Queridos lectores: les platico que dedicando los últimos años al viverismo y con décadas de trabajo necio en reforestación, me propuse con un tesista de la Maestría en Medio Ambiente de la Universidad Meridiano, hacer un estudio para mejorar las condiciones de los parques y jardines de la ciudad y éste nos arrojó datos interesantes y útiles para mejorar nuestro ecosistema. 

El objetivo del estudio fue identificar nuestras fortalezas y áreas de oportunidad, con el propósito de incrementar la masa arbórea de la ciudad y proponer a la autoridad y a la sociedad, algunos proyectos necesarios.

Bueno, empezamos primero por identificar -de acuerdo a parámetros internacionales- si León tiene o no, suficientes áreas verdes comunes y número de árboles por número de habitantes comparados con Guadalajara, la ciudad líder en arborización. 

Esos dos parámetros son claves para entender el por qué nos encontramos “mal y de malas” en León en estos asuntos ambientales, pues al final, los árboles son aquellos que permiten capturar bióxido de carbono y, por lo tanto, disminuir nuestra “huella ambiental”. 

Si recurrimos a una calculadora de huella de carbono (la que generamos todos los seres vivos en mayor o menor medida), identificaremos que cada leonés en promedio, produce al año alrededor de 350 kilos y esto solamente se podría bioremediar con la plantación de cada ciudadano, de al menos 10 a 15 árboles. 

Identificamos las principales fuentes de emisión e incluso las zonas de la ciudad que más los generan. Hasta ahí, con el diagnóstico, todo bien; el asunto es cómo bio remediar. 

Como esto es un sueño guajiro, lo que nos quedaría es saber qué podemos hacer para que el municipio y también los particulares incrementemos la masa arbórea. 

Algunas de las estrategias indispensables para incrementar la masa arbórea de León, son: crear “bonos ambientales” donde el ciudadano pueda (a costa de multas o impuestos), hacer reforestación, asegurando que los árboles tengan vida prolongada; usar la base de datos de SAPAL para geo referenciar los espacios candidatos a reforestar y con apoyo de comités de colonos, plantar árboles; con redes vecinales y empresariales tener ejércitos de vigilantes ambientales para aplicar multas a quienes mutiles o corten árboles. 

¿Cómo entonces poder incrementar la masa arbórea municipal? Tenemos del 30 al 40% de banquetas con potencial de sembrado. 

Grandes avenidas tienen espacio para hacerlo, pero esto se logrará solo intensa vinculación del vivero municipal con la sociedad y empresa. 

Las mejores prácticas mundiales tienen como principal estrategia el crear bonos municipales de carbono para estimular con descuento a una tarifa (siempre y cuando estos representaran un incentivo fiscal para las personas). 

Para una estrategia de parques y jardines, considero que la emisión de bonos municipales para aquellos que reforesten o se apropien adoptando áreas, tendría que ser sobre el descuento de servicios municipales o de bonos que puedan ser canjeables; por ejemplo, por árboles, uso de agua tratada, abono en los viveros municipales.

Hoy, para forestar, para arborizar, el plantador, tiene que lidiar con reglamentos obsoletos, con colonos que se resisten, con autoridades que no ayudan, con regulaciones excesivas, con conseguir dinero para comprar árboles, con empresas que difícilmente dan apoyo, con jóvenes que piden acreditación del servicio social y esto no es fácil.

Calculo que del total de árboles que mueren en León después de una campaña es del 70% por numerosas razones, pero la principal es la falta de la red social (colonos, plantadores y gobierno) para que sobreviva el árbol. 

Para fondear estas actividades, podemos utilizar fondos como los “bonos de carbono” de la plataforma MXC02 y esto debería ampliarse para que el municipio diera recibos deducibles de impuestos a los viveros que aportemos árboles.

Los gobiernos estatal y municipal en León han hecho por años actividades, pero con una eficacia muy baja.  

No se trata sólo de plantar muchos, sino de asegurar que éstos sobrevivan y para esto siempre requerimos de comunidades arraigadas que acompañen el proceso.

El acompañamiento siempre con estudiantes y simpatizantes es indispensable. 

En esa radiografía que elaboramos, logramos identificar las áreas vulnerables no sólo a plagas, sino por la aparición de islas de calor y que podrían climatizarse, utilizando precisamente masa arbórea. Estamos a tiempo de hacerlo.

*Director de la Universidad Meridiano, AC

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