La cifra de médicos por cada mil habitantes, indica que México se encuentra por debajo de la media internacional. Los servicios hospitalarios parecen estar saturados, los tiempos de consulta son mínimos y la cobertura a la población vulnerable no es la óptima. De ello se desprende la visión de que la cantidad de médicos es insuficiente y se aprecia viable y lógica la apertura de nuevas plazas y que haya ofertas como el incremento salarial sustancial para que a los médicos les sea atractivo el trabajar en comunidades alejadas, de bajos recursos o de difícil acceso.

“El dinero no lo es todo”, dice la voz popular. Para el médico, el ejercicio de su profesión de manera segura es invaluable. El establecimiento de un correcto diagnóstico, tratamiento, seguimiento, pronóstico o estadificación de enfermedades, no se logra solamente con un consultorio, bata y estetoscopio. La atención integral debe incluir y asegurar que exista infraestructura y equipamiento adecuado, que el médico esté rodeado de un equipo de trabajo profesional, que cuente con servicios de laboratorio y gabinete, que haya un abasto de materiales, insumos y medicamentos acorde a los padecimientos de su nivel de atención, que exista un sistema correcto de referencia y contrarreferencia y la capacidad de atención de urgencias y estabilización de pacientes complicados, requiere tecnología y sistemas de información, sistema de expediente clínico funcional, entre otros. Otro esquema de trabajo diferente al mencionado simplemente es injusto para el paciente, inseguro para el médico e ineficaz para el sistema de salud.

El médico además tiene una perspectiva de vida. La mayoría han sido formados en ambientes hospitalarios citadinos (más aún los especialistas) y la cosmovisión de su práctica profesional, su vida familiar, su vida social, patrimonio y expectativas de crecimiento no son tan sencillas de empatar con los ambientes sugeridos en estas nuevas propuestas de empleo. Es importante conocer si los médicos están dispuestos a ir a sitios donde existe una infraestructura sanitaria deficiente y no siempre existe un ambiente de trabajo que brinde seguridad profesional y de resguardo del delito, donde se carece de servicios básicos, comunicaciones, vivienda, escuelas, servicios de higiene, sitios de esparcimiento o comercio. Muchos médicos podrían enfrentarse a sociedades con cultura y organización propias, con una visión de la vida compleja y distinta e incluso idioma diferente. 

Por ello, el afrontar de manera integral este problema de desigualdad, va más allá de ofrecer más dinero a los médicos para cubrir las deficiencias en número. Se requiere una planeación sensata y la ejecución correcta de los mecanismos para que dichas poblaciones a los cuales va orientada la oferta, tengan acceso a un esquema de salud integral que siempre va de la mano del desarrollo de sus comunidades. De lo contrario, podríamos tener médicos con aparentemente más dinero en sus bolsillos, pero incapaces de ser agentes de bienestar comunitario, insatisfechos ellos e insatisfechos sus pacientes.

 

(*) Médico Patólogo Clínico, egresado de la Universidad de Guanajuato para la Licenciatura en Medicina y Especialidad en el Centro Médico Nacional “La Raza”  del  Instituto  Mexicano del Seguro Social por la Universidad Nacional Autónoma de México. 

Especialista en Medicina de Laboratorio y Medicina Transfusional, profesor de especialidad y promotor de la donación altruista de sangre.

 

www.jmcpatologiaclinica.com

facebook.com/jmcpatologiaclinica

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *