Hace unos días el presidente Andrés Manuel López Obrador, en gira por Huejutla, Hidalgo, muestra un ejemplo de lo que llama “economía popular”. Alguien de su equipo lo graba cuando explica lo que es un trapiche, un molino para extraer el jugo de la caña de azúcar. 

El ancestral aparato tiene como “motor” a un caballo que gira empujando el mecanismo. 

Presenta a Gilberto, el dueño del trapiche y dice: “esto es la auténtica economía popular, Gilberto es ejidatario, tiene su parcela y cultiva la caña; tiene su trapiche, su caballo que la verdad trabaja más que Gilberto, es el motor, el que mueve el trapiche”.

Luego muestra un vaso de jugo de caña que dice vale 10 pesos, es natural,  “exquisito y no como el agua esa puerca que venden embotellada&”.

Aunque el video ya tenía algunos días, cuando lo vi se me cayó el alma. No por el digno y respetable autoempleo de un ejidatario que produce buen jugo de caña, sino porque en ese momento comprendí el destino que nos espera. 

Luego el Presidente explica que hay más actividades como las de quienes siembran maíz y habas, que además producen el tlacoyo para ir a vender a la Ciudad de México. “Esta es la economía que estamos impulsando”.

Tendría que investigar cuánto vale el mercado de jugo de caña fresco o el de los tlacoyos y cuánto puede crecer para dar empleo a los jóvenes del futuro. Hidalgo es una de las zonas más pobres porque no se ha industrializado al ritmo de sus vecinos como Querétaro o el Estado de México. 

Con jugo de caña y tlacoyos jamás saldrá de la pobreza.

A unos 400 kilómetros de Huejutla se inaugura una de las plantas de automóviles más modernas del mundo. La BMW produce en Villa de Reyes, San Luis Potosí, la línea de automóviles Serie 3, la de más volumen de la compañía alemana, distinguida por la calidad de sus productos. 

Según la revista Fortune, BMW habría invertido más de mil millones de dólares en la planta, siempre con el apoyo del gobierno de San Luis Potosí. Según la revista especializada Automotive News México, alrededor de las instalaciones, se amplían y construyen 100 proyectos industriales. Al menos 70 de ellos son nuevas empresas que servirán a BMW y al complejo automotriz de Guanajuato. 

La BMW envió a 700 de sus nuevos empleados a las plantas de Spartanburg, Carolina del Sur en Estados Unidos y a Múnich en Alemania para capacitarlos y lograr el mismo nivel técnico que sus compañeros de empresa. En sus viajes aprenden las mejores prácticas de manufactura, calidad, tecnologías de información, robótica y además abren su horizonte a la cultura industrial más desarrollada del mundo. Su vida cambiará para siempre después de trabajar en BMW. 

La trascendencia de la planta y su derrama económica tiene a los potosinos con el orgullo hasta el techo. Desde su tierra se exportarán los apreciados Serie 3 a 43 países. La planta cuenta con reciclaje da agua, plantas solares eléctricas y un sistema digital donde ya no se imprimen documentos. 

¿Cuántos trapiches, cuantos millones de jugos de caña o tlacoyos tienen que ser producidos para empatar lo que produce la planta de BMW en un día o lo que producirá la Toyota en Guanajuato? Es una pregunta para alumnos de prepa o de secundaria que sepan la regla de tres.  (Continuará)

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