El científico británico, nacido en Nueva Zelanda, Ernest Rutherford fue el primero en lograr la transmutación artificial de elementos químicos en 1919 mediante el bombardeo de átomos de nitrógeno con partículas alfa, logrando transformarlos en átomos de oxígeno.
Durante siglos el transformar un elemento en otro fue el sueño de los alquimistas. Recordemos que la alquimia fue una tradición proto-científica que nace en el Egipto Greco-Romano durante los primeros siglos después de Cristo. Es sabido que los alquimistas trataron de lograr la crisopeya o el arte de transformar metales en oro, así como la búsqueda de un elixir para lograr la inmortalidad y la cura de cualquier enfermedad, entre otros objetivos. Todos estos propósitos estaban condenados al fracaso pues en la antigüedad no se contaba con la ciencia moderna, y el trabajo de los alquimistas estaba guiado por principios herméticos relacionados con magia, mitología y religión.
Para transformar un elemento en otro hay que cambiar el número de protones que hay en el núcleo. Por ejemplo, el plomo tiene 82 protones y el oro 79 protones en su núcleo. Por tanto, para convertir el plomo en oro, el plomo debe perder tres protones. Esto no solo es teóricamente posible, también se ha hecho en la práctica; pero para hacerlo se necesita consumir mucha energía, tanta que el oro resultante es más caro que el que se puede comprar en el mercado. Actualmente la transmutación es un proceso bastante normal, por ejemplo, todo reactor nuclear es una fuente de transmutación de elementos.
De 1919 hasta su muerte en 1937, Ernest Rutherford dirigió el Laboratorio Cavendish en Cambridge en donde su autoridad científica era enorme. Bajo su supervisión estudiaron jóvenes que serían también grandes científicos como James Chadwick, descubridor del neutrón, Niels Bohr, que propone el primer modelo moderno del átomo, Robert Oppenheimer, padre de la bomba atómica norteamericana y -entre muchos otros más- Peter Kapitza, científico soviético quien junto con Lev Landau construyeron la física de esa nación. Vale recordar que un cráter lunar, un cráter en Marte y un asteroide, llevan todos el nombre de Ernst Rutherford.
Actualmente la transmutación es un proceso bastante normal, por ejemplo, todo reactor nuclear es una fuente de transmutación de elementos.