Desde ahora sabemos cómo se va a librar la batalla electoral de 2020. Los republicanos van a asegurar, con fundamentos falsos, que los demócratas quieren quitarte tus hamburguesas. Los demócratas van a aseverar, con fundamentos verdaderos, que los republicanos quieren quitarte la atención médica.
Ya veremos qué argumento resulta ganador.

El lunes, el gobierno de Trump adoptó una nueva postura en cuanto a una demanda relacionada con la Ley de Atención Médica Asequible (ACA, por su sigla en inglés), al declarar ante una corte federal de apelaciones que ahora apoya la eliminación total de la ley, la cual ha facilitado el acceso a un seguro de salud para muchos estadounidenses que, de otra forma, no tendrían ninguno.

Tenemos una muy buena idea de lo que sucedería si esta demanda tiene éxito. Alrededor de veinte millones de estadounidenses se quedarían sin cobertura médica.

Mientras que Donald Trump piensa que atacar a la ACA complacerá a su base de simpatizantes, la devastación más grande de hecho se daría en estados que lo apoyaron fuertemente en 2016 porque creyeron en sus promesas de que defendería el sistema de salud. En Virginia Occidental, por ejemplo, 160.000 personas el once por ciento de los adultos de mediana edad verían cómo les arrebatan su seguro de salud.

Trump y sus defensores afirman que esto no sucedería, que van a develar un grandioso plan de atención médica que va a remplazar el de Obamacare. Sin embargo, los republicanos han estado diciendo eso durante nueve años, desde que Obamacare se promulgó, y no han materializado su promesa. No tienen un plan, y nunca lo tendrán.

Así que los republicanos quieren quitarte la atención médica. Los demócratas, por otro lado, quieren que sea mejor y más barata, no solo a largo plazo, con alguna especie de reforma radical de salud, sino desde ahora.

Un día después de que Trump arremetió contra Obamacare, los demócratas de la Cámara de Representantes publicaron un plan para mejorar la ACA, principalmente por medio de la expansión de subsidios que limitan la parte proporcional de los ingresos de las familias que tiene que usarse para cubrir primas de seguros. Las familias de bajos ingresos terminarían pagando menos; las familias de clase media cuyos ingresos ahora se encuentran un poco más allá del límite para poder obtener subsidios, pero que aun así tienen dificultad para costear un seguro, se incluirían en el sistema y obtendrían grandes beneficios.

Todavía no contamos con el cálculo de cuántos estadounidenses obtendrían cobertura conforme a este plan, pero serían muchas personas. El plan de la Cámara de Representantes también aumentaría el nivel de las prestaciones nacionales más o menos al nivel que se tiene en Massachusetts, donde ha estado en vigor un plan tipo ACA mucho más generoso desde 2006, y donde el porcentaje de adultos de mediana edad sin seguro es de una tercera parte del promedio nacional. Alcanzar los resultados que se tienen en Massachusetts a nivel nacional se traduciría en quince millones de personas más con cobertura, quizá una meta poco realista, pero un indicio del alcance que este acuerdo puede tener.

Todo esto costaría dinero, quizá varios cientos de miles de millones de dólares a lo largo de la próxima década. ¿Qué deberían hacer los demócratas si los republicanos les preguntan cómo planean pagarlo?
La respuesta es reírse en su cara. Hace poco, el Partido Republicano impuso un recorte fiscal, que beneficia a los más ricos de manera desproporcionada, lo que costará aproximadamente dos billones de dólares a lo largo de la próxima década, sin ahorros compensatorios. Un sistema mejorado de atención médica podría pagarse fácilmente con la anulación de tan solo una parte de este enorme despilfarro. Si los republicanos no quieren hacer eso, no es problema de los demócratas.

Además, si los defensores de esta propuesta están dispuestos a despreocuparse respecto del financiamiento, el plan básicamente está listo para ponerse en marcha. Si los demócratas recuperan el Senado y la Casa Blanca el próximo año, podrían aprobar el plan y aliviar la carga de millones de estadounidenses casi de inmediato.

¿Qué hay de las esperanzas progresistas sobre una reforma más fundamental del sistema de salud? La representante Alexandria Ocasio-Cortez, demócrata de Nueva York, lo aclaró perfectamente: aunque continúa promoviendo audiencias sobre “Medicare para todos”, declaró que estaría “encantada de apoyar cualquier disposición que fortaleciera la ACA y solucionara algunos de los problemas que estamos viendo”. (Hasta el momento, el senador Bernie Sanders, independiente de Vermont, se ha rehusado a apoyar el plan. Esperemos que lo reconsidere).

Así que los demócratas tienen un plan realista para expandir la atención médica, mientras que los republicanos siguen con su yihad en contra de Obamacare. La pregunta es por qué.

Después de todo, ya estamos mucho más allá del punto en el que intentar acabar con la ACA era una estrategia política inteligente, si bien cínica. Esta ley se ha vuelto cada vez más popular desde que Trump asumió la presidencia. La atención médica fue un tema central en las elecciones intermedias de 2018, y el 75 por ciento de los votantes que la consideraron el problema más importante votaron por los demócratas.

Entonces, ¿por qué no puede el Partido Republicano simplemente limitar sus pérdidas y aceptar que Obamacare se ha convertido en parte de nuestro tejido social? Después de todo, hubo una época en la que personas como Ronald Reagan insistían en que Medicare destruiría la libertad estadounidense; hoy en día, los republicanos fingen ser defensores del programa (aunque aún siguen tratando de socavarlo y privatizarlo a hurtadillas). 

Los politólogos tienen algunas ideas interesantes acerca de las razones por las que el Partido Republicano no tira la toalla en cuanto a la ACA. Sin embargo, sin perdernos en los detalles, los republicanos modernos simplemente odian la idea de utilizar políticas públicas para ayudar a los estadounidenses a obtener la atención médica que necesitan, aun cuando la gente no puede obtener un seguro debido a alguna condición médica preexistente sobre la que no tiene control alguno. 

Si esto les parece particularmente cruel, es porque lo es, y no hay indicios de que esta actitud vaya a cambiar. En el Partido Republicano de la actualidad, la crueldad hacia los más vulnerables es una condición preexistente. 

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