La detención en los Estados Unidos la semana pasada de Genaro García Luna ha despertado suspicacias y dudas. Ha cimbrado además a importantes funcionarios de la administración Fox, pero sobre todo a la de Felipe Calderón.

García Luna comenzó muy joven su carrera al interior de la policía y cobró relevancia cuando dirigió la Agencia Federal de Investigación (AFI) durante el sexenio de Vicente Fox. Recordemos que fue uno de los responsables de armar el teatro en la detención de Florence Cassez en diciembre de 2005 y de fabricar a la banda del Zodiaco. Asunto plagado de irregularidades desde el origen y que provocó un severo conflicto internacional con Francia.

Pero ni las denuncias de los periodistas Anabel Hernández y Ricardo Ravello le hicieron mella, tampoco las reiteradas acusaciones de Gerardo Fernández Noroña. Si algo había quedado claro en el sexenio de Felipe Calderón, en el cual García Luna fue secretario de Seguridad Pública, es que pasara lo que pasara sería inamovible. Fue su hombre de confianza, el arquitecto de la Policía Federal y quien gozaba de presentar a los presuntos narcotraficantes ante las cámaras de televisión, como si se tratara de un reality show.

El inicio de un juicio en su contra resulta extraño por decir lo menos. Se le acusa de conspiración para introducir droga a los Estados Unidos y por supuestamente haber recibido sobornos del cartel de Sinaloa. Las acusaciones se basan en la declaración de Jesús “El Rey” Zambada, hermano de “El Mayo” y quien fuera detenido precisamente en tiempos de García Luna.

Digo que resulta extraño porque al finalizar la administración Calderón, García Luna se fue a radicar a Miami, solicitó la residencia permanente y fundó una agencia de seguridad.

¿Apenas en EEUU se están dando cuenta de las relaciones oscuras del ex secretario? ¿No lo investigaron lo suficiente en su momento u omitieron información clave? ¿No se dieron cuenta que las propiedades a su nombre superaban en mucho lo que percibió como funcionario? ¿Qué cambió? ¿Qué fue lo que sucedió?

Resulta difícil pensar que la fiscalía base las acusaciones solamente en los testimonios de testigos protegidos. Seguramente el caso es sólido y la información que poseen es suficiente para incriminarlo. García Luna entonces deberá colaborar para reducir la sentencia y el salpicadero puede ser terrible. Es desde ya un gancho al hígado para el ex presidente Felipe Calderón, quien a pesar de haber declarado desconocer los delitos que se le imputan al ex secretario, verá mermada su credibilidad y la del partido político que está por fundar, si no es que sobreviene algo peor.

VACACIONES

Esta columna se toma unos días de descanso. Deseo a todos ustedes una muy feliz navidad y un próspero año nuevo. Si usted lo permite, nos volveremos a encontrar el miércoles 8 de enero.

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