Para comenzar con esta colaboración quiero dejar en claro que estoy de acuerdo con el asilo que el gobierno mexicano le otorgó a Evo Morales. Nuestro país ha sido siempre un Estado solidario cuando se produce una situación delicada en otro lugar. Ha sido pues, una tradición que nos ha distinguido y de la cual nos debemos sentir orgullosos.
Por otro lado, los resultados de Evo Morales como presidente lo respaldan. En sus catorce años de gobierno logró reducir la pobreza y disminuyó de manera significativa el índice de desigualdad. El crecimiento económico sostenido fue sorprendente. Mientras varios gobiernos voltearon hacia otra parte, Evo Morales se preocupó por el sector más olvidado de Bolivia: los indígenas.
Sin embargo y pese a lo anterior, Evo Morales cayó en la tentación de perpetuarse en el poder. Modificó la constitución en varias ocasiones para alargar su mandato y de a poco fue copando los organismos autónomos y eliminando los contrapesos.
La propia constitución le prohibía volver a ser candidato en 2019, sin embargo, Evo realizó un referéndum para preguntar al “pueblo sabio” si estarían de acuerdo con que fuera candidato una vez más. Perdió la votación y alegó que se le estaba negando el derecho humano a ser votado. Se presentó de nuevo y mientras los resultados le daban una desventaja, el sistema se cayó. Veinticuatro horas después el sistema se restableció y Evo ya aparecía con ventaja.
Vinieron las protestas. Evo invitó a observadores de la OEA para que revisaran el proceso y encontraron múltiples irregularidades. Las protestas se extendieron por las calles y ni la policía ni el ejército las quisieron reprimir. Trascendió que un alto mando de la milicia recomendó a Evo renunciar y el presidente actuó con responsabilidad, se fue para evitar mayores desastres.
Evo es un personaje de luces y sombras, pero indudablemente alguien que cayó presa de la tentación del poder, alguien que fue minando la democracia y que como muchos mesías tropicales, no veían un futuro sin él al frente. Llamarlo demócrata es una canallada, una mentira.
Pd.- una cosa es otorgar asilo y otra es revivir al Estado Mayor Presidencial para que lo resguarde y haga alarde de todo el despliegue que tanto decía detestar López Obrador. Insisto, no hay congruencia.
Por cierto ¿no les parece extraño que Evo Morales haya decidido radicar en San Miguel de Allende? Menudo paquete para el gobernador Diego Sinhue.
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