“Hay quienes se dedican a destruir los sueños de los demás&”, dice la letra de la última canción del filme “El Guasón“. Esta película deja a un lado al héroe Batman y se centra en el villano. Las anteriores cintas dividen el bien del mal de una forma maniquea con la lupa en el personaje bueno sin entender la raíz de la maldad y lo que la propicia y la hace aflorar. La problemática que ahora se proyecta es de actualidad y facilita la comprensión de lo que está sucediendo en la realidad. Detrás de la sonrisa de bufón se devela un personaje que sufrió abusos de violencia desde su infancia y que era constantemente un blanco de burlas, humillaciones y maltrato. De ser un ente desvalido y aparentemente vulnerable se transforma en un criminal siniestro, resentido y violento.
Cuando un niño ha crecido con faltas de respeto y se lastiman sus sentimientos, las consecuencias de su comportamiento pueden tornarse peligrosas y llegar a convertirse en una persona agresiva y hasta en asesino. Si desde pequeño no se aprende a controlar el odio y el resentimiento debido al maltrato y menosprecio que se haya padecido, se empieza a gestar una semilla de violencia y terror.
Para entender lo que significa el orden mental y emocional en la infancia y cómo afecta en la adolescencia y en la edad adulta hablaremos de la historia del famoso boxeador Mike Tyson, quien fue campeón de los pesos pesados más joven. ¿Qué sucedió en la infancia de este hombre que llegó a ser millonario pero también un engreído, salvaje y violador? De niño criaba palomas con dedicación y cariño. Vivía con su madre. A los ocho años era menudo para su edad, amable y sensible. Tenía una voz chillona y ceceaba, por lo cual sus compañeros le llamaban mariquita y le pegaban y le quitaban lo que tenía haciéndole llorar. A los 10 años dejó de ser el debilucho porque un adolescente matón del barrio cogió una de sus palomas y riendo le arrancó la cabeza. La ira de Tyson, contenida por años, estalló dejando al chico sangrando. Al darse cuenta de su fuerza salvaje se convirtió en un atracador y delincuente temido hasta en las correccionales. A los 13, Mike no sabía leer ni escribir, pero tenía una altura de 1.73 y 90 kg de peso. Un entrenador de boxeo se fija en él y lo adopta en su familia. Al recibir afecto se corrige y aprende a encausar sus impulsos asesinos y autodestructivos proporcionándole un colchón emocional. Por desgracia cuando este entrenador muere, los que le siguieron sólo se aprovecharon de su potencial golpeador. Tyson había luchado con sentimientos de tristeza, desamparo y desesperación toda su vida, era incapaz de reprimir sus impulsos y no podía dominarse. La falta de normas, de afecto y de educación dieron paso a la fiera. Él solía decir: “Estoy furioso, muy furioso y un día voy a estallar”.
Los niños resentidos empiezan a romper lo que se encuentran a su paso y se pelean, sienten odio. Ante la impotencia, la frustración, el coraje y la ira, deben tomar conciencia de los impulsos agresivos y aprender a manifestarlos sin violencia. No se trata de eliminar el conflicto, sino de buscar una vía constructiva. A veces se llega a situaciones en las que se quiere decir ya basta, dejar de ser víctima, y brota el deseo de cambiarlas, de defendernos, y sentimos la fuerza y el coraje, pero hay que aprender a canalizarlo. Cuando el problema no se atiende puede agravarse y llegar a ataques con armas, extorsión, violación de los derechos civiles, agresiones con lesiones, actividad de bandas y pandillas e intentos de asesinato.
Este filme nos pone un claro ejemplo de cómo se puede pasar de ser víctima a ser victimario. Una sociedad que no es sensible y consciente de esta problemática y permanece indiferente, no podrá evitar que los abusos y agresiones adopten la forma de violencia y en la versión de guasones se desate la destrucción de la misma.
Apoyemos a construir los sueños de los demás siendo una sociedad sensible y respetuosa de los derechos de los otros y no seamos la réplica de Ciudad Gótica.