenio.
Si observamos bien, la debacle del Gobierno de Peña Nieto comenzó cuando periodistas encontraron una casa de lujo en las Lomas de Chapultepec, resguardada por el Estado Mayor Presidencial. A diferencia del silencio de los funcionarios que cuidaban el inmueble, la señora Rivera abría el interior de la mansión a la revista ¡Hola! Expuesto en todas las cajas de los supermercados y los quioscos, el reportaje mostraba una riqueza extraordinaria. Expertos valuaron la casa entre 7 y 8 millones de dólares. La declaración de bienes de Peña Nieto no correspondía con ese patrimonio.
El escándalo creció cuando se supo que la vivienda era financiada por el principal contratista del gobierno del Estado de México e íntimo amigo del entonces presidente, Juan Armando Hinojosa. Su empresa, Grupo Higa, había ganado el concurso para construir el tren rápido entre México y Querétaro, obra suspendida después del escándalo.
Atrapado en la mentira de su declaración, Peña Nieto manda a su señora que declare la propiedad como propia y fruto de su trabajo en Televisa. Nadie creyó la escena montada y el rostro fruncido por la artista de telenovelas y Primera Dama.
Hoy sabemos que el divorcio se convierte en una pugna por dinero. Según el periodista de El Universal, Salvador García Soto, la Sra. Rivera pide, entre otras cosas, 35 autos nuevos para su familia y el derecho a viajar los próximos 12 años en avión privado para no ser molestada por el público.
En su declaración de bienes y de ingresos del 2016, Peña Nieto dice tener ingresos de 3.3 millones al año, de los cuales 2.8 millones fueron su sueldo. Dijo tener 21.4 millones en inmuebles, 6.9 en bienes muebles y 21.9 millones en inversiones. Durante su mandato la declaración sólo refleja el ahorro posible de su sueldo.
Si alguien sabe o tiene idea de la fortuna de Peña Nieto es Angélica Rivera. Pedir 35 autos equivale a todas las inversiones que manifestó su exmarido. Solicitar 12 años de vuelos en jets privados significa aceptar que Peña tiene cientos o miles de millones de pesos. Sólo artistas muy exitosos en Estados Unidos o personas encumbradas en los negocios pueden ofrecer a sus familiares un jet o varios jets a la puerta. No podría ser de otra forma con el nivel de vida que mostraba la propia Angélica Rivera y los descendientes de ambos.
Las peticiones de la señora son tan exorbitantes como el arma que tiene en la información de la verdadera riqueza de su exmarido. Seguro que la aprovechará.
La otra ramificación del conflicto sentimental es la exposición de la impunidad. En Brasil hay dos expresidentes detenidos y encarcelados por una fracción de la corrupción de Peña Nieto. Aquí, ¿por qué el perdón y la impunidad?