En los últimos meses, derivado de la situación epidemiológica, la sobrecarga laboral, el estrés, temor y ansiedad han aumentado en los trabajadores de la salud

Esta generación de emociones intensas tiene repercusiones importantes en el desempeño laboral y en la capacidad de respuesta del personal sanitario, por lo que la atención de la salud mental en estas personas es un tema al cual se debe prestar atención.

En las condiciones actuales, sentirse bajo presión es una condición frecuente en los trabajadores de la salud. El estrés y otras emociones asociadas, como angustia, intranquilidad, zozobra e incertidumbre son esperados y no significan de ninguna manera que las personas dedicadas a la atención médica sean débiles o no tengan la capacidad o fortaleza necesaria para realizar su trabajo.

El desbalance en el ambiente laboral con el  incremento de cargas de trabajo y sensación de disminución de la eficiencia, percepción de pérdida de la autonomía y control sobre la vida laboral y social, la incertidumbre para el presente y la falta de anticipación para el futuro, generan agotamiento emocional y despersonalización, con el consiguiente detrimento en la calidad de la atención clínica, disminución de la capacidad de adaptación e incremento de errores en la atención a los pacientes.

La exposición a una mayor cantidad de medidas estrictas y condicionadas de bioseguridad en el ambiente hospitalario, el uso de material restrictivo de protección personal, segmentación y confinamiento de la comunidad trabajadora, la vigilancia constante de apego a protocolos de protección y la presión de seguir directrices y recomendaciones (frecuentemente cambiantes), sumadas a la preocupación sobre la familia y potencial aislamiento o separación, miedos ante una potencial infección y sus implicaciones para el propio individuo, sus pacientes y su familia, generan conflictos emocionales importantes en los trabajadores.

La condición de “Burnout” en tiempos de crisis, ataca de manera importante a un amplio número de profesionales con manifestaciones variadas, que van desde cambios en los patrones de sueño o alimentación, dificultades para dormir o concentrarse, agravamiento de problemas de salud crónicos, hasta el  incremento de los riesgos latentes de depresión, alcoholismo, uso y abuso de sustancias e incluso de ideaciones suicidas. 

La costumbre de los trabajadores de la salud es la de priorizar las necesidades de los demás sobre las propias y no suelen buscar apoyo, lo que conlleva a que este problema sea pobremente detectado, diagnosticado y atendido.

De lo anterior se desprende la necesidad de desarrollar estrategias para la atención del bienestar emocional de los trabajadores de la salud, promoviendo, acorde a los diversos contextos hospitalarios, el acercamiento de los trabajadores a los servicios de higiene mental. El proporcionar herramientas para afrontar la incertidumbre en estos tiempos de crisis y racionalizar los miedos y temores, permitirá a los trabajadores empoderarse, tener bien claro que hay situaciones que no pueden cambiar y generará en ellos un espíritu de fortaleza, paciencia, tolerancia y esperanza.

 

P.D. Las reservas en los bancos de sangre en estos tiempos de contingencia están disminuidas. El número de donadores es cada día más bajo y los requerimientos transfusionales de muchos pacientes siguen y seguirán presentes. Infórmate en tu banco de sangre local sobre los mecanismos para donar sangre de manera voluntaria. La seguridad del donador es una prioridad. Ayuda a seguir salvando vidas.

 

* Médico Patólogo Clínico, egresado de la Universidad de Guanajuato para la licenciatura en Medicina y Especialidad en el Centro Médico Nacional “La Raza” del IMSS por la Universidad Nacional Autónoma de México. 

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