La ley de amnistía da mucho para reflexionar. He de reconocer que desde sus primeros párrafos se lee una clara intención de hacer bien y proteger a todos aquellos quienes por cuestiones de índole racial, económica han sido objeto de la arbitrariedad pasando días, meses y hasta años privados de su libertad, pues como todos reconocemos, existen en nuestro sistema penal profundas deficiencias.

Las buenas intenciones deben ir acompañadas de precisiones, aclaraciones para evitar que personas malintencionadas abusen de una herramienta que puede ser de beneficio para remendar la injusticia. Y en este caso, son dos párrafos de dicha ley los que de manera directa me ocupan:

IV. Por el delito de robo simple y sin violencia, siempre que no amerite pena privativa de la libertad de más de cuatro años, y V. Por el delito de sedición, o porque hayan invitado, instigado o incitado a la comisión de otros delitos formando parte de grupos impulsados por razones políticas con el propósito de alterar la vida institucional; siempre que no se trate de terrorismo y que en los hechos no se haya producido la privación de la vida, lesiones graves a otra persona o se hayan empleado o utilizado armas de fuego.

Dice el  Art. 370 sobre los robos simples.- Cuando el valor de lo robado no exceda de cien veces el salario, se impondrá hasta dos años de prisión y multa hasta de cien veces el salario. ” Cuando exceda de cien veces el salario, pero NO de quinientas, la sanción será de dos a cuatro años de prisión y multa de cien hasta ciento ochenta veces el salario.

Debiendo entender robos a celulares, bicicletas, accesorios del hogar -tv, aparatos electrodomésticos, herramientas, vehículos que no excedan el monto etc etc-   más siendo la primera vez, se podrá acoger a esta enmienda con la salvedad quizá de decir: perdón soy muy pobre. Te voy a robar, puedo darte golpecillos o decirles a mis cuates que te agarren o tu mejor solito me lo das, te cuento:  he sufrido mucho. Desde chiquito me abandonaron; más soy bien buena onda con sangre ligerita y harto simpático tenía muchas ganas de tener un telefonito para hablar con mis cuates; en las noches estoy solito, me da miedo; lo de la bici es nada más para hacerte un favor, pues estas pasado de peso; y a ti te pueden dar crédito en nosédónde  a mí no.  Tú eres bien trabajador, en una de esas el gobierno te lo recupera y ya no hay bronca ¿cómo ves? Seguramente, Victor soltará inmediatamente su bicicleta, sacará su celular, lunch, lo que tenga en la cartera más un inmenso abrazo a este pillete. ¿Es en serio? Pregunté a un afamado legista, con toda seriedad bajo sus gafas: sí más o menos así.

La segunda sobre “sedición” señala a las personas que buscan derrocar a un gobierno básicamente. Puede entusiasmar a inconformes, armados con cacerolas; en el trayecto romper unos cuantos vidrios, soltar dos que tres bofetones, saltar sobre Palacio y pedirle al sr López que se deje de tanta tontera; entonces, los manifestantes, podrán acogerse a la enmienda y santo remedio.

No agregaré más líneas, sea usted, amable lector quien reflexione el potencial de esta Ley que de origen busca “pacificar al país”.

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