Bárbara Botello nunca imaginó que la que pretendía usar como bandera para convertirse en una figura política nacional, terminaría sepultando sus sueños de grandeza.
La exalcaldesa priísta de León, quien ya pisó la cárcel, pero que puede seguir presumiendo haber interrumpido el reinado del PAN en la ciudad más importante de Guanajuato, quiso abanderar la lucha contra el cobro de moches.
Ya había abordado ese cáncer como presidenta de la Federación Nacional de Municipios de México (Fenamm), que apuntaba primordialmente contra el ahora presidente municipal de San Miguel de Allende, Luis Alberto Villarreal, otro político que vio mermadas sus ambiciones políticas.
Lo que nunca imaginó Botello, al denunciar el cobro de “comisiones” a alcaldes por parte de diputados, a cambio de partidas asignadas en el presupuesto, los llamados “moches”, era que el escupitajo le caería encima.
Y es que en su consigna “antimoches”, que por supuesto contemplaba lastimar a Villarreal, a quien me imagino veía como potencial rival en una también potencial competencia por la gubernatura de Guanajuato, salió raspado nada más y nada menos que Manlio Fabio Beltrones. No necesito decirle quién es Beltrones.
Villarreal era el coordinador de la bancada panista y Beltrones de la priísta. Ahí nada más.
Luego, ya como diputada, Bárbara, a quien se le identificaba como cercana a Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación en el mandato de Peña Nieto, se topó después con la pared del hidalguense, quien volteó sus preferencias políticas hacia Azul Etcheverry.
Bárbara Botello pudo haber sido senadora de la República o candidata a la gubernatura de Guanajuato, pero todo quedó en desprestigio y una visita a la cárcel en un proceso legal que sigue su curso.
Y es que, como le dije anteriormente, quizá sin saberlo, Bárbara escupió para arriba.
“He tenido conocimiento de estas prácticas, ya que los Alcaldes me lo han comunicado como presidenta de la Fenamm. Estoy totalmente en contra y animo a todos ellos a que denuncien estos casos, presenten las pruebas y que la justicia llegue hasta las últimas consecuencias”, reportó el diario Reforma el 14 de noviembre de 2013.
Recuerde usted que Misael Mexicano Páramo, quien fuera subdirector de Obra Pública en León, cobraba como “moche” entre el 10 y el 15% del valor de cada obra que asignaba.
Pese a que según documentaron las autoridades, en información ventilada por am, tejió una red de corrupción al interior de la administración de la exalcaldesa Botello, el único castigo que recibirá será una inhabilitación por nueve meses.
Se trataba, según consignó am en marzo pasado, de “irregularidades detectadas en la pavimentación del bulevar Timoteo Lozano”. Listo, nueve meses y como si nada hubiera pasado. Salvo por el desprestigio, que se mide de distintas formas.
Cuando Botello se dio cuenta del problema en el que se había metido, empezaba a recular: “esto es una red de la que no solamente un solo partido está involucrado”, llegó a decir. Cierto, señora exalcaldesa, era difícil imaginar que el PRI no estuviera involucrado.
Lo que yo me pregunto es si dormirá tranquila Bárbara pensando en el pasado y en lo que lo deparaba, en ese entonces, el futuro, siendo cercana a secretarios de Estado, e incluso tomándose fotos con el expresidente Enrique Peña Nieto.
Muy simple, y más en cuestiones de política, a Bárbara Botello se le olvidó esa frase que dice: “el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra”. Y ella la arrojó, pero no estaba libre de pecado y el descalabro fue letal.
El autor es Director Editorial de Noticias de Prowell Media y colaborador de am en la Ciudad de México.
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