En los organismos electorales registrados o no, el piso aunque se quiera no es parejo porque no puede serlo.

Ideológica, tácticamente o por intereses creados existen confrontaciones y grandes o pequeñas diferencias que representan un flujo y reflujo, especie en algunos casos de dinámica dialéctica.

Cuando esto hace explosión porque la razón se obnubila y resalta lo pasional, algunos militantes son legal o absurdamente expulsados. Otros simplemente… se van.
En muchos de esos casos la puerta del organismos ha de quedar abierta ya que el retorno de los valiosos, hombres o mujeres, es deseable y ¿por qué no?, hasta necesario.

Claro que para no convertirse en estatuas de sal, quienes retornan deben aceptar, si quieren volver, el señalamiento de un dictamen.

Y con razón podrán preguntarse los estimados lectores el por qué de tal planteamiento.
Bueno, es que al analista más lego sorprendió la reciente actitud del líder panista en Guanajuato, Román Cifuentes quien de buenas a primeras saltó al ruedo, como diría un gran taurómaco, Abraham Domínguez: “Sin más que lo que Dios le dio por prendas”, para lanzar al SAT unos capotazos imaginarios tratando de hacerle “quite” a Vicente Fox, a quien desde la cima del poder le mandaron burel a manera de insinuante cobranza.

El sancristobaleño no requería de un aprendiz en el arte de Cúchares, él se defiende solo pero si le llega el forjado ha de decir que “qué bueno”.

Tal vez la táctica albiazul ahora es salir por los fueros de los ciudadanos que merezcan defensa ante los señalamientos de una mañanera; bien, excelente, porque hace falta quien alce la voz, sobre todo cuando el índice de fuego apunta injustamente.

Dejado de lado ese lance del líder panista regional llamó la atención que no tangencial sino claramente se le abriera la puerta giratoria albiazul a Vicente Fox, ex presidente.
Se le tendió el tapete al decir que nunca fue expulsado. ¿Se requería ese procedimiento cuando, en el momento preciso el señor hizo gala de su ya no reafiliación?

Si ponemos en juego la lógica menor, es claro que salió voluntariamente y es de entender que a nadie se retiene en un organismo, de la naturaleza que sea, contra su voluntad.

El dirigente del PAN, tal vez mal aconsejado o por su propia convicción, da a entender que les urge un personaje como Vicente.

A poco retorna, puesto que si al buen entendedor pocas palabras sabe de sobra que lo están llamando. Y él, que siempre se ha dejado querer, es fácil que dé unos pasitos al frente o media vuelta y hacia adelante.

Empero, desde un ángulo meramente analítico, si Fox retornara a las filas panistas, en un dos por tres se devoraría a no pocos, incluido el dirigente Román. Su protagonismo opacaría a cualquiera, con todo y que ocupara un traductor para que de vez en cuando aclarara: “lo que Vicente quiso decir…”.

Pero, entiéndase bien: desde nuestra humilde posición no censuramos el retorno de nadie a los partidos. La libertad cívica ha de funcionar, de acuerdo con los órganos internos de cada grupo. Si eso no funciona, se puede perder el sentido de la democracia.

Sin embargo Fox tiene ya un signo, bien conquistado o sea que es personaje solitario. Al respecto tal vez el líder regional del PAN no sepa que hace unas semanas, al realizarse  una manifestación en León para hacerle pública y directamente ciertos planteamientos al presidente López Obrador, algunos concurrentes pidieron allí y antes de comenzar el evento, que Fox no participara. ¿Por qué esa posición? No querían que se supusiera, por su desbordado protagonismo, que los encabezaba.

A poco le conviene al líder panista regional, o a la Comisión respectiva, en su caso, saber que en un momento histórico Vicente elogió al “nuevo PRI”, que presumía a varios personajes que resultaron peor que malandrines.

Y luego, sintiéndose con facultades para ello, “destapó” a Meade Kuribreña, para abanderar al tricolor.

Todo eso tal vez merezca el “borrón y cuenta nueva”, por los servicios que pueda dar al panismo.

Empero hay una rueda de molino: El Oráculo de San Cristóbal promueve, desde hace tiempo, la legalización de la marihuana, dizque para usos lúdicos y de otras naturalezas. Realiza congresos para ese efecto y declara cuánto se puede para tal promoción que, se advierte, tiene una entraña financiera.

Don Vicente ex presidente no ha dicho hasta ahora, respecto a la puerta abierta panista, ni sí ni no. Tal vez lo está meditando.

En caso de que se decidiera pisar ese umbral albiazul de nuevo, ¿se le impondría renunciar a las referidas promociones o se llevaría a cabo cierta dicotomía (que en política parece no tener sentido) de que él es una cosa y el partido otra?
Ante hechos y realidades inéditos. ¿Qué sigue?

Estamos ante situaciones novedosas y sorprendentes.
 

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