La responsabilidad es una palabra delgada, deja en su estrechez la necesidad de asumir esas decisiones que tomamos, en palabra o actos. Las herramientas de las que se sirve la responsabilidad son el conocimiento, pues al final es un valor que está en la conciencia de una persona que dice tener valores y ética. El resultado que habla de responsabilidad es el cómo se afronta un hecho, dicho o situación de la manera más positiva e integral que ayuda a conformar presente y hacer futuro.

De una u otra manera todos hablamos y pedimos responsabilidad; usamos tanto la palabra que desluce más ni así parece desgastada. Sobre todo, ante el gesto que exige responsabilidad para cumplir los compromisos que la sociedad impone y no son cumplidos o los de un tercero hacia mi persona. Dicen, que las personas responsables son dueñas de algunas características: seriedad en sus tratos, dedicación y observancia de la conducta, son de decisiones acertadas en situaciones ambiguas basadas en principios, conocimiento o experiencia; honestos y firmes sabes a qué atenerte- toman riesgos inteligentes, cuestionan con criterio y argumento. Personalmente reconozco que, en muchas ocasiones, sometida por absurdas y propias presiones he fallado a compromisos contraídos, hablado sin conocimiento o basada en prejuicios, creencias o la más llana estupidez, moviéndome así en una irresponsabilidad a conciencia, pues bien sé que ese acto, aquel descuido, la acción, esta palabra lejos de hacer bien me harán perder luz y faro. La premura, las ganas de comerse el mundo a puños; el engolosinado ego me ha hecho trastabillar alejarme del deber, que en conciencia sé propio y necesario. La responsabilidad, comparto, no solo está en el ámbito personal, sino trasciende a una sociedad en donde como miembros de ella tenemos el compromiso moral de preservar las buenas condiciones alrededor; este compromiso se origina por la preocupación de las autoridades, los individuos e instituciones de los daños que las actividades económicas, sociales, educacionales o de salud pueden causar al medio o las personas.

La irresponsabilidad, definitivamente no es un contagio, es una decisión, de ahí que cuando escuchó a un presidente expresarse sin responsabilidad para expresar lo que no sabe, solo atinó a decirme: querida Velia si de estas no aprendes ya nunca lo harás. Escucha, atiende, reflexiona, busca por complicado que te parezca y cansado ser responsable, vivirás con paz y sin arrepentimientos o usted amable lector ¿qué me aconseja? Me permito trascribir los dichos reflexivos del sr López. &” Evitar abrazos es una de las recomendaciones claves para evitar el contagio del coronavirus. Salvo en México, donde el presidente & (AMLO) dijo que hay que abrazarse más& el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, anunció que no se adoptarán dichas medidas porque tienen muchas consecuencias sociales y económicas. «No somos hipócritas ni conservadores», anunció el presidente López alegando que no oculta información respecto al coronavirus. Enfáticamente exclamó: «hay que abrazarse, no pasa nada». (13 de marzo 2020 *La mañanera*) Además de esta otra mañanera: La violencia de este martes en Guanajuato fue un acto propagandístico y aparatoso. (11 marzo 2020 Ibidem).

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