Van tres
Ánimo que ya es lunes. Constantemente hemos escuchado que hay que identificar las señales, y en la industria automotriz-autopartes con la aparición del COVID-19 ha surgido el tercer aviso.
Nos referimos a la oportunidad para que la industria automotriz crezca su cadena de proveeduría en México.
Con la guerra comercial entre China y Estados Unidos, los expertos comenzaron a expresar que es una buena oportunidad para que las empresas mexicanas se preparen y así exista la oportunidad de que aumenten sus exportaciones al vecino país, sustituyendo los productos que anteriormente enviaba China. Algo que pocos, al menos en el Estado de Guanajuato, aprovecharon.
La integración de un mayor número de componentes de un automóvil establecido por el T-MEC requiere que sea del 75% el contenido de los 3 países involucrados (Estados Unidos, México y Canadá), cuando anteriormente era del 62.5%, en un periodo no mayor a los cinco años.
Por si hacía falta una tercera señal; ésta llegó luego de los problemas que dejó el paso del COVID-19 por ciudades neurálgicas en China para el automotriz como Wuhan, la ciudad donde comenzó a propagarse el coronavirus, y que ha venido provocando la escasez de insumos a las armadoras automotrices en Estados Unidos, Europa y ahora en México.
La exigencia que opera al interior de las plantas automotrices ha ocasionado que varias de ellas hayan tenido que adelantar sus trabajos de cumplimiento con el T-MEC, sumando a nuevos proveedores locales.
El caso más marcado fue el de Mazda planta Salamanca que pidió a uno de sus proveedores justamente de China venir a producir el componente a Salamanca, Guanajuato. Teniendo que invertir 5 millones de dólares, de acuerdo con Reuters.
La pieza necesaria es para el exterior de sus modelos Mazda3 y la CX-30.
Para analizar
El brote de COVID-19 ha provocado que los líderes y propietarios de negocios tomen decisiones a corto plazo para dar continuidad a sus operaciones.
Medidas que podrían tener consecuencias de largo alcance que aún no se comprenden completamente.
Ante un contexto de contingencias tan relevante, es importante que las organizaciones identifiquen los rubros de la empresa que podrían verse más afectados, y a partir de ellos configurar un plan de continuidad del negocio efectivo que ayude a mantener con normalidad tres temas principales: Cadena de suministro, Operación del negocio y Factores financieros y externos, compartió Rolando Garay, Socio Líder de Asesoría en Tecnología y Transformación de KPMG en México.
Atención a los siguientes puntos que nos parecen importantes para compartir con usted, estimado lector.
Garay mencionó que la primera etapa para hacer frente a los diferentes escenarios que tienen delante las compañías consiste en contar con un plan de continuidad del negocio, que permita comprender los riesgos principales en las operaciones y la cadena de suministro.
Claves
A partir de este conocimiento, agregó que será posible destinar los equipos suficientes para atender la crisis, y luego enfocarse en el diagnóstico de la cadena de abastecimiento y la gestión de riesgos.
En la segunda etapa es esencial determinar si los directivos y su gobierno corporativo podrían tomar las decisiones clave con la rapidez necesaria, planeando escenarios financieros y de negocio que abarquen desde una pronta recuperación ante esta coyuntura, hasta un freno en el crecimiento o una posible recesión global.
Finalmente, el directivo de KPGM mencionó que en la tercera etapa será necesario dar continuidad a la construcción de una cadena global de suministro ágil y con visibilidad plena de todos sus eslabones, así como comprender y realizar una automatización digital y de procesos para mitigar las consecuencias de las posibles interrupciones que, como hemos visto, pueden afectar a las empresas debido a factores externos, desarrollando e implementando prácticas potenciadas de gestión de riesgos.