El presidente Andrés Manuel López Obrador lleva décadas eligiendo a sus némesis: Carlos Salinas de Gortari, Diego Fernández de Cevallos, Claudio X. González, “sus instituciones”, “La mafia del poder”, “el espurio” Felipe Calderón y recientemente los “neoliberales”, “conservadores” y “fifís”.
En este caso, advierto que mi opinión será especialmente sesgada, porque trabajé de julio de 2006 a febrero de 2011 en el diario Reforma.
Ese periódico, ha sido el principal objetivo al que el Presidente se ha referido argumentando que tiene derecho a ejercer su derecho de réplica.
Considero que AMLO se refiere a Reforma ante el vacío de un contendiente real en la arena pública y mediática del país: el PRI sigue en la lona, y ahí seguirá; el PAN perderá las elecciones de Baja California y Puebla; Movimiento Ciudadano no termina de cuajar como alternativa y Enrique Alfaro no despunta, al menos hasta el momento, como el líder que se esperaba, y de la chiquillada, ni hablar.
El PRD y el Verde podrían desaparecer en las elecciones intermedias, los independientes, como Kumamoto, ya contemplan seguir la vía de construir un partido; Felipe Calderón y Margarita Zavala no entusiasman con su intento de partido llamado México Libre; Fox da pena, y el PT está aliado a Morena, la fuerza partidaria hegemónica.
Reforma es entonces, el enemigo elegido.
Los ingredientes están sobre la mesa: un medio al que tradicionalmente se ha vinculado con la derecha (despectivamente se le ha llamado el PANforma), giran en torno a él leyendas urbanas de que Carlos Slim lo financió con publicidad durante el sexenio de Enrique Peña Nieto (el dueño de Grupo Carso estaría en su derecho de invertir en publicidad donde le diera su gana) y la llegada de Juan Pardinas como director general editorial (ex director del IMCO, vinculado a Claudio X. González) pintan un escenario que deja al periódico en un escenario proclive a los señalamientos de López Obrador.
¿Se equivoca el Presidente?, me parece que sí, porque los enemigos son todos los problemas heredados y los pendientes corrientes, los del día a día.
¿Reacciona correctamente Reforma a los embates del Presidente?, considero que sí -exceptuando algunas acciones-, porque el diario no fue paladín de Salinas: exhibió los despropósitos de Raúl Salinas de Gortari, tiene como “cliente” a Carlos Romero Deschamps, a los líderes sindicales que me diga y cuenta con algunos analistas que considero brillantes, como René Delgado, Roberto Zamarripa y Jesús Silva Herzog, quienes garantizan equilibrio, sensatez y sentido común, pero sobre todo sustento.
Además, tienen en su redacción a varios de los mejores reporteros del país. De los que no buscan protagonismo, ni retuits, ni favs. Periodistas, de los verdaderos. No publirrelacionistas. Reportean, investigan, no juegan al golf con las fuentes.
Aquí el problema es que los partidos políticos, exceptuando a Morena, han fracasado tan estrepitosamente en representar las causas ciudadanas, o incluso las de los grupos de poder, que todo recayó en lo que publica Reforma.
Y AMLO centró sus baterías en ese medio.
Mientras, los políticos de PAN, PRI, PRD, MC, PT, Verde (rémora), se cuelgan de lo que hace o no hace Reforma, para aplaudir o denostar lo que publica Reforma.
Si un medio es la Oposición que eligió el Presidente como su nuevo némesis, lo que considero un error y un peligro, ¿para qué carajos seguimos pagando miles de millones en mantener partidos políticos que no sirven para un pepino?
Ahí siguen, mientras, agazapados, observando cómo AMLO arremete contra un medio, y ellos, como buenos políticos, haciendo exhortos, elaborando puntos de acuerdo, estableciendo mesas de discusión. Siendo los parásitos de siempre, pues.
¿Y la libertad de expresión?, en riesgo, como siempre. Si no son unos, son otros. Pero todos lo hacen. Todos.
El autor es Director Editorial de Quinto Poder y colaborador de am en la Ciudad de México.
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