Son días de Informe Presidencial. De alabar y criticar al Presidente. AMLO ha asegurado que en su gobierno ya no se lucrará con los pobres, por eso en sus proyectos prioritarios, la política de desarrollo social ha sido clave.
Hay cuatro programas sociales en los que AMLO metió un resto de lana: “Jóvenes Construyendo el Futuro”, Becas estudiantiles, Pensión para los Adultos Mayores y el plan para personas con discapacidad.
Aún con los enormes problemas de desabasto de medicamentos en el sector salud y de recortes y sub ejercicios del presupuesto, todo en plena recesión económica, AMLO ha sostenido que estos programas deben tener recursos financieros.
Jóvenes Construyendo el Futuro es un programa con buenas intenciones, pero que tiene sus limitaciones e incluso, ya sus corrupciones.
Todo nace en reconocer que la desocupación, deserción escolar y adhesión a las filas del crimen organizado son los tres problemas que enfrentan los jóvenes mexicanos. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, 8.9 millones de 15 millones de jóvenes ocupados están en el sector informal.
AMLO usó estos tres factores como parte central de su discurso durante las pasadas campañas electorales y luego en el programa de Gobierno.
Dijo que daría oportunidades a los “ninis”, término que se popularizó en los últimos 15 años para identificar a los jóvenes que ni estudian ni trabajan. “Becarios sí, sicarios no” fue la frase con la que comúnmente AMLO promovió el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro”.
¿En qué consiste? El programa tiene como propósito integrar a dicho sector de la población en actividades de capacitación en el trabajo, para dotarlos de herramientas para una vida mejor y acelerar la preparación de una reserva de jóvenes para las actividades productivas en México.
El programa Jóvenes Construyendo el Futuro arrancó para chavos entre 18 y 29 años de edad y que estén interesados en encontrar alternativas de capacitación para desarrollar su talento en el sector laboral.
El programa está dirigido a 2.3 millones de jóvenes y es operado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) que ha vinculado a jóvenes con centros de trabajo para que reciban capacitación y tutoría.
Durante su estancia se les ha otorgado una beca de 3,600 pesos mensuales hasta por un año.
Al concluir el año de capacitación se les deberá dar seguimiento a los jóvenes con miras a lograr su incorporación en el mercado laboral y se procurará que sean contratados por el centro de trabajo que los formó con el seguimiento del Servicio Nacional de Empleo. Aclaro que este modelo ya existía en sexenios anteriores y se llamaban Probecat.
El Programa Jóvenes Construyendo el Futuro se ha dicho, es un programa de justicia para dar atención a los jóvenes a los que se les dio la espalda en los últimos tiempos y a los que se les etiquetó como “ninis”.
Los tutores han sido empresarios, comerciantes y dueños de talleres que han albergado a los jóvenes aprendices que mientras se forman han recibido apoyo equivalente a salario.
El Programa Jóvenes Construyendo el Futuro es universal para todos los jóvenes y se le asignó un presupuesto impresionante de 44 mil millones de pesos el programa.
Considero ser un conocedor de modelos como el de AMLO; las estadías de las Universidades Tecnológicas tienen equivalencias, pues es un programa que quiere atender la inclusión de los jóvenes a través de la capacitación con las empresas y el sector público y que ha logrado reivindicar también el derecho de la juventud de tener un futuro en el País y segundo atender las causas por las faltas de oportunidades.
La secretaria de Trabajo ha hecho una evaluación mutua de capacitación para saber tanto la actitud del aprendiz y del titular, pero sin evaluación externa no será fácil medir el impacto en la generación de empleos y en la reducción de la criminalidad.
Teniendo el control del Coneval para evaluar su impacto, no será sencillo medir la rentabilidad social. Propenso su servidor a las mediciones con muestreo, y con la enorme red de amigos empresarios, algunos de los cuales entraron al programa, compruebo que sí existen tanto empresas fantasmas como alumnos fantasmas.
Incluso microempresarios que aprovecharon el programa para crear padrones de beneficiarios que reintegran parte del pago a la empresa. Aunque pocos, pero como siempre, los mexicanos nos las ingeniamos para desvirtuar proyectos nobles.
*Director de la Universidad Meridiano, AC