Culturalmente los mexicanos nos hemos acostumbrado a ver hacia atrás; no hacia la historia que enseña, sino a los eventos a los que atribuimos siempre nuestros males. 

Que si las crisis se deben a la conquista española y a Hernán Cortés, que si a la invasión y guerra con los americanos (con la que perdimos la mitad del territorio), que si a los malos gobernantes, que si a los penales con los que siempre perdemos los partidos, y así, cantidad de pretextos para hacernos ver al pasado. 

El problema es que ahora nuestro Presidente y líder, réplica y muy bien-, la mirada al pasado: la culpa de nuestros males, la tienen los gobiernos neo-liberales, el entorno mundial, la corrupción, las “minorías empresariales rapaces”, los conservadores, la “prensa vendida”, los “fifís”, etc. etc.

Es un hecho que el acumulado de malas decisiones de política económica del gobierno de nuestro Presidente AMLO, nos ha llevado a la recesión. Sería imposible refutarlo. No ha sido el entorno internacional. Los datos duros del INEGI muestran que, desde hace 10 años, no se había contraído el PIB, el Producto Interno Bruto. No es un mal importado, los Estados Unidos crecieron 2.2% siendo nuestras economías altamente interrelacionadas. Nosotros decrecimos en el 2019, oficialmente, en 0.1% del PIB y aunque al Presidente no le gusta hablar de “crecimiento”, sino de “desarrollo”, sabemos que esto no se logra, si lo primero no se alcanza.

Ni la noble intención del Presidente de entregar millones de apoyos sociales a los más pobres podrán ser posibles, sino hay crecimiento económico, si seguimos en recesión. Por fin, lo entendió AMLO e instruyó esta semana a instalar un “gabinete económico” para lograr el crecimiento y salir de la recesión.

 Ya no abundaré en los errores de la cancelación del aeropuerto de Texcoco o en la cancelación de las licitaciones para atraer inversión extranjera o en el sub ejercicio presupuestal o en el discurso que espanta a los inversionistas y genera desconfianza. Ya “lo pasado, pasado&”, como diría la canción; se trata ahora de mirar hacia adelante y no repetir, eso sí, los errores.

Soy de los que trato de ver siempre hacia adelante. Por eso, insisto en que para que nos vaya bien a todos, le debe ir bien a AMLO. Tontos seríamos en pensar lo contrario. Pero la cuestión ahora, es cómo salir de la recesión económica. Guanajuato no ha sido ajeno.

Nuestra economía, lo reconocen el INEGI y el Banco de México, ha sido la más dinámica en crecimiento del PIB en los últimos 20 años (aunque tenemos pendiente, eso sí, el desarrollo económico y social). Por este efecto nacional, el dinamismo del sector de manufacturas nos afectó en el Bajío para llevarnos a menos del 2% y esto representa poco o casi nada.

El Gobernador de Guanajuato frente a la recesión y la disminución de las transferencias federales (la riqueza que generamos los guanajuatenses), ha hecho lo que usted y yo, y que cualquier emprendedor inteligente haría: pedir prestado para activar la economía y poner a trabajar los fondos de pensión e incluso generarles a estos mayores rendimientos. No tenemos otra alternativa para seguir creciendo. Es la confianza en los inversionistas de ahora y en las nuevas generaciones para construir un futuro mejor, lo que ha logrado la prosperidad de los pueblos en la historia de la humanidad.

El Presidente debe cambiar su discurso. Pasar a proponer una visión confiable del futuro. A llamar a la concordia. Al olvidarse de atacar a los periodistas y al pasado. Debe mirar al futuro y a apoyar a la fuerza emprendedora y empresarial que tenemos. Para ayudar a los más pobres, en esa enorme deuda social que tenemos con ellos, se requiere generar riqueza, vender nuestros productos, exportar, hacer gasto público inteligente, generar confianza a la sociedad para invitarles a producir, a comprar, a invertir.

No es con rifas ni tómbolas como se crea riqueza. Es con negocios socialmente responsables, como haremos crecer al País. La cruzada contra la corrupción es buena, necesaria, indispensable, pero no basta. Requerimos que el Presidente nos lance a mirar lo que viene, a darnos la confianza de que es nuestra fuerza la que lo logrará. No es mirar al pasado y echando culpas a otros, como lograremos salir de la recesión. 

*  Consejero electoral del INE

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