Si usted busca la palabra “vapeo” en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, no la va a encontrar. Si la busca en Google encontrará más de tres millones 600 mil sitios.
Si busca “vapeo y León” encontrará hasta tiendas especializadas en nuestra ciudad para la venta de productos que tienen un sistema electrónico de administración de nicotina, que calientan el tabaco sin quemarlo y de otros, que utilizan líquidos con o sin nicotina y saborizantes variados, promocionados como un “producto de riesgo reducido” para la salud.
Los cigarros electrónicos son dispositivos electrónicos con un elemento calefactor que produce aerosol para inhalación (inhalar el vapor = vapeo, vapear) y que se han propagado como una alternativa más saludable al tabaquismo y un posible dispositivo para dejar de fumar.
En México su uso está prohibido por ley, pero como siempre ocurre, el 1% de la población lo utiliza y el 6% lo ha utilizado o probado alguna vez. La Secretaría de Salud y la Cofepris en agosto de este año alertaron sobre su utilización y los riesgos a la salud que implican.
En el Congreso de la Unión los aliados y los detractores de su utilización ni siquiera lo han puesto a discusión y considero que el 2020 será un año propicio para la revisión de este tema.
Las revisiones serias de la literatura médica con palabras clave como vapeo, cigarrillo electrónico y sistemas electrónicos de suministro de nicotina combinadas con temas específicos como su función potencial en la cesación del hábito de fumar, productos químicos en el humo de cigarillos tradicionales y electrónicos, farmacología del suministro de nicotina y el estado reglamentario actual en todo el mundo han revelado de entrada la prohibición en nuestro país y el permiso en muchos otros.
En donde están permitidos y se hicieron estudios, los productos electrónicos lograron tasas moderadas de cesación con los beneficios de la gratificación conductual y sensorial.
Por el contrario, en muchos estudios, los participantes continuaron usándolos para mantener su hábito en lugar de dejar de fumar.
Se informó un total de 22 sustancias tóxicas aparte de la nicotina, en el líquido de los cartuchos de los cigarrillos electrónicos y sus emisiones. Muchos de los compuestos tenían concentraciones más bajas en los electrónicos en comparación con el humo del tabaco.
Existe la necesidad de realizar grandes ensayos clínicos globales a largo plazo en entornos de la vida real para determinar sus usos potenciales, los efectos adversos de los vapeadores y lograr la armonización de la concentración de la solución de nicotina.
Pero mientras esto ocurre, podemos ver a través del espejo retrovisor el efecto en los jóvenes estudiantes de secundaria del vecino país del norte: mientras que en 2011 el 1.5% de ellos usó cigarrillos electrónicos, en 2019 llegó al 27.5%, considerándose ya una epidemia de vapers adolescentes, inducidos quizá por prácticas de marketing engañosas para atraerlos como clientes.
De hecho, algunos estados están demandando por ejemplo a Juul Labs -marca más popular de cigarrillos electrónicos-, quien anunció ante las demandas que cesará las ventas de la mayoría de sus vainas con sabor, incluido el mango y la menta, dos de los principales sabores utilizados como inducción de los adolescentes.
Más alarmante fue saber que casi el 12% de los estudiantes de tercero de secundaria y el 7% de los de segundo año usan vapores de nicotina diariamente, lo que sugiere adicción.
Cabe señalar que los estudios sugieren que los químicos inhalados durante el vapeo afectan el cerebro, el corazón y los pulmones. La nicotina altera el desarrollo cerebral de los adolescentes, aumentando el riesgo de adicción a otras drogas.
Además los adolescentes que vapean tienen un mayor riesgo de síntomas respiratorios crónicos que sus pares que no lo hacen.
Todo esto se ha apreciado en tan solo una década del mercado autorizado de cigarillos electrónicos en los Estados Unidos de Norteamérica, habiendo cambiado la tecnología de manera significativa en este periodo de tiempo.
También este año los cigarrillos electrónicos perdieron la reputación de ser inofensivos, cuando los primeros informes de lesiones pulmonares y muertes relacionadas con el vapeo proporcionaron un correctivo absoluto: hasta el 10 de diciembre un total de dos mil 049 personas de aquel país, muchas de las cuales eran jóvenes y de otra forma saludables, habían sido hospitalizadas.
De ellas, 52 personas en 26 estados, incluyendo un joven de 17 años, han muerto. Reportes similares se han dado en otros países del mundo y la alerta sigue en pie.
Es importante recordar que el tabaquismo es una de las principales causas de muerte y enfermedad en nuestro país, por lo que nuestros esfuerzos deben estar orientados a tratamientos eficaces y seguros para ayudar a los fumadores a abandonar el consumo del tabaco.
Dicen los especialistas que el mejor es la combinación de asesoramiento psicológico y tratamiento farmacológico: terapia sustitutiva con nicotina (goma de mascar, parches, comprimidos, caramelos, inhaladores y aerosol), buropion y varenciclina.
Todos ellos utilizados a dosis y tiempo son capaces de duplicar y hasta triplicar las posibilidades de dejar de fumar. El vapeo no ha demostrado ser útil.