“La escasa conciencia paterna es como esquila a la que, a veces, nadie da vuelta”, Realidad inocultable

 

Don Andrés Manuel, Presidente, ha utilizado términos para señalar a quienes no piensan, en muchas cuestiones, como él. Así llama “Fifís” a críticos, sean porristas o escribanos, políticos o inversionistas que también apoda “neoliberales”. A poco la intención del “mañanero” no es inhibir en sus apreciaciones a cuantos razonan diferente a él en la opinión pública para levantarse, de la mesa electoral al futuro, con todo; pero se advierte la intención de tener la República en un puño. 

A propósito de lo fifí, me atrevo a presentar aportación que para algunos no será histórica y menos cultural.

Los antecedentes de los “pachucos” fueron los fifís a los que se les compuso una tonadilla que rezó:

“Son los fifís del barrio, fifís de los salones; que traen según la moda sus sacos rabones. Alquilan automóvil, lo quedan a deber, después para pagarlo se quedan sin comer; pero qué les importa si quieren presumir, se amarran bien la tripa y se van a dormir”.

A riesgo de aparecer discrepantes con los criterios y formas oficialistas, urge que nos expresemos libremente, sobre todo en temas punzantes que pueden enfocarse equívocamente desde el oficialismo. ¿No para eso es la libertad de expresión?

Por principio de cuentas debo decir que no creo en las cifras que se proporcionan respecto a niños y niñas migrantes que tienen bajo custodia los Estados Unidos. Se habla de 40 mil que, en realidad de verdad es un mundo de gente; pero aún dejándolo en una cifra menor se trata de cierta realidad lacerante, dolorosa y en una profunda consideración inhumana.

Pero para hacer un buen juicio de esa crisis, que no otra cosa es, consideremos que los primeros responsables son los padres de familia. Sí, no se le puede dar vueltas al asunto. Ellos engendraron, los recibieron al nacer y les proporcionaron asistencia si se quiere muy precaria al igual que escolaridad de rudimento en su comunidad.

Ahora los traen en las caravanas sufriendo, padeciendo lo indecible. Atraviesan nuestro México y al estar en la alambrada o muro de los Estados Unidos, les hacen cruzar, como pueden, por donde sea, para que allá la migra los recoja, albergue y custodie. Los convirtieron en arma de presión.

Razonando en tal hecho no se puede aplaudir esa maniobra porque representa, ni más ni menos, un acto de crueldad aún considerando que los padres confían en que allá, por más precaria que sea la situación, estarán mejor que con ellos acá, a la espera de un documento.

Para hacer un juicio de valor, sin caer en extremismos ni morales o religiosos, sino simplemente sustentado en lo humano, hemos de preguntarnos si los seres  vivientes, personas, somo sólo cuerpo, energía, moléculas, neuronas mecanicistas. ¿Y eso que se denomina sentimientos, los afectos, el amor en los diversos niveles?. 

No es posible suponer que los pequeños, hayan perdido el sentido de una mano de los padres o abuelos sobre la de ellos; ese calor que se transmite no es únicamente fuego de piel  a piel,no; es algo profundo que se denomina amor.

Cuando los padres persignan (casi todos lo hacen aunque su fe sea escasa o débil), a sus bebés o muchachitos, les dan seguridad. El niño olvidado, abandonado, dicen todos los expertos, se presenta como caldo de cultivo para los traumas. Allí fermenta pronto lo antisocial.

No digo ahora quiénes exponen esas posibles secuelas, pero la verdad es que los progenitores antes de arrojar solos a sus hijitos al otro lado de la frontera, debieran pensarlo. 

Por otra parte respecto a los migrantes que cruzan por México, el Gobierno Federal ha creado un espejismo; sí, igual que el de los desiertos en que ve uno estanque con agua y no hay nada. Se dice que los migrantes, de cualquier nacionalidad, que hagan sus trámites legales y quieran quedarse aquí encontrarán trabajo. No se especifica en dónde ni en qué, pero se les ilusiona.

Hace años, 90, se cruzaba a Estados Unidos con el pago de una moneda en el puente. Le dieron a mi tíoabueloVicente un terreno en Houston y unas yardas para siembra. Faltaba mano de obra.

Lo llevaron a trabajar en el “traque” o sea colocando piedras, durmientes, rieles, material en general para las vías férreas. Fue labor de muchos mexicanos que cruzaron en ese tiempo “pa”l norte”. Pero los gobiernos de allá tenían con qué pagarles y les faltaba mano de obra.

Aquí dice nuestro Gobierno que habrá ocupación para los venidos de otros países y quieran asentarse en territorio nacional.

Pudiera ser pero no olvidemos las cifras de nuestros nacionales, especialmente en el sur y sureste, que viven precariamente o si no ¿por qué el Gobierno les da ayuda monetaria? No es por puro tenerlos en su lista, claro está.

Si decidieran, digamos por caso, 40 mil o más migrantes centroamericanos y cubanos quedarse aquí ¿en qué y en dónde se les ocuparía? ¿Y tenemos la infraestructura para ello?

Los que manejan ocurrencias van a decir que habrá trabajo de sobra para ejecutar refinerías, el tren del sureste y hacer del campo un emporio; sí, puede ser, pero los migrantes van en busca del sueño americano. 

Quieren estar allá para ganar en dólares ya que de sobra saben que aquí no recibirían más que 120 pesos al día.

Para decirlo de otra manera: si aquí hay trabajo en abundancia ¿por qué no se vienen los 10 millones de mexicanos que están, allende la frontera? Es obvia la respuesta, pero además sus familiares que quedaron aquí en pueblos y rancherías, dejarían de recibir el dinero que les mandan y tendrían que estirar la mano hacia papá gobierno.

El asunto de la migración que presiona a México, a su paso pero ya muy especialmente en la frontera norte, no merece trato demagógico, ni timorato porque puede convertirse en un colapso humano. Requiere planeación sensata, conciente y por lo mismo responsable.

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