Como bien lo dijo Clive Staples: “De todas las tiranías, una tiranía ejercida sinceramente por el bien de sus víctimas, puede ser la más opresiva. Quien nos atormenta por nuestro propio bien, nos atormentará sin fin, porque lo hace con la aprobación de su propia conciencia”.
La semana pasada en esta columna denuncié que el Gobierno Federal no licitó ningún medicamento para tratar el cáncer y que hasta hoy, no ha iniciado el proceso de hacerlo con la industria nacional y extranjera establecida en México.
Pero en lo oscurito, preparaba un golpe para sacar un “Decretazo Humanitario antimonopólico” para importar de donde ellos quieran, medicamentos para tratar a las y los mexicanos, que pondrán sin duda en riesgo la ya deteriorada salud de la población.
Es decir, la tiranía sanitaria del Gobierno Federal para “nuestro bien y con fines humanitarios” que aplicará la Comisión de Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) -que ha sido incapaz para procesar miles de solicitudes de registros sanitarios- pero que en un tiempo más que breve, registrará y “ratificará” la calidad, seguridad y eficacia de millones de productos comprados primero y “verificados después” y que nos administrarán a todos los mexicanos.
De manera claramente apresurada y sin hacer una evaluación de riesgos, se publicó en el Diario Oficial el 28 de enero el decretazo que autorizará la compra internacional de medicinas, sin que previamente tengan que ser verificadas por nuestra institución de vigilancia y regulación sanitaria, Cofepris, que se convertirá en oficialía de partes.
Es indignante que el Presidente de la República justifique esta medida argumentando una emergencia humanitaria y el presunto boicot y monopolio de las farmacéuticas.
Crisis humanitaria es la que está provocando la incapacidad de su gobierno para adquirir los medicamentos a tiempo y distribuirlos a fin de que lleguen a los pacientes; motivo por lo cual ahora ya no solo al IMSS sino también a las entidades federativas que habían decidido participar en la “Compra consolidada”, les autorizaron que le hagan como puedan pero que ya lo compren ellas.
Con esta medida, la cabeza de la Cuarta Transformación y sus colaboradores siguen sin entender la complejidad del sistema de salud.
Pero la tiranía de su imaginación se hace realidad al obligar que la agencia regulatoria que nos debiera de asegurar no tener riesgos sanitarios, en este caso por medicamentos y otros insumos para la salud, cumpla sus deseos a cabalidad, a sabiendas que no tiene la capacidad para hacerlo.
Lo que evidencia esta medida, es que para el Gobierno federal la regulación sanitaria es un estorbo que le “impide comprar en mercados más baratos fuera del país”, para dizque presumir grandes ahorros, aunque no tenga garantía de que estén adquiriendo los productos seguros y con calidad que necesitan los enfermos, por un lado, y por el otro, tampoco se tenga la garantía de su distribución oportuna.
El acuerdo emitido por la Secretaría de Salud permite establecer un proceso que regularice la importación de medicamentos sin registro sanitario en México, dirigido a cualquier enfermedad o padecimiento, que estén autorizados por las agencias sanitarias de Suiza, la Comisión Europea, Estados Unidos, Canadá, Australia, Agencias Reguladoras de Referencia, Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), precalificados por el Programa de Precalificación para Medicamentos y Vacunas de la OMS y Agencias Reguladoras, miembros del Esquema de Cooperación de Inspección Farmacéutica; esto incluye medicinas que se fabrican en China, Malasia, India o Sudáfrica, que no cumplen, en muchos casos, con la normatividad que se exige, o exigía, a nivel nacional para la propia industria local.
Entonces ¿qué tan seguros y eficaces para las personas son los medicamentos que el Gobierno federal quiere importar? y que asegura cuentan con el aval de las instituciones internacionales.
Les contestó: no están seguros, pues la misma OPS/OMS, respecto de la lista de “medicamentos preclasificados” por ella, que nuestro país autorizará comprar libremente sin los permisos correspondientes, señala que “la inclusión (en la lista) no constituye un aval o garantía de la aptitud, por parte de la OMS de ningún producto para un propósito particular, incluso en lo que respecta a su seguridad y eficacia”, señalando la necesidad de que cada país haga su propia validación de acuerdo a sus normas sanitarias. (1)
Nos quieren hacer creer que instancias internacionales como la OMS avalan la calidad de los medicamentos, cuando en realidad el órgano rector de la salud a nivel internacional lo desmiente y se desmarca de manera contundente.
Por otra parte, es increíble que las farmacéuticas del país tengan que cumplir con altos estándares y procesos de revisión -con retardo increíble de la Cofepris- mientras que por “nuestro bien” los medicamentos que se adquirirán, se sujeten a reglamentación menos estricta, por no decir, que solo se les sellará “Aprobada”.
En otro orden de ideas, no hay ningún acto de la autoridad federal y que está más que obligado a hacerlo, contra los “monopolios” y los “boicots” a que se refiere el presidente, pues en México son un delito. Yo digo NO a la Dictadura Sanitaria.
1 Ver: Disclaimer for WHO list of prequalified diagnostic products en https://www.who.int/diagnostics_laboratory/evaluations/PQ_list/eng
Posdata: A 80 días de que rindió protesta la titular de la CNDH, no se ha manifestado acerca de las claras violaciones del derecho a la salud que han sufrido miles de compatriotas. ¿Dónde está la CNDH?