AMLO ya dejó en claro que está en contra del planteamiento de la desaparición de poderes como herramienta de revancha política.

En sus típicos juegos para ver quién es más ágil, sabio, oportuno o torpe, los dirigentes partidistas y legisladores entraron en una dinámica atrabancada en la que se planteó la desaparición de poderes en Veracruz, donde el morenista Cuitláhuac García tiene varios frentes abiertos, no únicamente el de la inseguridad, para luego contraatacar contra los panistas Diego Sinhue, de Guanajuato y Francisco García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas.

En el caso de los panistas, el argumento es únicamente la inseguridad, aunque el caso de Tamaulipas es más preocupante, por la presunta ocurrencia de ejecuciones extrajudiciales.

En cuanto a Guanajuato, es una simple revancha política que se resume a lo siguiente: “si tú me pegas, pues yo también te pego”, “si tú dices que yo estoy feo, pues yo digo que tú lo eres más”. Ese es el nivel de discusión en el Legislativo, para ser más precisos, en el Senado.

Como les corresponde, porque finalmente me parece que es su papel, las senadoras Malú Micher y Antares Vázquez lanzaron varios mensajes, oficiales y en sus redes sociales, para sustentar la posibilidad de la desaparición de poderes en Guanajuato, bajo el argumento, particularmente, de la inseguridad que enfrenta la entidad, misma de la que, considero, es corresponsable la Federación, porque de lo contrario, ¿para qué sí se cuenta con el gobierno federal y para qué no?, ¿para los programas sociales sí, pero para el combate a la delincuencia organizada no? Lo mismo podría argumentar el veracruzano Cuitláhuac García, morenista, le recuerdo.

Mucho más prudente, el delegado federal en Guanajuato, Mauricio Hernández, se desmarcó de la propuesta, que más que eso, es grilla, es una guerra dialéctica para amenazar al opositor. Como le dije antes, la moraleja es:

“Si tú me quieres hacer cosquillas, yo te hago más”.

Y entonces aparece López Obrador, en su conferencia matutina, y palabras más, palabras menos, les manda decir que le bajen a su desbarajuste.

Sabe perfectamente por qué lo dice y habrá que ver si su bancada lo escucha o finalmente todo termina en un caso más de revanchismo político en el que su propia gente se le rebela. Ricardo Monreal parece llevar la batuta.

Yo padecí del desafuero, me desaforaron por cuestiones políticas y no puedo yo aceptar que nadie sea víctima por cuestiones políticas de un procedimiento establecido en la ley, pero promovido, impulsado, por venganza o para descalificar a adversarios. Además, no sólo se afecta la imagen de los legisladores, se afectan las instituciones, la imagen de las instituciones.

“Entonces, que se arreglen y que además -con todo respeto- le dejen estos asuntos a la fiscalía y al Poder Judicial. Eso tiene que ver en algunos casos con la esfera del derecho penal”, dijo López Obrador este miércoles en Palacio Nacional.

Ojalá que las palabras del Presidente sean genuinas y que los legisladores se ocupen en cosas verdaderamente relevantes para el desarrollo del país, en lugar de jugar guerritas de cosquillas. 

 

El autor es Director Editorial de Quinto Poder y colaborador de am en la Ciudad de México.

 

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