La pretensión, desde la cumble del poder actual, es controlarlo todo: teniendo en las manos las raíces social y económica principalmente.

Para que tal estrategia opere primero se dejan ver y muestran al desnudo, las necesidades del pueblo, sobre todo del que se ubica en la base de la pirámide social.

Sí, de ese conglomerado que no ha escalado por los peldaños del alfabeto y la seguridad social. Los marginados. A ellos, el redentorismo gubernamental les ofrece y en muchos casos proporciona ayuda. 

Al tratarse de medicinas y, por supuesto, atención médica, la astucia oficial opera siguiendo a Maquiavelo o sea deja que las carencias hagan crisis.¡De pronto llegan los recursos!. 

Alguien, políticamente, se gana el aplauso y la solidaridad.

En esa estrategia es claro que AMLO y Morena cuentan con operadores  que vislumbran realidades y juegan con el tiempo para ponerlo a su favor.

¿Una carretera en Atarjea?. Con el anuncio basta, es más que suficiente para que los moradores de la región se convenzan que ahora sí viene el progreso; pero que perciban en donde está la mano que mece la cuna.

Lo de El Zapotillo hay que “manzanearlo”. Que sí, que no. Todo a su tiempo, que la gente y los gobiernos piensen, imaginen, supongan que se puede ir para abajo.¡Si en Texcoco se perdieron miles de millones!, ¿por qué a pretexto de la altura en la cortina o los reclamos de Temacapulín no se puede cancelar la obra?.

Lo anterior no va a ocurrir. Llegará el momento de campañas políticas y entonces quien sea el abanderado de Morena, personero de Andrés Manuel, dispondrá de la solución financiera que termine la tarea. ¿Para quién los aplausos y votos?. 

Ahora, ya lo vemos porque del cielo a la tierra no hay nada oculto, la guillotina contra el Seguro Popular, no fue en razón de ineficacia sino, realidad de realidades, para imponer el INSABI, obra de los personeros de Andrés Manuel Presidente.

Es de confiar que Guanajuato no se deje despojar de ese monumental Hospital recién estrenado, en donde todo, hasta los vigilantes y afanadoras son de alta preparación, ya no digamos los profesionales de la administración y la medicina. ¡Es otro mundo!.

Y, como en la España de otros tiempos: el señor don Gil de Robles, mandó hacer un hospital…pero antes hizo a los pobres.

Hay carencias extremas en los nosocomios, cobros insultantes por servicios que la gente no puede pagar, escasez de medicinas.

La gente reclama, exige y allí están las crónicas de la angustia. 

Brota la purulencia y se asoma la rapiña, como en el hospital del Estado de México que financiaron particulares y cero gratuidad, ya que cobran con uñas largas hasta  reponer lo invertido.

¿Y la ley contra el engaño y la mentira?. Dormida en sus laureles. Ni siquiera acusar a los pillos con su abuelita para que les de unas nalgadas. Silencio sepulcral ante la rapiña.

Pero& ahora sí viene lo mejor: con el avionazo y la tamaliza, que recaudarán miles de millones, serán equipados todos los hospitales y terminados los que los fifís o liberales dejaron en obra negra o apenas diseñados; habrá medicinas y tratamientos sin límite o discriminación. 

Los magnates, dueños de capital en este país de suma maravilla, sobre todo para ellos, ya se comprometieron.

A poco ocurre como le dijeron al chino: “copelas o cuello”. Es seguro que los capitanes de empresas no se harán para atrás. 
Permítanme una breve historia: era una empresa que compraba “desperdicios”, industriales. A peso el kilo. Cuando entraba a sus inventarios la suma era a dos pesos. Allí ya ganaban el cien por ciento en toneladas y más toneladas.
 
En el despacho de contadores con profesionales muy bien preparados, tenían en la nómina de pagos a toda la familia de los propietarios, hasta a lactantes como empleados o trabajadores. 

Al conocer esas y otras realidades, es como para que nos imaginemos si los magnates, comprometidos con AMLO por la cena tamalera, ¿van a sacar de su guardadito, del patrimonio duro lo de la compra de boletos?. A poco le hacen “changuitos a Tarzán” y salen las aportaciones del mismo cuero; trabajador o consumidor.

Así los pobres financian a los pobres.

Un magnate tiene la caja de ahorros de sus operarios. La administra en su empresa. El sabe lo que rinde ese dinerito, pero al fin de año o para Semana Santa, les entrega cuentas y a cada quien lo acumulado…más el siete  por ciento. Presume: “ganaste por encima de la inflación, que fue del cuatro, te fue requetebien”.

No digo que todos los patrones son iguales, porque los hay en verdad justos y hasta generosos; pero en tratándose de negocios, como decía el padre Crucito: “en cosa de puercos todo es dinero; y en cosa de dinero todos son puercos”. Esa máxima resultó totalizadora e injusta; pero cerquita de la realidad.

La pregunta está en el aire: ¿quién pagará el avión y la tamaliza?.

Luego les cuento otra historia de fondos oscuros.
    
Nota marginal: un lector me detuvo ayer afablemente y con suma educación me aclaró que en una palabra de reciente colaboración, me había equivocado ortográficamente. Le dí dos abrazos, uno por leerme y otro por corregirme.
 

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