Ha sido palpable el abandono en que se encuentran diversas zonas populosas de nuestra ciudad, en cuanto a su equipamiento urbano, como alumbrado, pavimento en mal estado, drenaje, áreas de esparcimiento como parques y jardines, embellecimiento en general de fachadas, nomenclatura correcta de calles, señalética en general.

Claro que el paso del tiempo, el uso y el descuido agudizan el deterioro de esos lugares. Pasan campañas políticas con promesas incumplidas y las administraciones municipales sólo muestran interés ante el reclamo ciudadano. 

Ahora no sólo es la seguridad pública, sino también otros factores que inciden en su afectación, como la carencia de espacios agradables, de actividades artísticas y deportivas, de entretenimiento aunque no sean estrictamente “culturales”, como a veces de manera idealista se menciona.

La gente quiere y necesita simplemente lugares seguros de convivencia, bien vigilados, alumbrados y con elementos urbanos atractivos, y ya ellos se organizarán para llevar a cabo sus reuniones, festivales, encuentros musicales, sólo necesitan un empujón o ayuda del Municipio; ellos pondrían su esfuerzo propio, mano de obra, supervisión, participación ornamental, etcétera.

En días pasados recibí la llamada del buen amigo Chuy Vázquez, empresario retirado y quien recientemente terminó su gestión como regidor municipal 2015-2018, quien me comentó de su labor en el rescate y remodelación del barrio de San Juan de Dios, el cual lleva varias etapas y en coordinación con los colonos continúan con esos trabajos.

Pero que su idea es encabezar una fundación o asociación civil que promueva estas acciones en otras zonas del municipio en colaboración con la administración actual y siguientes.

También hay muestras y ejemplos de varios colonos que en diversas regiones de León se han organizado para esta noble labor, como la colonia Piletas en un programa de pintura de fachadas; en la remodelación y embellecimiento del Parque Hidalgo, con la colaboración de los vecinos, el Municipio y la intercesión del diputado Miguel Ángel Salim Alle para conseguir recursos económicos. 

Por allá en el jardín del Coecillo también se han realizado trabajos a iniciativa y apoyo de los colonos entusiastas, hartos de la inseguridad y del deterioro de su entorno, en donde participa Don Juan Aguilera, quién a través de su interlocución exige y propone diversas obras por parte de Obras Públicas, Desarrollo Urbano y Alumbrado Público Municipales, logrando múltiples avances.

Hace unos 15 días a raíz de algunos comentarios que expresé en la estación radiofónica La Poderosa, donde participo todos los miércoles a las 7:45 am, sobre los asesinatos ocurridos en la colonia Obrera, una demarcación muy emblemática y conocida en León, adjunta a la Zona Centro, colindante con Bellavista y la colonia Industrial, en la parte trasera y aledaña al 
Santuario de Guadalupe, donde topa la calle Álvaro Obregón, quejándome del abandono en que se encuentra, de sus problemas de accesibilidad, inseguridad, carente de alumbrado público suficiente, el graffiti en sus paredes, fincas vacías.

Bueno, pues a la semana siguiente la reportera de AM, Luz Elena Escobar Bolaños, dedicó un trabajo de una plana a esta colonia, con fotografías y descripciones muy objetivas sobre esta zona poblada desde hace 131 años, donde ya sus moradores encabezados por dos colonos han elaborado el “Proyecto Santuario”; son los señores Ernesto Reyes Valadez y Rogelio Martínez (Periódico AM. Pág A-7, 21 de abril/2019).

Calles Sollano, Héroes, Anda, Colombia, Orellana, Jiménez, Mina, Esperanza, Galena, Nicolás Bravo, Yucatán y Campeche, hasta la Brasil y subidas como la Minerva y la Venus, podrían integrarse en este polígono y sus colonos verse beneficiados en un plan integral que incluyera vigilancia a pie, por parejas; entrega de macetones con plantas de ornamento; pintura y material para enjarrar y resanar sus fachadas; puntos de vigilancia fijos; áreas de reunión para esparcimiento, festejos cívicos y espectáculos.

Cómo no recordar mis andanzas de niñez y adolescencia por esta colonia al visitar a mi abuela materna Rosa Ávila, quien vivía por la calle Sonora, hasta donde topaba con las “covachas” como se denominaba a un mercado improvisado, a un costado de los tanques de suministro de agua de SAPAL.

La birria sabrosísima que allí se expendía, los chocomiles de Doña Juanita; las visitas a Santa Teresita; el taller de escultura de figuras religiosas de los señores Ricardo y Roberto Quintana o Quintanilla por la subida de la calle Campeche.

Las tardes en la casa del Profesor Julio, quien me enseñó a leer, después trágicamente asesinado en un asalto a su domicilio en la Campeche; los músicos hermanos Carlos, Salvador, Mario y Ernesto Ontiveros Sánchez con su grupo “Los Géminis”, quienes ensayaban por las tardes a todo volumen; en fin, una colonia de mucha tradición y gratos recuerdos.

Bienvenida esta participación ciudadana que enriquecerá el desarrollo de nuestra comunidad leonesa en sus barrios y colonias que más requieran de un apoyo de la autoridad municipal para su mejoramiento.
 

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