Ahora que estamos pasando por este confinamiento impuesto por la emergencia sanitaria del COVID-19 agregado a la observancia reflexiva de la semana santa es una gran oportunidad de convivir íntimamente con alguien a quien poco acudimos pese a su cercanía, es decir, a nosotros mismos. El diario frenesí de la vida cotidiana nos mantiene siempre en relación con otros integrantes de la sociedad y alejados de uno mismo.

A pesar de la excelente propuesta de la distancia social, mucha gente se queja del encierro forzado y se le dificulta la convivencia consigo. No estamos acostumbrados a estar solos. Siendo seres gregarios, tendemos a la unión con nuestros semejantes. Es difícil desprenderse de los grupos de cualquier índole. Sin embargo, conviene intentarlo.

De la solitud han surgido grandes descubrimientos e inventos, así como enormes obras de arte. Los grandes genios y creadores necesitan del silencio y el alejamiento para crear y hacer crecer a la humanidad. Son incontables los seres humanos que hacen esto.

Por otra parte, la introspección que trae aparejada esta semana siempre ha sido útil para acercarnos a un ser superior y ofrecerle nuestros pensamientos u oraciones. Estas experiencias místicas han probado ser propicias para mentes de santos e iluminados.

No obstante, mucha gente se queja del confinamiento y lo interpreta como un castigo, no como una ocasión de crecimiento espiritual e intelectual muy personales como ninguno.

Después de todos los males que nos acarrea esta peligrosa pandemia hay que ver algunas cosas buenas, como son precisamente la convivencia familiar, el mejoramiento del medio ambiente con descensos en los niveles de contaminación de nuestro entorno.

 EL ahorro de recursos naturales y la preservación de nuestras fuentes de energía son otros beneficios tangibles a corto, mediano y largo plazo. También el cese de fuego en las zonas de guerra es algo que puede derivar gran mejoría en muchas partes del mundo.

No es gratuito que en épocas pasadas se hayan creado e inventado tantas cosas antes de que la electricidad y los medios de comunicación irrumpieran en la vida de los pueblos.

Es común que, en los centros de readaptación social, los reclusos estudien una carrera profesional o un oficio que los mejorará como personas y los reinsertará en la sociedad.

La meditación es una actividad muy apreciada y que puede servir a grandes sectores cuando se aplica correctamente, es algo muy parecido a la oración y tiene mucha fuerza.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *