Actualmente la Organización Mundial de la Salud (OMS) goza de credibilidad y prestigio a nivel internacional y ha establecido protocolos de atención diseñados por lo mejor del pensamiento científico internacional.

Esto no implica una ausencia de discusiones entre distintas corrientes de pensamiento sobre lo que es y no es conocimiento científico.

Por la crisis global producto de la pandemia del coronavirus, la OMS se ha colocado como una institución que tirios y troyanos han reconocido como valiosa y que posee criterios suficientemente sensatos, pertinentes y científicos de modo que deviene en criterio de verdad para analizar y juzgar las medidas que cada país aplica, de acuerdo a su propia problemática.

En correspondencia a la diversidad geográfica y a los esquemas de enfermedades propias de cada país, los gobiernos nacionales han tomado medidas específicas para enfrentar tal pandemia, aceptando de forma crítica el arbitraje y la asesoría de la OMS.

Las y los especialistas de la Secretaría de Salud han mostrado una solvencia intelectual y una capacidad de respuesta impresionante. 

Al frente de ellos, el Dr. Alcocer (investigador nacional emérito del SNI y Premio Nacional de Ciencias 2015), el Dr. López Gatell (con cientos de citas en revistas científicas de alto impacto por sus investigaciones), han diseñado y coordinado una estrategia de atención con peso propio y además avalada totalmente por la OMS.

La valiosa articulación acordada y reconocida, entre el pensamiento científico mexicano traducido en política pública y el organismo rector de la salud a nivel mundial, deja mal parados a quienes desde la oposición consideran que demeritando con memes, frases aisladas o videos editados, van a ganar más votos en las próximas elecciones. 

Como lo he manifestado muchas veces en tribuna y en estas páginas, bienvenida la discusión argumentada y constructiva, pero si de verdad se considera al de la salud como uno de los derechos fundamentales del ser humano, se deberían modificar las actitudes y mensajes superficiales que originan pánico y desconcierto. 

La historia es clara: la ciudadanía sabe reconocer las aves carroñeras que tergiversan la verdad para fines político-partidistas, vengan de donde vengan, y esto es conveniente considerarlo de cara a la tercera fase de medidas para enfrentar la pandemia y sus consecuencias.

Hay que reconocer la realidad de hombres y mujeres en toda su complejidad y frente a los retos pendientes destaca con peso propio la tarea del Estado para enfrentar el grave problema de la violencia de género, tal y como se consigna en las directrices del Gobierno de la República y en las recomendaciones de la OEA, que aconseja incorporar la perspectiva de género en las medidas para mitigar el COVID-19. 

Las doctoras Nadine Gasman, presidenta del Inmujeres; y Karla Verdichevsky, directora del Centro de Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud, presentaron el jueves pasado diversas alternativas de solución, así como servicios para atender a quienes se encuentran en peligro ante la violencia contra las mujeres y las niñas, que en estos momentos de confinamiento podría profundizarse.

La #SusanaDistancia es parte de las medidas indispensables para posibles casos de violencia contra las mujeres y los servicios, así también el número telefónico 911 que sigue funcionando en todo el país, incluyendo servicios de asesoría y acompañamiento en casos de violencia contra mujeres y niñas.

Nadie es ajeno a la realidad: todavía las mujeres tenemos la responsabilidad en los cuidados de higiene, lavado, planchado, cuidado del hogar, del bienestar de las familias, en especial de adultos mayores y enfermas.

Afirma la Dra. Gassman que somos nosotras quienes estamos a cargo de las inequitativas tareas hogareñas; las mujeres trabajamos tres veces más que los hombres en estos afanes, es decir 39 horas semanales contra 14 horas de los hombres. 

Según cifras, los hombres han aumentado la inmensa cantidad de siete minutos a estas actividades.

Ante esta situación urge reconocer, redistribuir y reducir la carga de trabajo del hogar, para que alcancemos un equilibrio. 

Hombres que se dedican a labores del trabajo en el hogar y cuidado de familias, resultan ser menos violentos, así lo muestran las cifras.

La sociedad en su conjunto debe estar pendiente de las recomendaciones de salud y bienestar con
perspectiva de género y de la atención a las violencias contra las mujeres y niñas. Además de los cuidados generales propios de esta pandemia, el feminismo ha dotado de herramientas muy poderosas para detectar la problemática específica de las mujeres. 

La violencia en contra de las mujeres y las niñas que en estos momentos de confinamiento puede aumentar, cuenta con los canales de atención diseñados por el gobierno federal; hagamos caso y estemos alerta.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *