Hace algunas décadas un pintor, ya con gran fama internacional, llamado Diego Rivera, plasmó en el vestíbulo de cierto hotel del entonces Distrito Federal, la frase: “Dios no existe”.
El personaje tenía su creencia en el materialismo y su compromiso resultaba marxista leninista. Fue mayúsculo el escándalo a grado que el mismo artista hubo de borrar aquella proclama.
Viene a la mente el suceso ahora que otro pintor cobra alguna notoriedad y alza la polémica con un cuadro en donde muestra la figura del caudillo Emiliano Zapata, desnudo, con cuerpo de mujer, tacones en sus pies, para mejor precisión, montado en un corcel brioso.
En el año que ya termina, dedicado por el Gobierno de AMLO a ese revolucionario señero, tal cuadro levantó una muy seria confrontación que va para rato, mayormente cuando dicha pieza fue colocasa dentro del Palacio de Bellas Artes, como para exaltar por parte de las autoridades su significado.
Si ya que el sitio es un recinto oficial. En él ahora se puede ejecutar tal acción igual que homenajear, como ya se hizo, a un pastor de La Luz del Mundo.
Lo impactante de este suceso, o sea acontecimiento inédito, es que los grupos que impulsan transgénero, en sus varias acepciones y modalidades, ya tomaron el hecho y, por supuesto la pieza artística, como bandera de lucha. La esgrimen y tremolan.
En contraparte núcleos, principalmente de campesinos, se han mostrado inconformes con que al personaje revolucionario se le insinúe, en la obra plástica, como escaso de varonilidad.
Para penetrar en el análisis de la obra y su significado es pertinente aclarar que la libertad de expresión, en los diveros sentidos y formas, no tiene límites.
Las obras de Miguel Ángel, de Siqueiros, de Picasso, al contemplarlas, en sus formas e incluso en sus mensajes, pueden gustarnos o no pero son el reflejo de una realidad estética e incluso histórica.
No nos vamos a incomodar y menos espantar porque El Greco, hijo, haya plasmado totalmente desnudos y de frente a Pandora y Epimeteo.
En monumentos, frescos, estatuas está un ayer que captaron los artistas e incluso la cosmovisión que se imaginaron o se les reveló.
Si el autor de este “zapata” se imaginó, para realizar su cuadro, un pesonaje contrario al cotexto varonil y en su obra lo despoja de la propia naturaleza que tenía el guerrillero, agrede con su interpretación a un personaje y distorsiona la verdad histórica, social, ética y hasta filosófica.
Zapata fue campesino con proclama por la tierra para quienes la trabajan. No se montó en la bestia por gusto o pose sino para pelear. En lo político impulsaba un cambio de régimen.
Fue, sin duda alguna, fiel a sus convicciones hasta el grado de creer en quien lo engañó, traicionó y asesinó.
Pero ahora, repetimos, el cuadro allí está, exaltado por el Gobierno Federal, que es quien maneja Bellas Artes.
Quiere eso decir que desde el poder federal se fomenta una distorsión histórica y la degradación de los valores que, quiérase que no, se involucraron, con ideas y las armas zapatistas para perfilar el México que ahora tenemos.
Fabián Chairez, el pintor ¿cómo se imagina a otros de nuestros personajes revolucionarios?
Como con su “zapata” de figura fémina encantó a la grey lésbica que alzó revuelo en la opinión pública, es probable que se le ocurra, hoy que estamos en la época de las ocurrencias, plasmar al Centauro del Norte, al señor Carranza, a Plutarco Elías Calles y otros personajes de esa época, fuera de su contexto físico real, para mostrárnoslos distorsionados en su ser y trascender.
No, de ninguna manera se le vaya a ocurrir a alguien suponer que proclamamos una nueva inquisición para que este pintor sea quemado con leña verde, luego de un juicio sumario ante la opinión públia de fanáticos mochilongos.
Nada de eso, antes al contrario proclamamos que debe respetarse su libre expresión; pero entendido que la autoridad, de todos los niveles, de ninguna manera se obliga a controbuir a la degradación de las figuras que, como el Caudillo del Sur, proclamaban y luchaba por otro México, lo que resulta patrimonio histórico-nacional.
Que se sepa ese cuadro no está a la venta, pero si se realiza una subasta, apoco la maestra Elba Esther Gordillo lo adquiere para su colección que incluye Boteros, heredados, según ha dicho, de su madre, una profesora rural chiapaneca que le dejó, a decir de la lideresa misma, legado multimillonario.
O el mismo Gobierno puede ordenar que se compre ese cuadro plásrico, para aumentar su riqueza pictórica, que ha de ser muy grande ya que los artistas, en alguna época se ponían “a mano-mano con Hacienda” entregando obra.
Obras que, por cierto, nadie sabe en dónde están o en manos de quiénes quedaron.
Como dato curioso, simplemente anecdótico, no para investigar: Diego Rivera, quien decía por su ateismo radical, que Dios no existe, se iba a La Merced, con su amigo católico al extremo! Jesús Guisa y Azevedo, a sentarse en la baqueta, para disfrutar las ricas enchiladas de una vendedora, con brasero y comal.
Pues ese Diego le hizo un retrato a su contrario ideológico, quien por apuros de impuestos lo entregó a Hacienda. ¿En dónde está esa obra? En casa de algún político, no es posible pensar que se la hayan devorado las termitas.
Para el autor del Zapata desnudo y distorsionado hasta más no poder, si resultara su mecenas el Gobierno Federal, con las obras a futuro, se podría crear una nueva galería es Bellas Artes, a fin de exaltar la contrahistoria.