Seguramente has visto en los semáforos a niños y niñas que hacen malabares con pelotas o al mayor cargando al menor para hacerlo con mayor dificultad, y también para que más coches que esperan que la luz roja pase a verde los vean y poder recaudar así un poquito de dinero. Al ver a estas criaturas cuyas edades oscilan entre los 6, 8 y 10 años, me he preguntado quién los cuida, quién los lleva y recoge de las esquinas donde llevan a cabo sus actos circenses y también quién les enseña a rotar tan hábilmente las pelotitas. Cada vez surgen más chiquillos como si fuera una actividad lucrativa que alguien controla.
Más allá de pensar si estos niños y niñas van a la escuela, qué comerán en tantas horas que pasan en la calle bajo el sol, dónde viven y sobre los peligros que les rodean, hay algo que me dejó atónita y angustiada. Hace dos días vi a una chiquita de unos 8 añitos, peinada y limpia a diferencia de los chicos que hacen girar las pelotas en el aire. La niña se dirigió a mi vehículo y pensando que pediría para sus útiles escolares sólo extendió la manita mirándome y al depositarle unas monedas le pregunté: ¿Para qué es? Me miró extrañada y con firmeza contestó: Para comer.
Esa respuesta inocente y real me sigue retumbando. ¿Cuántas personas tenemos en nuestra ciudad pasando hambre? ¿Cuántos niños se acuestan con las tripas crujiendo? Recuerdo que una amiga me comentó que recién pasadas las elecciones preguntó a un taxista de Jalisco por quién había votado y por qué. El señor le preguntó de vuelta: “Señora, ¿ha comido usted alguna vez basura? Por eso voté por quien voté, porque yo sí”. Creo que hoy más que nunca hay que revivir la frase de Luis Donaldo Colosio: “Veo un México con hambre”, con hambre real y también con hambre y sed de justicia.
Es hora de que participemos para aminorar esta situación que aqueja a tantas personas que aparentemente son invisibles y no las percibimos con sus graves necesidades.
Como es del conocimiento de la mayoría, en la zona conocida como Las Joyas, habita gente que vive en situación de pobreza grave, con muchas carencias y escasas oportunidades de trabajos bien remunerados.
Ante esta circunstancia nos unimos cuatro organismos de la sociedad civil para conjuntar nuestros esfuerzos y optimizar resultados en el bienestar de esa comunidad. Así trabajamos Más por las Mujeres, A.C., Asociación en Defensa de la Familia, A.C., A Manos Llenas, A.C. e Intégrate México, A.C., atendiendo necesidades de mujeres, jóvenes e infantes que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Juntas trabajamos en el desarrollo humano integral, la capacitación para el trabajo y en el apoyo de la elaboración de productos que se puedan vender para mejorar su economía familiar.
El martes 11 de junio tendremos una “Pasarela de Valores”, donde se exhibirán pijamitas que promueven valores para vivir en familia y con la sociedad. Estas pijamas fueron confeccionadas por señoras del taller de corte y confección de la Plaza de la Ciudadanía de Las Joyas. Lo que me ha emocionado sobremanera es el espíritu de servicio y buena disposición de ayudar de empresas dispuestas a colaborar y muchas señoras que entusiastas participan y colaboran para el buen fin de este evento, que beneficiará a estas mujeres a las que se les está brindando una oportunidad de exhibir su producto y venderlo. En la lucha contra la pobreza y contra el hambre la participación social cuenta mucho.