Se cumple un año de la “mañanera”, un medio de comunicación innovador, que, -desde las épocas de su jefatura de gobierno en la Ciudad de México-, hizo el presidente López Obrador para mantenerse comunicado con su electorado y sus gobernados. Así como “Aló presidente” con Hugo Chávez, fue un medio oportuno de comunicación o como lo es hoy, el tuit de Donald Trump o incluso el Facebook de Bolsonaro en el Brasil.
AMLO optó por una comunicación diaria y directa a través de este ejercicio -que no puede dudarse-, es de comunicación efectiva, pero que, con el paso del tiempo, en mi opinión, se ha desgastado. Si bien, los seguidores de Facebook se podrían contar hasta por 3 millones y el tiempo de estancia en la transmisión es menor de 3 minutos para los visitantes, es indudable que el medio no tiene ya la misma eficacia, aunque diariamente da temas de qué hablar, sobre todo a los periodistas.
El Presidente AMLO, no es elocuente, no responde las preguntas y, sin embargo, no se puede dejar de reconocer que “las mañaneras” son un referente periodístico, pues generan notas para los medios de comunicación y en muchos de los casos, provocan polémica que durante el día se discute gratuitamente en los medios familiares, en el trabajo y en las redes sociales.
“La mañanera” representó en el gobierno de la Ciudad de México, un recurso propagandístico de ideas políticas y pocas veces de números reales que puedan ser comprobados, pero logró conectar al gobernante con su pueblo y esto es al final de cuentas, lo que persigue un líder: convencer y lograr simpatías que se traducen hasta en las encuestas de aceptación del gobernante,
Algunos especialistas como la empresa SPIN, tienen una “numeralia” impresionante acerca de los tiempos de respuesta, eficacia en responder, perfil de los reporteros y esto ha permitido -entre otras cosas- mostrar que “la mañanera” es un ejercicio eficaz para el Presidente AMLO. ¡Pronto cansará a su auditorio? Creo que no. El pueblo percibe a AMLO como a alguien de los suyos. Les habla como uno de ellos. Su falta de inteligencia se suple con sencillez y el auditorio le perdona la cantidad de errores, su estilo lento y pueblerino.
Con un público de periodistas “cómodos” que le envían preguntas donde el Presidente se puede lucir, pocas veces se puede encontrar a profesionales de la comunicación que lancen las preguntas clave, críticas, que el “círculo rojo” quisiera escuchar. SPIN ha registrado el alto porcentaje de datos presentados por el Presidente, que son falsos o que no pueden ser comprobados, pero que el pueblo de AMLO cree y considera la verdad absoluta.
El principal actor es el Presidente y aunque permite la participación de colaboradores e inclusive de miembros de la sociedad, es al final de cuentas (y no tendría por qué ser de otra manera), una estrategia para comunicar la verdad del gobierno. Considero que la intención de “la mañanera” es completamente nueva, noble, sincera, pero de ser ciertas las encuestas del último mes, donde la caída de los niveles de aceptación es alta, AMLO tendría que repensar el formato de las “mañaneras” para seguir conectado con su público.
El “púlpito” en que se ha convertido este ejercicio de comunicación, permite sermones, prédicas, arengas, ofensas, advertencias que, dichas por el predicador, se convierten en festejo. Por eso, habrá que reconocer, que han creado un referente periodístico y que será difícil de suplir por otros gobernantes para crear opinión y aumentar su aceptación. Nos guste o no, la estrategia, aunque esté llena de información que no es fácil comprobar, ha logrado que el Presidente, todos los días, esté junto a la gente, hablando como ahora su servidor, de “la mañanera”.
* Director de la Universidad Meridiano