Mientras los ciudadanos esperamos que los gobiernos rindan frutos tras el periodo de promesas en campañas, en Guanajuato parece configurarse el PRIMOR.
La dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, ha dicho entre broma y sarcasmo, que suena mejor PRIMOR que PRIAN, en referencia a las alianzas cupulares, tácitas o “sutiles”, que conforman los partidos en aras de gobernar y dar forma a acuerdos macro que pocas veces nos favorecen en lo micro.
En Guanajuato, al PRIMOR se le unió la rémora del Partido Verde: en un hecho inédito, en el estado que gobierna el PAN, y que el exgobernador Miguel Márquez dejó con un indefendible legado de inseguridad, se fraguó la indefendible alianza del tiranosaurio, el tucán-buitre-rémora y el partido que fundó AMLO.
Para colmo, como si la escenificación no fuera burda, vergonzosa y por supuesto inexplicable, porque cada partido tiene sus estatutos y se supone que sus premisas que les dan razón de ser, se unieron en un ente denominado “Bloque por la Paz”.
Sí, lo integra el PRI, el partido del Presidente (ahora les da asquito decir que es priísta) que recién dejó Los Pinos y fue incapaz no digamos de reducir la violencia que a su vez heredó Felipe Calderón, sino de contenerla.
Sí, lo integra el Verde, el partido que sólo recuerda la inseguridad cuando hay campañas y contrata a Andrea Legarreta o Raúl Araiza para que nos digan que lo mejor es “la pena de muerte para secuestradores”. Hasta donde recuerdo, lo más útil que ha hecho en su existencia la franquicia de Jorge Emilio González, son esas mochilas que usan ciudadanos que no tienen dinero para comprar una lonchera mejor. Soportan la burla de usar ese artículo, en lugar de gastar. Para eso sirve el Partido Verde.
Y Morena, el partido que en lo federal, según el discurso del Presidente arremete contra el neoliberalismo, la corrupción y el pasado, en Guanajuato se alía con el PRI, el partido de Bárbara Botello, el dinosaurio del que huyó por un cargo público Miguel Ángel Chico.
En Guanajuato, la oposición es un PRIMOR Verde.
Lo que me pregunto es si la dirigencia nacional de Morena lo sabe y lo consiente, si el presidente lo sabe y le entusiasma la idea, y particularmente, si a las figuras que antes que de Morena, son lopezobradoristas, les hace, primero, sentido, y después, felices, verse involucrados en una mezcla en la que caben el agua, el aceite y el ácido.
¿Usted metería a la licuadora leche, anticongelante y thinner?
Eso hizo la oposición en Guanajuato. Lo digo, por supuesto, con todo respeto para la leche, el anticongelante y el thinner.
El autor es Director Editorial de Quinto Poder y colaborador de am en la Ciudad de México.
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