Aclaro a los recién avecindados en León, a ese 15% de “nuevos leoneses” que llegaron en los últimos cinco años: sabemos los leoneses que el área física que corre junto al mar se llama “malecón” y todos los espacios con arena junto a él ya se les llama “playas”.

En “lióndres” estrictamente no tenemos playas, pero sí tenemos malecón. Aunque los leoneses hacemos nuestras las playas en otros lares. 
Así con los 30 mil paisanos que invadimos en la Semana Santa la Riviera Nayarita, los leoneses tenemos playas, aunque sea en otro lugar. 

Los datos no ubican que prefiramos otros destinos turísticos, pues aún con la carretera a Ixtapa vía Morelia, el 85% de nuestras preferencias están en la Bahía de Banderas (Puerto Vallarta o Nuevo Vallarta) y los menos en otros destinos como el sureste, Acapulco, o Estados Unidos.

Notarios, constructores, hoteleros, visualizaron hace pocos años esta migración temporal que representa un mercado de hasta cinco mil millones de pesos anuales (considerando las inversiones en tiempos compartidos, hospedaje, paseos, alimentos y bebidas, antros, etc.). 

Si los segmentos de mercado A y B salen en un 50% al menos una semana al año y destinan con ello 5-7% del ingreso familiar y el número de familias son de cinco miembros en promedio y pernoctan, comen, descansan, consumen, compran, en estos sitios, podemos llegar a esa friolera de pesos. 
Pero en términos de estadísticas, en la Semana Santa salieron de la ciudad sólo uno de cada 10 leoneses, es decir, 150 mil. Los otros nueve se quedaron en la ciudad y descansaron al menos de jueves a domingo. 

Las actividades que prefirieron fueron el paseo en espacios públicos, visitas a familiares cercanos, días de campo, regreso a su lugar de origen (recordemos que hay casi 200 mil leoneses que son población flotante y vienen a trabajar o estudiar) esparcimiento como el cine, y la convivencia en la casa viendo la televisión. 

Pero en estas agobiadas semanas de calor, el Alcalde tuvo una idea maestra, réplica de la Ciudad de México: hacer 10 playas artificiales para las mayorías que sólo tienen en el chapoteadero su diversión.

Nuevas conquistas acuáticas son estas playas junto al Malecón que se crearon en la ciudad, donde no sólo la autoridad tolera en las épocas de calor que la ciudadanía pueda refrescarse en las fuentes públicas, sino que incluso ¡alentó la creación de playas artificiales! 

Si en el Pacífico leonés (así le podríamos llamar a los Vallartas) miles de leoneses se divierten y conviven sanamente, ¿por qué no facilitar que miles más lo hagan aquí precisamente?   

Por eso, con una inversión de sólo dos millones de pesos, nuestro Alcalde logró este programa social que beneficia a las mayorías. 
Empapado él en estos días y recorriendo una a una las albercas leonesas construidas precisamente junto al Malecón, constató que los “chiquillos y chiquillas” tuvieran una playa con arena, juegos, música y refresco. 

En un verdadero “baño de pueblo” logró sumergirse en esta realidad social de las “playas leonesas”, como se denomina ahora el programa.
Son estas 10 enormes playas de arena las que han hecho historia en el desierto de 35 grados que se está convirtiendo la ciudad con sus “islas de calor”. 

Afortunadamente las playas construidas en el lecho del Malecón no sufrieron lluvias en estos días, lo que permitió que se pudiera aprovechar el concreto de su lecho y las sombras de las palmeras por el Mariano Escobedo.

Pero fueron más las playas leonesas: la fuente del Parque Hidalgo, la Glorieta de la Calzada, la del Arco de la Calzada, la misma de Explora y así en las fuentes no sólo se permitió, sino que se promovió, el uso popular de los espejos de agua. 

Sí, con cientos de muchachos voluntarios de la Comude que fungieron como salvavidas-monitores-animadores, se atendieron con este programa playero que debieron los panistas reconocer que mantiene el gobierno morenista “defeño” hace 20 años- a casi 50 mil leoneses que no pudieron ni pueden salir de la ciudad en esta temporada de calor.

Héctor se cubrió de gloria como Alcalde: con poco dinero regaló felicidad a la gente pobre. La mayor de sus playas fue un éxito: la playa poniente, la de Las Joyas. 

Adornada con unas palmeras que consiguió el Municipio prestadas por unos días, con juegos playeros, con chapoteaderos, con obsequio de trajes de baño, logró que miles de chiquillos tuvieran un verano más ameno. 

La del Arco de la Calzada no se diga: cientos disfrutaron el chapoteadero. 

Es tanto el éxito de las “playas leonesas” este año, que el programa ya se quiere hacer permanente y aunque se ve difícil que alguna vez tengamos nuestras playas, ya con este programa social, tenemos las nuestras& aunque sea un sueño propiciado por estas letras&

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