Recientemente se dio a conocer la noticia de que el Embajador de México en Argentina, Oscar Valero Recio, habría hurtado uln libro de la librería El Ateneo en Buenos Aires. La nota fue acompañada por un video en donde se observa al diplomático tomar el texto y esconderlo debajo de su saco.
Valero es un diplomático de carrera, Licenciado en Relaciones Internacionales, cuenta con una Maestría y ha fungido como catedrático de El Colegio de México. Es además miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Fue subsecretario de Relaciones Exteriores durante el sexenio de Miguel de la Madrid y se desempeñó como embajador en Chile durante la presidencia de Vicente Fox. Se trata de un hombre con alto perfil del cual no se explica tal vileza consignada en el video.
Trascendió que el libro tiene un costo de $200.00 MN. El canciller Marcelo Ebrard dijo que no toleraría ningún acto de deshonestidad y aseguró que Valero vendría a México a rendir cuentas, a dar una explicación.
No se trata desde mi punto de vista de hacer un linchamiento público, pero sí me parece grave lo acontecido. El costo del material es intrascendente. Podría ser un libro muy caro o muy barato. Eso no importa. Lo relevante es la acción, el acto de deshonestidad, porque Valero no es un simple individuo. Se trata del representante de nuestro país en Argentina. Por esa simple y sencilla razón y sin necesidad de que lo despidieran, él mismo debería de dimitir.
Pero el presidente ya salió a decir en la mañanera que “todos cometen errores” y parece que zanjará el asunto. Se trata del mismo presidente impulsor de la constitución moral y quien se ha dicho desde el inicio de su carrera política, hombre honesto hasta la médula. Quizá olvida que también se es deshonesto cuando se es omiso ante evidentes actos de deshonestidad. Pero no deberíamos sorprendernos. Al presidente lo acompañan individuos tan impresentables como Manuel Bartlett, René Bejarano y Napoleón Gómez Urrutia.
GARCÍA LUNA
Ayer se dio a conocer la detención de quien fuera secretario de Seguridad Pública durante el sexenio de Felipe Calderón, Genaro García Luna, en los Estados Unidos. Personaje siempre polémico de quien investigaciones periodísticas de Anabel Hernández y Ricardo Ravello lo ligaron a grupos criminales. Fue el hombre fuerte de la administración Calderón y su sed de reflectores lo llevó a organizar la farsa de la detención de Florence Cassez. Veamos qué está por suceder.