Las intervenciones de autoasistencia son una de las soluciones nuevas más prometedoras y apasionantes para mejorar la salud y el bienestar, tanto desde la perspectiva de los sistemas de salud como de las personas que las utilizan, a decir de la organización mundial de la salud.
La OMS utiliza la siguiente definición funcional de autoasistencia: capacidad de las personas, familias y comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades, mantener la salud y hacer frente a enfermedades y discapacidades con o sin el apoyo de un prestador de atención de salud.
El alcance de la autoasistencia incluye la promoción de la salud, la prevención y el control de enfermedades, la automedicación, la atención a personas dependientes, la búsqueda de atención médica primaria, especializada u hospitalaria cuando sea necesaria y la rehabilitación, incluidos los cuidados paliativos.
En la vida diaria se puede utilizar la autogestión para hacer actividades de autoayuda, autoeducación, autorregulación, autoeficacia, autodeterminación, automedicación, autoexamen, autoinyección, autoadministración y autoutilización.
También en la autorealización de pruebas como el automuestreo, autoexamen, autodiagnóstico, autorecopilación y autoseguimiento. En la autoconciencia hacer actividades de autoayuda, autoeducación, autorregulación, autoeficacia, y autodeterminación.
La OMS actualizó este mes las directrices unificadas sobre intervenciones de auto asistencia sanitaria, de manera particular las orientadas hacia la salud sexual y reproductiva y derechos conexos, que pueden ser consultadas en la web citada al pie de página.
Lo hace en un entorno de referencia reconociendo que para el año 2030 habrá una carencia de 18 millones de profesionales sanitarios en todo el mundo; que actualmente hay 130 millones de personas que requieren ayuda humanitaria (cifra récord), y los brotes de enfermedades representan una amenaza mundial constante.
Señala también que al menos 400,000,000 de personas carecen en el mundo de acceso a los servicios de salud más esenciales y, cada año, 100 millones de personas se ven sumidos en la pobreza por los gastos que implica costearse una atención sanitaria. Por ello dicen, es necesario encontrar urgentemente estrategias innovadoras que vayan más allá de la respuesta convencional del sector sanitario.
La recomendaciones que ellos emiten, algunas nuevas y otras que se actualizan sobre la autoasistencia de salud sexual y reproductiva y derechos conexos tienen como enfoque los siguientes objetivos: 1) mejorar la atención prenatal, el parto y la atención puerperal; 2) prestar servicios de calidad para planificación familiar, incluidos servicios en materia de infertilidad; 3) acabar con los abortos peligrosos; 4) luchar contra las infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, las infecciones del aparato reproductor, el cáncer cervicouterino y otras enfermedades ginecológicas.
También se presentan declaraciones nuevas y existentes de buenas prácticas sobre intervenciones auto asistencia en las que se abordan los siguientes temas: 1) consideraciones ambientales; 2) consideraciones financieras y económicas, 3) necesidades de formación de los dispensadores de atención de salud; 4) aplicación de consideraciones para poblaciones vulnerables.
Para cada recomendación se aporta además la calidad de las evidencias o pruebas que la soportan. Así por ejemplo, la recomendación 14 señala que el uso sistemático y correcto de preservativos con lubricantes compatibles en todas las poblaciones clave para prevenir enfermedades de transmisión sexual y la transmisión sexual del VIH es una recomendación firme, con pruebas de calidad moderada.
Como recomendaciones con pruebas de certeza baja-moderada se tienen los talleres de formación sobre el parto; el programa de formación de relajación aplicada impartido por enfermeras; el programa de prevención psicosocial basado en la pareja, cuyo contenido incluye el autocontrol emocional, gestión de situaciones conflictivas, resolución de problemas, estrategias de comunicación y apoyo mutuo para fomentar la crianza conjunta y positiva del lactante.
Y, por último la psicopedagogía, para mujeres con miedo al dolor que incluye información sobre el miedo y la ansiedad, miedo al parto, normalización de las reacciones debidas al miedo, etapas del parto, rutinas hospitalarias, proceso del parto y alivio del dolor.
Se declaran como buenas prácticas entre otras, el ofrecer a las poblaciones vulnerables servicios de salud e intervenciones de autoasistencia de calidad, asequibles, accesibles y aceptables, basadas en principios de ética médica, en su derecho a una atención sanitaria y evitando la estigmatización, la coerción, la violencia y la discriminación.
Todas las personas y comunidades deberían recibir los servicios de salud y las intervenciones de auto asistencia que necesitan sin sufrir por ello dificultades económicas.
Otra buena práctica recomendada señala que los trabajadores de la atención sanitaria deberían recibir sistemáticamente formación adecuada y de sensibilización para adquirir conocimientos, habilidades y capacidad de comprensión necesarios para prestar servicios a adultos y adolescentes de poblaciones clave, basándose en el derecho de todas las personas a la atención sanitaria, la confidencialidad y la no discriminación.
Se incorporó una nueva práctica señalando que las intervenciones de salud digital ofrecen oportunidades para crear y ofrecer información de auto asistencia, incluidas las de salud sexual y reproductiva y derechos conexos, y para generar foros de debate al respecto.
Si usted estimado lector está interesado en las 24 recomendaciones y 13 declaraciones de buenas prácticas, puede obtener el documento completo en la liga abajo citada.
Mientras tanto, en el seno de nuestras familias, debemos recapacitar en qué áreas de autoasistencia sanitaria debiésemos capacitarnos para solventar en la vida diaria nuestras necesidades de atención a la salud.