Todas las cartas están echadas para el 2021. Es necesario acotar el desgobierno federal y enderezar el rumbo, para evitar una catástrofe económica nacional. 

El actual presidente, ilusionado dentro de una fantasía alternativa, nos ha llevado en pocos meses a un crecimiento nulo, de cero. Lo que viene puede ser mucho peor para todos.

Es momento pues de que se sincronicen todos los dispositivos políticos a nuestro alcance, con la finalidad de que la oposición compita con fuerza y logre obtener la mayoría de los distritos federales, para restarle fuerza a los dislates del ejecutivo mañanero.

Pero por desgracia, no parece ser el caso en Guanajuato Capital. Acaso pocos se dan cuenta del gobierno de cuarta a que nos ha sometido Acción Nacional en la capital del estado. 

El gobernador Rodríguez no se da por aludido de las torpezas constantes del alcalde Alejandro Navarro, personaje digno de un relato de Jorge Ibargüengoitia. Está a punto de dejar a Guanajuato convertido en ruinas. “Estas ruinas que ves”, podremos afirmar.

El último yerro del alcalde es la peregrina idea de implantar parquímetros en las cuatro calles que tiene la ciudad. Y es que miren ustedes, para quién no lo sepa, y Navarro parece desconocerlo, la ciudad colonial, patrimonio de la humanidad, no fue concebida para ser andada en autos. 

Su caprichoso urbanismo, desarrollado dentro de una profunda cañada, a la vera de un turbulento río, que más de una vez devastó la ciudad, fue surgiendo por necesidad de habitar cerca del área minera. 

Guanajuato se crea por sus riquísimas minas, que dieron enormes beneficios a la corona española. Pero se ubica en un lugar ingrato para hacer ciudad. 

Uno de sus principales retos fue el transporte del valioso mineral, desde las minas situadas en la sierra norte del centro urbano, hacia las haciendas de beneficio ubicadas a lo largo del río de Guanajuato. 

Esto se hacía a lomo de mula, la forma más eficiente de transporte, en esa época, a través de empinadas veredas, labradas sobre enhiestos cerros. 

Basado en estas características, el querido y legendario maestro universitario, Alfredo Pérez Bolde, afirmaba que Guanajuato era una ciudad erigida para ser transitada por burros y personas, nunca por autos. 

Sin tener referenciado con precisión el grave problema que se enfrenta, se comprende que no le encuentren el hilo que nos conduzca hacia la solución. 

Tenemos una comunidad, hoy en día, que tiene más automóviles que hijos, pero quiere estacionarlos dentro de una población, acotada por cerros, que solo posee cuatro vías vehiculares.

Pues bien, en lugar de pensar en los serios problemas de movilidad que se enfrentan, en la necesidad de un transporte público eficiente, en la posible utilización de teleféricos y de que las pocas calles sean usadas para el tránsito de personas, ahora se intente convertirlas en estacionamiento, cuando deberíamos de suprimir la mayor cantidad posible de los aparcamientos en la vía pública para llevar los vehículos, paulatinamente, a estacionamientos fuera del entorno urbano. 

¿Se imaginan el congestionamiento que se generará al colocar inmovilizadores en los autos que tendrán que ser remolcados por grúa, como sanción para aquellos que rebasen el límite de tiempo pagado? 

¿Permitirá el glorioso Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) pintarrajear las calles de la ciudad patrimonio de la humanidad para limitar, con precisión, los cajones de estacionamiento?¿Destinaremos los recursos del departamento de tránsito para ser empleados de la concesionaria y dedicarse a levantar las multas?

La actual administración capitalina ha sido absolutamente ineficiente. Los servicios han sido mal administrados y las quejas son constantes. De seguridad mejor ni hablamos, los índices de homicidio han crecido, y ha sido imposible llenar las plazas vacantes de policías. Los malos gobiernos no construyen buenas instituciones policiacas. El colmo, no ha podido siquiera, imponer el orden en las mesas y sillas que los restaurantes y cantinas ponen en los pocos espacios públicos. ¿Van a poder procesar, con la ciudadanía en contra, el tema de los parquímetros?

Y lo más importante: el aspecto político. Ya el gobernador y el presidente estatal de Acción Nacional deberían saberlo, y es que el olfato se nos ha vuelto sensible a los guanajuatenses, y el caso de los parquímetros nos huele a corrupción pura y dura.

Todos sabemos que el presidente municipal de San Miguel de Allende, personaje paradigmático entre los ejemplos de políticos de mala reputación, es el inspirador de muchas de las acciones de su clon, Alejandro Navarro. Como se ha intentado poner parquímetros en San Miguel (debe de ser muy buen negocio), es hora de instalarlos en Guanajuato. Y el procedimiento para lograrlo,  a estas alturas se encuentra totalmente desacreditado. Se le ha negado a los ciudadanos cualquier información sobre el estudio de prefactibilidad para la implementación de parquímetros, encargado y pagado por el municipio, reservándolo ilegalmente por cinco años. Toda la información respectiva permanece en la más completa opacidad. Y cosa por demás sospechosa, es la actitud de los regidores de oposición, tan poco proactiva en oponerse a una acción antipopular como esta.

Como la torpeza es la característica más destacada del obtuso alcalde, al tomar como ejemplo San Miguel, descarta el descontento ciudadano que enfrenta la autoridad municipal en aquél terruño, y no le da el cacumen para recapacitar sobre una diferencia fundamental entre aquella población y Guanajuato: el número de calles. La carencia de vías de comunicación en la capital del estado es tal, que su desagüe tuvo que ser habilitado como calle, para darle una mínima posibilidad de habilitarla para el paso de automóviles. 

Así las cosas, la política del PAN, tolerando un gobierno tan desordenado y poco capaz, pinta terrible. Pero si a eso le sumamos la rabia que se empieza a producir entre la población, por la introducción del cobro de estacionamiento en la vía pública, la pérdida electoral del municipio, es muy posible que quede asegurada para la próxima elección.

Y peor les cuento, el tufo a negocio sucio, bajo el diseño de un contrato leonino y una asignación de la concesión amañada y reducida a la invitación de tres empresas (ya se sabe cual ganará), sería la causa determinante para que los votantes abandonen totalmente la causa panista. ¿El dirigente estatal albiazul se da cuenta de este desastre? ¿No le importa la capital del estado al gobernador? Ya lo veremos. El 2021 se acerca ya. Pocas cosas más significativas para la destrucción de la oposición, que la caída del estado que derrotó a Morena en 2018. Empezar por su capital, sería un buen presagio& para ellos. Abran los ojos, reaccionen, todavía hay tiempo para componer el desastre.

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