Decía José Alfredo Jiménez: No pases por Salamanca, que ahí me hiere el recuerdo.

Si el inolvidable compositor viviera, se daría cuenta que lo que lastima ahora, es el presente. Y con toda seguridad, el futuro cercano.

El Gobierno estatal presumió el lunes la captura de Eliseo “N”, alias “El Titi”, señalado por la Fiscalía General de Guanajuato como el supuesto jefe de sicarios del Cártel de Santa Rosa de Lima.

En consecuencia, sería un golpe a la estructura criminal de “El Marro”, ese personaje al que se atribuye buena parte de la violencia ligada al robo de combustible en el estado, particularmente en la zona que abarca los municipios de Salamanca, Juventino Rosas, Villagrán, Apaseo el Alto, Apaseo el Grande, Cortazar, Salvatierra, Comonfort y hasta Celaya.

Pero el caso de Salamanca es particular, por la ubicación y operación de la refinería y por el alza delictiva registrada en ese municipio en los últimos meses.

El ambiente se ha complicado aún más por el enfrentamiento político entre la alcaldesa morenista, antes panista, Beatriz Hernández, y las autoridades estatales, blanquiazules.

En medio de ello, el típico oportunismo sobre lo que le toca a unos y otros: si los delitos son federales, le tocan al Gobierno de AMLO, entiéndase a Morena, pero si son del fuero local, le tocan a otra autoridad. Y en medio queda el ciudadano, el eslabón más débil, como siempre.

Y mientras los políticos discuten, los criminales se pasean a sus anchas por la avenida Faja de Oro, o por donde les plazca, entran a estéticas, secuestran a mujeres o el delito que usted se imagine.

El municipio de Salamanca empezó la gestión con un director de Seguridad que tenía como antecedentes haber sido experto en artes marciales. Entiendo que ya no está en el cargo. No sé si sea señal de reconocer un error o qué, pero ya no está. Una simple búsqueda en Google basta para ver que, de inicio, no era una buena opción, teniendo en cuenta el panorama que ya enfrentaba el municipio, clave en el corredor industrial del estado.

Luego está la falta de pericia de lo que algunos llaman la “clase política” para dirimir sus diferencias y resolver la necesidad básica de los ciudadanos: sentirse seguros.

¿Será tan complicado?

Pues en Salamanca lo es. Primero el partido, primero los programas, primero los pulsos para ver quién tiene más fuerza, y después, cuando terminen el encono, los ciudadanos, que ven pasar convoyes de criminales y sí, de fuerzas federales, pero que leen, escuchan y dialogan, sobre el robo, la balacera o el hecho delictivo que le sucedió a un vecino, un amigo, un compañero o a ellos mismos.

¿No pasar por Salamanca?

Parece que eso es lo que quieren. Como cuando en Michoacán la gente no pasaba por Nueva Italia, o ahora, cuando muchos evitan cruzar por municipios de Veracruz o Tamaulipas.

¿No se dan cuenta de lo que están provocando?, ¿acaso no querían gobernar? Pues háganlo.

 

El autor es Director Editorial de Quinto Poder y colaborador de am en la Ciudad de México.

 

Twitter: @memocrois

Comentarios: [email protected]

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *