La sangre es un recurso vital para la atención en salud y es un hecho que las donaciones y transfusiones consiguientes contribuyen a salvar vidas. 

Situaciones como complicaciones en el embarazo por hemorragia, anemia grave, traumatismos, accidentes, violencia, desastres naturales, procedimientos quirúrgicos o médicos complejos, enfermedades onco-hematológicas, alteraciones de la coagulación, enfermedades crónicas, cuidados intensivos, entre otros, se benefician de manera sustancial gracias al preciado y valioso recurso que es la sangre.

La realidad que se vive en México con respecto a la donación sanguínea es bien conocida: desde hace años existe un atraso monumental con respecto a las metas internacionales de llegar al 100% de donadores voluntarios y altruistas.

El esquema de reposición (ir a donar solamente cuando algún familiar, amigo o conocido lo necesita) es el que impera, lo que aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades asociadas a transfusión y ocasiona que no haya un abasto seguro y suficiente de sangre. El esquema malogrado de esfuerzos disgregados de campañas de promoción, no ha producido un incremento sustancial de la proporción de donadores altruistas, que no supera el 5% a nivel nacional.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) exhortó a sus países miembros a lograr la autosuficiencia de sangre a través de donadores voluntarios no remunerados y el año 2020 es la fecha marcada para que el 100% de las donaciones de sangre sean de origen altruista. México está lejos de acercarse a esta meta, es más, ni siquiera ha comenzado a competir. 

Los últimos días del año suelen ser momentos de retrospección y reevaluación. Son una oportunidad para reflexionar lo que puede estar mal y planear acciones en afán de recomponer el camino. Para este asunto de suma trascendencia e incluso de seguridad nacional, es imperativo que se establezcan políticas públicas y se ejecuten las acciones correspondientes para lograr un abasto seguro y suficiente de sangre. 

Por las fechas, valdría la pena hacer una lista de propósitos de año nuevo, orientados a amalgamar el Plan Nacional de Salud y la legislación vigente, para establecer y llevar a cabo acciones con respecto a la seguridad sanguínea y exigir a los entes rectores (Centros Nacional y Estatales de Transfusión) resultados con respecto a las mismas. Será fundamental asegurar el financiamiento de los establecimientos dedicados a la colección y procesamiento de la sangre para infraestructura, equipamiento, personal y capacitación,  implementar sistemas de calidad, establecer una base  de datos nacional de donadores de sangre, promover una cultura de la donación basada en el entendimiento de la idiosincrasia del donador mexicano, desarrollar planes de contingencia para situaciones de desastre,  integrar estrategias de comunicación y educación más allá del esquema tradicional de campañas y colaborar de manera estrecha con los medios de comunicación.  

Será importante establecer metas claras y evaluar el cumplimiento de las mismas con respecto a la educación, motivación y reclutamiento de nuevos donadores con la visión de transformar a esta generación en una fuente de donadores altruistas, reconociendo su importancia y contribución a la sociedad.

Llegó el 2020 y no alcanzamos la meta, sin embargo no hay tiempo para lamentos, hay que ponerse a trabajar. Arriba el ánimo y todos a colaborar. Salva vidas, ¡dona sangre!

 

*Médico Patólogo Clínico, egresado de la Universidad de Guanajuato para la licenciatura en Medicina y Especialidad en el Centro Médico Nacional “La Raza” del IMSS por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *