En el 2004 salió a la luz el filme “Un día sin mexicanos”, dirigida y escrita por Sergio Arau, que expresa la importancia de los hispanos en California desapareciéndolos de su trabajo.
Cuando Josefina Vázquez Mota era secretaria de Desarrollo Social en el Gobierno de Vicente Fox, le escuché equiparar el mensaje de esta película a una versión femenina que hablaba de “Un día sin mujeres”, en la cual resaltaba muchos de los trabajos que realizan y que parecen invisibles y poco valorados. Desde los domésticos, crianza de hijos y trabajo formal.
Ahora se retoma el título para que las mujeres nos unamos con algo más drástico que daña, lastima y causa muerte a este sector de la población; la violencia que se expresa en acoso sexual y psicológico, en violaciones, tocamientos, golpes, insultos, descalificaciones, maltrato, abuso, trata de mujeres y niñas y la muerte de manos de una pareja que supuestamente te ama.
Quienes inicialmente convocan al paro del 9 de marzo que dice #El9NadieSeMueve y #UnDíaSinNosotras, dicen no estar financiadas por el neoliberalismo ni ser de derecha como acusa el Presidente de México. La indiferencia de un gobierno que no escucha ni toma con seriedad las protestas de las mujeres, es lo que empuja a las convocantes a hacer algo diferente que las visibilice y valore sus demandas: invisibilizarse.
Lo que ha provocado aversión de este paro con algunos grupos católicos, es que quienes lo organizan usan la pañoleta verde, símbolo de partidarias del aborto. Entiendo que esto cause rechazo a quienes nos preocupa la vida de bebés indefensos en el vientre de una madre.
Éste ha sido un gran punto de desunión en la lucha de los derechos de las mujeres. No obstante lo anterior, en estos últimos días que la indignación por la violencia de género se desbordó, la sociedad está tomando conciencia de sus terribles consecuencias y es importante reconocer la gravedad de esta situación que está afectando a tantas mujeres.
Unirse por el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia no quiere decir que se apoye el aborto, simplemente se demanda que el gobierno tome con seriedad y con énfasis prioritario acciones y programas permanentes y efectivos que logren disminuir y erradicar la violencia machista que tanto daño ha provocado y sigue causando.
No es válido descalificar esta iniciativa porque un grupo de feministas radicales pintarrajearon edificios y monumentos como un desfogue a su rabia y frustración al no ser atendidas por el gobierno ni porque mueren más hombres que mujeres violentamente. En este punto habría que entender lo que es un feminicidio.
De acuerdo con la definición de Diane Russell, quien acuñó el término femicidio para diferenciarlo del homicidio neutro, se aplica a todas las formas de asesinato sexista, es decir, que son
los asesinatos realizados por varones motivados por un sentido de tener derecho a ello o superioridad sobre las mujeres, por placer o deseos sádicos hacia ellas, o por la suposición de propiedad sobre las mujeres”.
No se busca tampoco enemistar a hombres contra mujeres, ya que son muchos los hombres que rechazan este tipo de violencia e incluso es cada vez mayor el número que se adhiere al movimiento “Me Too” que apoya a las mujeres. El hombre no es enemigo de la mujer, no se trata de una lucha de sexos que promueve el odio a los hombres, no se trata de hacer escándalo, no es cosa del demonio que quiere destruir la esencia femenina como también he escuchado decir a algunos.
Hay personas que no entienden la trascendencia de la igualdad de género y la critican.
La igualdad de género es un principio constitucional que estipula que hombres y mujeres son iguales ante la ley”
, es decir, que ambos tenemos los mismos derechos y deberes frente al Estado y la sociedad. Este “paro” pretende hacer realidad este derecho. Con la igualdad se construye una sociedad más solidaria y justa.
Las mujeres debemos vivir sin miedo. La violencia contra las mujeres y las niñas es inaceptable, se puede prevenir y ponerle fin con esta acción colectiva. Es por eso que este 9 de marzo debemos permanecer invisibles para hacernos visibles. Después vienen las responsabilidades y compromisos que deben derivarse de este esfuerzo.