Desde los años 60, cuando terminé la enseñanza primaria, comiencé a darme cuenta de la existencia de los clubes sociales y deportivos en la ciudad. Así conocí por algunos familiares y amigos que me invitaron al Deportivo Juventudes, antes de que existiera el bulevar Adolfo López Mateos; contaba con su gran alberca, cancha de futbol, el frontón a la fecha muy visible desde la calle. Para mis recuerdos el más antiguo.

Después conocí el Club Atenas, entonces muy moderno y más nuevo con mayor exclusividad, sus socios muy cuidadosos de sus instalaciones y de sus membresías. Estaba bien equipado con su alberca muy grande, gimnasio, restaurante, peluquería y sus baños de vapor, turco y regaderas, canchas de tenis, basquetbol y volibol, su amplio estacionamiento. 

Cuando solíamos acudir por el rumbo del naciente fraccionamiento Jardines del Moral, por su avenida principal donde a los lados había casas en construcción, y hasta el fondo en el llamado Vallado del Moral, a las fiestas de aniversario de los arandenses avecindados en León, se comentaba o hablaba del Club Campestre de Golf, pero no lo conocíamos por ser muy exclusivo y no permitían el ingreso a cualquier persona, además se integraba con un nuevo fraccionamiento privado, que se rumoraba era del señor Rodrigo González Calderón, magnate empresario del calzado dueño de la fábrica GeCeSa.

Al paso del tiempo, fuimos conociendo de otros clubes con similares equipamientos, para no ser repetitivo; pero a mediados de la década de los 60″s con la inauguración de la Deportiva del Estado por la carretera León-Silao, se dio oportunidad de que, por una módica y accesible cuota de ingreso, la utilizaran las clases populares que no podían pagar las cuotas de inscripción y mensualidades de clubes deportivos privados.

Los sábados desde las 8 de la mañana varias escuelas de la localidad, desde primarias hasta preparatorias, citaban o llevaban a sus alumnos a la Deportiva del Estado para disputar diversos torneos interescolares, o simplemente para fomentar el ejercicio y la educación física hasta las 14 horas en varias ramas del deporte.

Se complementaban con las instalaciones deportivas del IMSS, como gimnasia y sobre todo natación y clavados. O la Martinica, en futbol.

Durante los años en que me ausenté de la localidad desde 1969 hasta 1986, periódicamente me iba enterando de la apertura de nuevos centros deportivos, de convivencia y esparcimiento, tales como Punto Verde, Britania, Racquet Club; después ya habiendo retornado, pues se aperturaron El Loyola, El Century, El Bosque, los Naranjos y la Hacienda ¡cuatro clubes de Golf! En León, Gto.

Significaba un gran equipamiento deportivo urbano.

En su mayoría, las directivas correspondientes organizaban sus bailes de aniversario, elección y coronación de sus reinas o embajadoras, o constituían sedes de eventos deportivos de talla nacional en las ramas de tenis, golf o natación; algunos contaban con sus amplios salones de fiestas y restaurantes.

Los diversos estratos de la sociedad leonesa encontraron en estos clubes sociales y deportivos una oportunidad para convivir familiarmente, aminorar el golpe de la fatiga y el estrés de las semanas de esfuerzo y de trabajo, así como también una forma de contribuir a la salud practicando deportes y ejercitando corporalmente su estructura física, para evitar o ahuyentar enfermedades diversas, como la que hoy nos agobia tanto: la diabetes.

Desafortunadamente algunos de los clubes han desaparecido y otros declinan poco a poco; pero seguramente surgirán nuevos por diversos puntos de la extensión cada vez mayor de la mancha urbana.

Los amables lectores seguramente recordarán los gratos momentos que han disfrutado en las instalaciones deportivas que hemos mencionado y si acaso hubiéramos omitido involuntariamente mencionar algunos, les solicito nos lo recuerden o comenten a nuestro correo o a este prestigiado periódico am.

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