La actividad legislativa en el Congreso de la Unión tiene gran variedad de temas que llegan en ocasiones por inquietudes propias del legislador, por necesidades detectadas durante sus recorridos en su jurisdicción, por pláticas o visitas con organismos de la sociedad civil, entre otras muchas vertientes de identificación de un problema que puede requerir presupuesto, cambio en la ley o auditar el servicio o la obra prestada por el poder.
Les platico que posterior a una conversación y luego una visita al hospital para evitar la ceguera en México -APEC- se nos presentó un padecimiento que, a juzgar de los oftalmólogos, requería de mejora en las políticas públicas del ejecutivo. Dicho problema, estimados lectores, es la Uveítis.
El globo ocular tiene tres capas, la primera es la externa, formada por la esclera de color blanco y el lente transparente o córnea en la parte interior.
La segunda es la úvea, capa intermedia compuesta por el iris que da el color a los ojos, el cuerpo ciliar que produce el humor acuoso requerido para mantener la presión ocular, un músculo para que se enfoque la visión con el cristalino, y la coroides, que es la parte vascular cuya función es nutrir la tercera capa o interna del ojo llamada retina, formada por neuronas que recibe la imagen y la transporta al cerebro.
La uveítis es la inflamación de la capa intermedia del ojo, causada en ocasiones por el sistema de defensa de uno mismo, llamado inmunitario, que por error ataca y destruye el tejido corporal sano.
Por ejemplo, ocurre con artritis reumatoide, psoriasis y espondilitis anquilosante.
También la inflamación de la úvea puede ser causa por infecciones como el SIDA, la sífilis, la tuberculosis e infección por citomegalovirus.
La exposición a toxinas o las lesiones también pueden causar uveítis. Y como ocurre en la medicina, en muchas ocasiones se desconoce la causa.
El sufijo “itis” significa inflamación. La “iritis” es la inflamación del iris y es la forma más común de uveítis, que puede presentarse en personas sanas, jóvenes y de mediana edad.
Otra forma de uveítis es la “pars planitis” ubicada entre el iris y la coroides, se presenta con frecuencia en jóvenes.
La uveítis posterior se llama coroiditis afectando la capa de vasos sanguíneos, cuando la retina también está inflamada se denomina coriorretinitis.
La uveítis puede afectar uno o ambos ojos. Los síntomas se pueden desarrollar rápidamente e incluyen visión borrosa, enrojecimiento del ojo, sensibilidad a la luz y dolor ocular.
Si tiene usted estos síntomas, acuda a sus servicios de salud o al servicio de oftalmología de su confianza.
El tratamiento de la uveítis puede incluir lentes oscuros, gotas oftálmicas con antiinflamatorios o que dilatan la pupila para aliviar el dolor.
En ocasiones se requerirá de esteroides o inmunosupresores orales, y el tratamiento específico según la causa que sospeche su médico.
Por fortuna la uveítis no es común, pero puede requerir de medicamentos biológicos o de segunda línea que implican un costo mensual de mil a cinco mil pesos.
En el APEC y en otros hospitales públicos se atienden la mayoría de los pacientes sin seguridad social, que tienen que pagar además el transporte que los lleve a la Ciudad de México.
La diputada Ana Patricia Peralta de la Peña, del Partido Morena y este escribidor, del Partido Acción Nacional, le pusimos el ojo a la uveítis, preparamos un punto de acuerdo exponiendo lo dicho por los especialistas, exhortando a las autoridades de Salud de los tres niveles de Gobierno a que de forma coordinada diseñen, implementen y evalúen campañas de diagnóstico oportuno de la uveítis y se generen las acciones necesarias para evitar la ceguera por sus complicaciones.
El exhorto incluyó también a la Secretaría de Salud, para que garantice el acceso de tratamientos biológicos a fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes con uveítis, así como equipos médicos para realizar su diagnóstico oportuno y garantizar el derecho a la protección de la salud.
La subcomisión que recibió el punto de acuerdo lo dictaminó por unanimidad a favor y el próximo miércoles en el pleno de la Comisión Permanente seguramente tendrá la misma suerte. Esperemos que surta el efecto esperado en el Ejecutivo Federal.
Estamos conscientes que la carga de la enfermedad por disminución de la visión o ceguera, incluso por uveítis, está muy por debajo de otras como la retinopatía diabética, glaucoma o cataratas.
Sin embargo, lo traje como ejemplo a esta columna por la obligación que tenemos los legisladores de ser una caja de resonancia ante los problemas que expresa nuestra sociedad, por irrelevante que le pueda parecer a otros miembros de nuestra comunidad.