El arribo inaugural de Toyota en Guanajuato será una fecha de un antes y un después en nuestra historia industrial.
Toyota es uno de los tres fabricantes de automóviles más grandes del mundo. Compitió en el 2018 con los grupos Volkswagen y Nissan-Renault, todos con una producción superior a los 10 millones de vehículos.
Su éxito se debe a los procesos de manufactura que evolucionaron TODO. El método Toyota de perfeccionamiento continuo es imitado y establecido en la mayor parte de las empresas que compiten en el mundo de los autos y las autopartes.
La historia del automóvil en Guanajuato comenzó cuando el entonces gobernador Carlos Medina Plascencia apoyó la construcción de la General Motors en Silao.
Luego, durante los sexenios de Juan Manuel Oliva y Miguel Márquez Márquez se abrieron Mazda en Salamanca y Honda en Celaya; finalmente Toyota llega a Apaseo el Grande.
Quien impulsó esa industrialización fue Héctor López Santillana con apoyo de Manuel Fernández. Hay que reconocerlo.
El éxito del ramo automotriz lo previeron hace tres décadas Eduardo Sojo y Carlos Flores Alcocer con su estudio Guanajuato 2020 (qué rápido llegó la fecha). Fueron profetas en su tierra.
Las condiciones de comunicaciones, paz laboral y el TLC serían fertilizantes puros para su crecimiento y desarrollo.
Alrededor de las armadoras se instalaron decenas de fábricas de partes que ofrecen buenas oportunidades de empleo en los parques industriales. Volkswagen produce motores en el Puerto Interior. La Pirelli y la Michelin fabrican llantas en Silao y en León.
Es una historia de éxito construida con la aportación de nuestros impuestos, otorgados en tierras y apoyo de infraestructura y capacitación. Dar recursos a las ricas industrias multinacionales ha sido muy buen negocio para el estado.
Sin embargo, los 25 años que vienen plantean retos con el arribo de los autos eléctricos. Las plantas tendrán que reconvertirse. Volkswagen comienza el lanzamiento de muchos modelos EV puros (Electrical Vehicles) y en China surgen 400 marcas de autos y camiones eléctricos de todos colores y sabores.
Para entender el futuro hay que escuchar a Elon Musk, quien aseguró hace una semana que en 10 años la mitad de los autos serán eléctricos y en 20 años todos los vehículos serán autónomos.
Hoy tenemos que pensar en atraer “gigafábricas” de baterías y centros de investigación y desarrollo para el futuro.
La participación de Microsoft en el espacio de la Expo Bicentenario es un buen arranque para hacer de ese elefante blanco el primer centro de “mentefactura”.
Esa visión también la tuvo Eduardo Sojo cuando propuso que Guanajuato debería transitar rápido a la economía del conocimiento, el piso más alto de la productividad nacional.
En México lo cercano a un Silicon Valley es Guadalajara con empresas hindúes de software y centros de programación que venden servicios en todo el mundo.
Guanajuato puede competir si logramos pacificarlo pronto, si ahora invertimos más y mejor en la seguridad pública y encontramos a los líderes que puedan lograrlo.
La aceleración del conocimiento (tasa de cambio en la velocidad) nos deja pasmados y a veces perdidos en los alcances de la ciencia y la tecnología.
Apenas hace dos semanas comentaba el valor de Tesla en el mercado, que se dispara aún más en los últimos días. Ahora se cotiza en tres veces que GM.
Mauricio Usabiaga, secretario de Desarrollo Económico, y su equipo deben buscar el camino de los electrones, como alguna vez la ruta de la seda cambió al mundo.