Las pensiones cuestan ya al Presupuesto Federal un billón de pesos cada año. Una sexta parte de los seis billones con los que cuenta el Gobierno para su gasto. El problema no queda ahí. El cálculo actuarial de su crecimiento, según analistas, llega al 10% anual.

En cinco años, cuando termine el sexenio, la carga aumentaría en más de 600 mil millones.

Si la economía no crece o lo hace a paso de tortuga, pronto el futuro encontrará al erario sin fondos para cumplir ese compromiso.

Entrando a aguas turbulentas, el Poder Judicial aclara que el compromiso en las pensiones más altas no puede superar los 10 salarios mínimos, independientemente de cuánto sea el salario del asegurado. El tema parecía una nueva bomba hasta que Zoé Robledo, el director del IMSS, la desactivó diciendo que no habría cambios.

La distribución de las pensiones tiene diferencias notables entre sectores. Pemex, la CFE y el mismo IMSS tuvieron contratos que favorecían la jubilación temprana con sueldo casi completo o superior al del retiro en el caso del Seguro. Los términos cambiaron porque era imposible brindar ese tipo de prestaciones a los nuevos ingresos, a los jóvenes que no tendrán la misma base demográfica para sostenerlos. La pirámide de edades cada día se hace más cuadrada, por tanto las nuevas generaciones no podrán con la carga.

No es un problema de México, es un tema mundial. En Francia vimos las huelgas de los empleados del transporte público porque Emmanuel Macron quería cambiarles la edad de jubilación. En Europa la esperanza de vida aumentó 20 años desde la Segunda Guerra Mundial. Había trabajadores que se jubilaban a los 55 años y hasta menos, luego su vida se prolongó hasta los 85. Hay casos en que los trabajadores del gobierno vivieron más tiempo jubilados que en su tiempo de empleados.

Las presiones obreras en Francia son una anticipación de lo que puede pasar en México cuando las jubilaciones se lleven una cuarta parte del presupuesto.

Cuando se crece a zancadas de más del 5%, la economía puede soportarlo casi todo, como en los países asiáticos o lo que sucedió en Japón hace 50 años.

Lo curioso es que el presidente Andrés Manuel López Obrador asegura que durante su sexenio no se modificarán las edades de retiro. En el Seguro Social el retiro es a los 65 años, cuando se ha cubierto una determinada cantidad de semanas laboradas.

Por desgracia en el país la esperanza de vida de los hombres ha decrecido en los últimos años por los homicidios dolosos. Habíamos llegado a 75 años y ahora estamos en 74. De ese tamaño es la tragedia por la violencia en el país.

A la suma de compromisos presupuestales de la Federación debemos agregar a muchas universidades del Estado que no tienen fondos suficientes. El tiempo se fuga y un día, cuando despertemos a la realidad, no habrá reforma fiscal que pueda completar todo lo que viene.
Pero ese es un tema para otra Perspectiva.
 

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