El gusanito de la política, cuando llega a una persona, ya no se puede quitar, menos si de su acción obtiene beneficios. Es, dicen algunos observadores, como la hepatitis, que aparetemente ya se fue, pero el virus late.

Eso explica, en mucho, que los entregados a esa labor, hombres y mujeres, resultan saltamontes, que van de un puesto a otro, sin caerse de las ramas presupuestales naturalmente.

Si ustedes, lectores acuciosos aplican un poco de su tiempo en observar esa realidad, se darán cuenta que, en todos los partidos de México, hay, por decirlo así, grupos y hasta familias que se apoderan de los puestos públicos, más si son de elección popular.

Sígales las huellas: hoy diputados locales, mañana van al Senado, luego alcaldes, legisladores en su estado y cuando esperan turno realizan grandes negocios porque ya conocen los misterios de eso que se denomina tramitología. Mayor beneficio alcanzan cuando sus cuatalanes se ubican en puestos claves.

Eso es la política activa, no solamente en México, sino en todo el mundo, recordemos simplemente que el señor Putin, en la Rusia que domina, se ha vuelto a reelegir por otros cuantos años y apoco hasta que el tiempo o el cuerpo aguante.

En nuestro sufrido México, ese apetito bulle, late y hasta palpita en todos los niveles de Gobierno, es mal endémico, por eso los presidentes de la República escogen a quien creen que va a ser su servicial. Si ven que no les será fiel montan maniobras para acotarlo y en ocasiones hasta los favorecen hechos como los de “Lomas Taurinas”.

Esa especie de fidelidad de un Presidente para quien lo puso, hasta ahora no ha existido, el sucesor, por regla general, ya con la Banda Presidencial, les voltea el “chirrión por el palito”.

¿Y a qué viene tan semejante preámbulo?, pensarán los amables lectores y lectoras.

Pues para precisar que la constante está a la vista.

Primero el señor Bonilla, que hoy gobierna Baja California Norte, con sede en Mexicali, hizo truculencias para aumentar el período de su ejercicio.

Se armó la de padre y señor mío. El rechazo de los legos o letrados fue unánime. Se llegó, grotescamente, hasta la ya desacreditada consulta popular.

Y el asunto allí quedó, como en el Limbo.

¿Fue una finta, anuncio, especulación?

Apoco las tres realidades pues prontamente salió otro gato a retozar.

Los diputados y legisladoras federales de Morena así como sus contlapaches de otros partidos, cuando ya estaba por caernos la pandemia del Coronavirus, sacaron sus dardos legales para atinarle a su propia reelección.

Así, sin más.

Sin dejar el cargo podrán aspirar, ¿qué digo?, estarán en aptitud de tomar agua de Celis, para repetir.

Con esa maniobra es seguro que muchos y no solo ellos, sino también ellas, por lo que debe decirse muchas, harán huesos viejos en las curules y claro que con una experiencia apoco menor que lo grueso de su chequera.

Claro que ese dictamen que pasó al Senado de la República, no va a pasar.

Luego de la pandemía la Colegisladora le dará para atrás o lo meterá en famosa congeladora para que duerma el sueño de los injustos.

Ocurrirá así porque el “agandalle” fue tan burdo, grotesco, vulgar y ofensivo que exaltó los ánimos hasta de los morenistas, que los ha de haber, de buena fe. Que los hay, sin duda alguna. No únicamente son partidarios de ese grupo en el poder los beneficiados económica y privilegiadamente, también existen quienes creen en la inmortalidad de los cangrejos.

Esas vísperas, lo de Bonillla en Baja California y la maniobras de los curulecos en el Congreso Federal, ¿anuncian lo que muchos creen que viene?

Hablando con propiedad histórica y realidad actual, no creo que sean preámbulos para una reelección de AMLO.

López Obrador Presidente ha sido muy claro al respecto. Ha insistido una y otra vez en que terminando su sexenio se irá a su rancho, de curioso nombre, por cierto.

Claro que algunos observadores conspícuos, o sea puntillozos, insisten en que el ahora Mandatario a muchas cuestiones que ha planteado en un sentido, luego les dio para atrás. Es verdad. Empero el degaste simplemente físico que está teniendo por su forma de ejercer el poder, lo seguro es que no le dejará fuerzas para más.

Pero la pregunta de mayor fondo es otra: El escenario que preparan los diputados morenistas, con su planeada reeeleción, ¿para quién es?

Pregunta que está en el aire y va a seguir por un tiempo, ya que el horizonte morenista está peor que nebuloso como para que aseguren una dictadura más que perfecta, superada en mucho a la del PRI, pues ahora Morena tiene amarrados muchos votos con las dádivas, lo que al Revolucionario le faltó aplicar directamente para evitarse la operación tamal y otras  maniobras engaña-bobos.

En el fondo del porvenir electoral, Morena tiene una piedra en el zapato; bueno, en verdad en cada zapato, pues por un lado carece de líderes, hombres y mujeres, con sentido de suma, o sea de valor para la unidad interior y por el otro, ni siquiera pudo lograr una elección oportuna y estatutaria para elegir a su presidente o presidenta; no le encuentran la cuadratura al círculo. Y con tantas ambiciones manifiestas, ni se la encontrarán.

La realidad nos dará luces para desentrañar estos nubarrones políticos.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *