La situación que padecemos ha desnudado verdades  que debieran sacudir la conciencia nacional.

El hecho de que en el México actual haya casi cuarenta millones de pobres de los cuales una parte son miserables es, para ver hacia el pasado y presente,sobre todo político pero también administrativo , como una tragedia gigantesca; que ningún historiador ,sociólogo o cronista, hasta ahora, ha podido mostrar plenamente.

Los gobiernos de todos los niveles y colores o para mejor decirlo los gobernantes, se han dedicado a explorar y explotar variadas ideologías, formular programas y sonarle la campanita a lo que han considerado siempre fauna  electoral cautiva.

Hoy  a sabiendas que repartir dinero para amarrar votos, no es un signo de progreso sino de manipulación, se continúa llevando a cabo la práctica de someter a las mayorías por sus carencias o los requerimientos del estómago. Les dan no un pescado sino varios; pero no los enseñan, como postulaba el chino sabio, a pescar.

Me van a decir los culteranos que ese término de “fauna electoral”es ofensivo para los ciudadanos, empero ¿qué otro papel hemos jugado afiliados o no a los partidos políticos encaramándolos en el poder con el voto activo o pasivo, para que luego nos den cuando mucho atole con el dedo?.

Hoy el PRI o lo que queda de él, tiene en su tiempo para promocionarse en los medios de comunicación, una campaña por demás absurda: dice que nos trajo las carreteras,la luz eléctrica, el Seguro y algunos etcéteras más.

Canta un triunfalismo no socarrón, sino verdaderamente ofensivo.  O sea, en ese concepto, el pueblo no fue actor, solo y únicamente receptor. ¡Vaya atropello a la razón histórica!. Hoy, por citar un solo caso, las carreteras de cuotas…¿quién las paga?.

Sí, Mèxico tenía y tiene que evolucionar, pero es a contrapelo de los succionadores del erario nacional. El precio que ha pagado el pueblo  es sumamente alto.

O dígame el lector o la lectora estimados, con un pelo de reflexión o análisis profundos, ¿cuánto es lo que en ese edificar caminos, escuelas y demás lo que políticos y constructores se han llevado a la bolsa?.

Cuantificarlo resultaría una hazaña contable. Y nadie se atreverá a hacerlo por salud mental.

Un puro dato ilustra para convencer que no hablamos nada má porque sí: López Portillo, quien ofreció defender el peso como un perro, luego de pedirles perdón a los pobres,-otra vez los pobres- gobiernizó los bancos. No los nacionalizó; ese concepto fue manejado como cuestión mediática o sea para tratar de hacernos tontos.

Fue un acto autoritario, a todas luces absurdo e ilegal, como no pocos maniobreos que se dan hoy en día, desde la cumbre del poder para acomodar las leyes a favor de un grupo o caudillo.

Pues luego Carlos Salinas, regresó los bancos no a quienes se los habían quitado, sino en venta a grupos y particulares.

Al señor Espinosa Iglesias ,fundador y operador de Bancomer, hasta que se lo arrebararon de las manos por el úkase de Jolopo, ya no le quisieron vender nada. Lo borraron de la lista de los compradores, nada más por pasión, enojo y otra vez autoritarismo presidencial.

A cualquiera, fue la consigna, menos al ex dueño.

Pero lo más absurdo, mis pacientes lectores, fue que la transacción -esa sí “transa” gigante- fue al cinco por uno.

O sea que las acciones que valían, por ponerlo en términos entendibles, un peso costaron cinco.

Cuando yo le pregunté a una elevada ejecutiva bancaria si había la posibilidad de recuperar tal inversión,simplemente me dijo: “con el tiempo”.

Me van a decir que esa maniobra u operación fue nítida, pura y a la vista de todos. Sí, ¡cómo no!.

Salinas vendió muchas empresas que el gobierno se había, de una u otra forma, “enchalecado”.Tenía maquiladoras y hasta fábrica de bicicletas. Radio Televisión y Cinematografía se remató .

En esas operaciones, simplemente para imaginar,los operadores ¿qué porcentaje se llevaron?. Lo pregunto porque no vamos a suponer, menos a creer que trabajaron de buena voluntad, como hermanitos o hermanitas de la caridad.

¿Con cargo a quién esas millonadas?.

Pero no caigamos en el absurdo de creer que solamente los tricolores, perredistas ahora morenistas y otras tribus políticas, que succionan el erario público, han empobrecido al país…¡no!, ¡qué va!.

Calderón, en su gobierno, mandó hacer en el Paseo de la Reforma,del entonces Distrito Fedral, una estela o torre de luz. ¿Para pasar a la historia con grandes obras como Porfirio Dîaz?

El presupuesto original, se cifró en seiscientos millones de pesos.

Luego, a medida que crecîa la obra, fue aumentando el costo hasta llegar a novecientos millones de pesos. Eso se dijo.

Allí está tal estela, como símbolo de la estulticia.

¿Cuánto cuesta su mantenimiento?. Lo ignoro. Igual que muchos mexicanos comunes; pero ha de ser un buen pico de pesos.¿Con cargo a quiénes?.

Pensemos si con mil millones se habría podido alentar o establecer una empresa redituable, no del gobierno, por supuesto, sino de particulares con visión a quienes se debiera  apoyar.

Y al auto denominado “El Hijo desobediente” se le apareció Elba Esther Gordillo, mejor conocida como La Maestra, dueña en ese tiempo de El Panal, partido político que dijo la doña, le dió el triunfo a quien le ganó apretadamente al Peje.

Jelipe dijo que “haiga sido como haiga sido”. Y le dio a La Mestra para los suyos, la Lotería Nacional, el ISSSTE y nada menos que, para su yerno, una subsecretaría en Educación. ¡Pago sobrado!.

De VIcente Fox, ya ni hablemos. Fue el desencanto político más grande en la historia del México actual. Al cazar talentos le ocurrió igualito que en León con el City Manager. Los encontró a la vuelta de la esquina o para mejor decirlo ya se los tenían en la antesala del poder.

¿Cuáles sus reformas sustantivas que modificaran, por lo menos, la realidad administrativa de México? Se dedicó a soltarles dinero a gobernadores no adictos, para tenerlos contentos.

Finalmente terminó descubriendo a “un nuevo PRI”, ponderándolo. Fueros los personajes más deshonestos de varios estados a quienes el priísmo ahora detesta y no quiere en sus filas.

Pero como Fox cuando cae, cae parado, tuvo la fortuna de que el líder nacional panista, un limitado de visión llamado Marko Cortés, lo llamara y exhibiera como gran y casi única figura para celebrar los noventa años panistas.

Ni Gómez Morín, Gonzáles Luna, Rodríguez Lapuente, Diego Fernández, Luis H. alvarez, merecieron el alto honor de Fox.

Hoy alienta su campaña a favor de la marihuana.

¡Y por poco nos deja en la Silla del Águila a Martita!.

Su dicharacherismo sigue vigente.

Por eso estamos como estamos.

Ya es tiempo de despertar social y políticamente y darnos cuenta que los destinos de México están en nuestras manos, no en el puño de un voluntarioso que hoy desde la presidencia manipula para tratar de eternizar, no a él, pero sí a su grupo en el poder mediante la dádiva.
 

DA

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