Apenas recuerdo el precio que pagué la semana pasada en la carretera (vía corta) de León-Aguascalientes. Menos me imaginaba que más del 70% sería para sumarlo a las utilidades de la empresa RCO, propiedad de Goldman Sachs, las Afores nacionales y algunos inversionistas.
El señor Google de inmediato me envía a la SCT y su publicación de tarifas. Según la tabla el peaje es de 299 pesos.
Como el “tag” ayuda a pasar rápido, ni cuenta se da uno del pago, y menos a quién se le abona el dinero electrónicamente. La Red de Carreteras de Occidente S.A.B. de C.V. es una empresa con reporte de resultados en la Bolsa de Valores, por tanto fue fácil ver sus números. Ingresos, utilidades, gastos, etcétera.
Vamos a lo básico. Las utilidades de la empresa son de 1,500 millones en el último trimestre. Es un negocio financiero que puede redituar unos 4 mil millones al año o más, después de impuestos.
Su crecimiento en ingresos y en utilidades sorprende: mientras las empresas tradicionales, agobiadas por un mercado apretado y un crecimiento cero apenas se sostienen, la RCO crece al 11% en sus ingresos, más en sus utilidades.
Buena oportunidad para Goldman Sachs de venderla a ahorradores acaudalados y ganar una buena utilidad pero ya. Los ahorradores que comprarán el 70%, decíamos ayer, son la empresa española Abertis y el fondo soberano de Singapur GIC.
La empresa española, líder mundial en administración de carreteras de peaje, llevará la chamba de tener la carretera impecable, con buenos servicios y la mayor seguridad para el conductor. Los singapurenses verán números, los aprobarán y ya. De cada peso cobrado, recibirán entre 10 y 15 centavos por su participación del 20%.
Su ahorro de años pagará dividendos crecientes durante las próximas décadas porque México es un mercado que no detendrá su tráfico carretero. Los jubilados del Fondo Central Providente de Singapur, tendrán asegurada su vejez, sobre todo quienes ahorraron más.
Aquí pagaremos bien su inversión porque necesitamos capital extranjero para pagar la infraestructura que algún día construimos pero no pudimos sostener por corrupción, mala planeación o falta de ahorro.
Decía Benito, un viejo amigo agricultor: los tratos son “convenenciales”. Caray, qué significa eso: que convengan a las dos partes.
Con buenas carreteras, a pesar de su precio, el país podrá mantener un comercio eficaz, un tránsito rápido y seguro con mayor valor al que pagamos. El beneficio es mutuo pues.
Si Singapur invierte en el tren Ístmico entre la costa del Pacífico y el Atlántico, México competiría con Panamá en una escala insospechada. La pequeña isla más pequeña que León, también es líder en puertos y logística. Como ya invierten en puertos de Europa, Panamá y Turquía, nada les costaría fondear el proyecto más inteligente de la actual administración.
Si por alguna circunstancia del destino el presidente López Obrador descubriera el terrible error de cancelar Texcoco e invitara a Singapur para revivir el proyecto, sería la locura. La economía daría un brinco tremendo. Singapur tiene también el mejor aeropuerto del mundo (Changi) según encuestas de usuarios internacionales.
Pero eso ya es un sueño guajiro y alimentarlo sólo produce agruras.
De momento prepare su cuota y piense en los ahorradores de todo el mundo, particularmente los de esa isla más rica y poderosa en ahorro.