En estos nuestros días hay personas inconformes con los métodos, sistemas y cambios que ha impuesto el presidente López Obrador en diversos ámbitos de la realidad nacional.

Los opositores tienen, o para decirlo mejor, tenemos derecho a discrepar y lógicamente a pensar de otra manera e incluso proponer metodología diferente para el manejo de la problemática que nos agobia.

Luchar porque haya cambios está legitimado en una democracia que no tiene por qué asfixiarse en la claudicación de los inconformes.

AMLO, no hubo duda, ganó la Presidencia en forma legítima, empero ha ido cerrando su círculo de control con una serie de medidas que el Congreso aprueba solidaria y puede decirse que obedientemente ya que la mayoría de Morena domina tal ámbito de poder, por su número.

La oposición resulta simbólica supuesto que, aún con la razón a su favor en ocasiones, no se corrigen ni puntos o comas en los dictámenes.Es absurdo; pero es legal, diría don Servilio.

Esa situación trasciende a diversos sectores sociales en donde efervesce cierto ánimo contrario al mecanismo totalizador en donde se ubica el actual régimen.

En no pocos medios de comunicación y sectores no oficiales o sea de la sociedad civil, se plantean críticas fundadas y se ofrecen soluciones diversas al enfoque de la problemática que el Presidente actual determina, sin que el Mandatario escuche y menos rectifique. 

El más polémico: las guarderías, sin quedarse afuera de ese debate el Seguro Popular. Se sostiene, por parte de quienes dominan desde el poder, que la nueva estructura será lo mismo, pero ampliada. Y ¿en ese borrar y empezar de nuevo cuántos miles de millones de pesos se involucran?

Está claro que concentrado el poder político no hay disposición para atender y menos convenir con razonamientos diferentes, por más bien fundamentados que resulten.

Y como no existe, por ahora, un canal de comunicación entre el pueblo inquieto y el gobierno centralizador, entonces en redes sociales y otros medios, se vierten propuestas de diversa índole, incluso algunas que en ocasiones son extremistas o torpes.

De paso recordemos que ya hubo un Presidente que inventó una especie de buzón popular para, se dijo, conocer la realidad desnuda del pueblo. 

Este sistema de comunicación duró poco pues  resultaba imposible contestar, a nombre del Mandatario, las cartas de todos los solicitantes, demandantes y críticos. 

Le dieron muerte a la idea que estaba, se advirtió, nutrida de de esa suculenta demagogia que adereza no pocas  veces la política. 

Con Miguel De Lamadrid, en el momento que se instalaban los buzones para “entender” al pueblo, el documento para “El Plan Sexenal” ya estaba lavado y planchado. Igualito que ahora: antes de la “consulta” se tienen los resultados. ¡Maravilla de la adivinación!

Volvamos a algo de lo que fluye en redes sociales.

Circula una cadena que invita a quien la recibe para que la reenvíen a 20 personas más y éstas a otras tantas para ir, de esa forma, casi al infinito.

Apoco a ustedes, mis lectores, ya los atrapó.

Lo primero que hemos de entender, es que, ya lo dije en anterior colaboración, las redes sirven para un regado y para un fregado. O sea: para todo.

Luego entonces seamos cautos. Leamos o escuchemos con detenimiento a efecto de no involucrarnos o darles rienda suelta a disparates o simples ocurrencias inocuas.

A este propósito circula texto atribuido a un organismo empresarial, que a todas luces tomaron como pretexto o sea, lo creo firmemente, usurparon esas siglas que aunque ya hubo en tal y muy respetable organismo un dirigente que denostó a los jueces, no por ello vamos  a dar crédito al escrito que se le atribuye al centro patronal puesto que la aberración del “documento” brinca los límites de la cordura.

Sí, de allí salieron Maquio y Luis Felipe Bravo Mena, para activar en el PAN, incluso el primero fue candidato presidencial; pero como dijo la viejita…

Se proponen, en el referido “documento”, enmiendas a la Constitución a la vez que se afirma que “el Congreso no sirve para nada”.

Alto, esperen los autores de esa tremebunda idea. Es cierto que dicho poder republicano está dominado por Morena y sus aliados y que obedece a la mano que mece la cuna; pero la lucha cívico-política que se impone, es que la razón impere en su seno, no que únicamente mande el número.

Ante tal situación hemos de recordar que no es esa una realidad nueva; ya el anterior Mandatario, Enrique Peña Nieto, tuvo en un puño al Congreso y los partidos con una idea supuestamente salvadora. ¿Y qué ocurrió? Que la misma se cayó como un castillo de naipes.

El Congreso es institución republicana, puede reformarse especialmente en su manejo, pero se carece de sentido al afirmar que “no sirve para lo que fue creado”. 

Aparecen  en el cuerpo de ese escrito sugerencias válidas, en cambio otras salieron de un ánimo vengativo como proponer que los diputados (¿y también los senectos?) perciban su sueldo basado en el doble del salario mínimo. ¡240 pesos diarios! La verdad un albañil media-cuchara gana tantito más.

Se propone igualmente que a los diputados  (¿y por qué a los senadores no?), se les alpliquen exámenes de conocimientos, aptitudes, psicológicos y toxicológicos antes y durante el cargo.

Una vez electos, si no pasan ese análisis ¿van para atrás? Y los votantes que los eligieron, se supone que quedarían sin una representación si tampoco los suplentes califican.
El escrito sigue con una serie de sugerencias que tocan en su esencia a la democracia, pues se encamina a demandar  que los representantes populares sean preparados a más no poder, lo que hace pensar en que, en ese ilusionismo, ya no contaremos con indígenas, obreros, campesinos en las curules, a menos que lleven diploma de alta graduación académica.

Es útil sugerir, proponer, empero hay que hacerlo con el conocimiento real, cierto de la estructura congresional, mínimamente.

Pero… en fin: cada quien es libre de invitar al ilusionismo democrático. Si usted quiere entrar en el juego y la fantasía, difunda ese tipo de escritos, sin entenderlos y menos meditarlos.

¿Será para bien?
 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *