En todas las situaciones críticas y, sobre todo, las que son ajenas a nuestro control como los desastres naturales, el ser humano actúa con mayor intensidad y la mayoría de las personas apoya con gran generosidad en tiempo, dinero y esfuerzo.
Esto se vio claramente en el último gran terremoto de la CDMX, en el 2017, en el que pudimos ser testigos de historias valerosas. Con esta pandemia del Covid-19, las condiciones son distintas, ya que es un fenómeno mundial, no sabemos cuándo terminará y la frecuencia de contagio es cambiante todos los días.
Es una tragedia que afecta a toda la población de una manera u otra y al ser continua va mermando la energía y la economía. Sin embargo, grandes historias salen a la luz: personal médico que no puede ver a su familia por tratar pacientes de alto riesgo, gente que piensa en su vecino que se encuentra en una situación difícil y se preocupa por ellos.
Aquí en León, me encontré a una chica joven en el supermercado que llevaba poca mercancía y me pedía la dejara pasar en la larga fila para pagar, era madre soltera y sin familia, y una vecina le estaba cuidando a su niño para ir por víveres.
Grupos de empresarios locales emprendieron un reto para donar despensas que el DIF de León reparte en zonas de pobreza. Personas donaron igualmente despensas a Cáritas, donde el padre Víctor hace una extraordinaria labor con familias necesitadas y ancianos en abandono.
El padre Patrick coordinó repartición de víveres en colonias con carencias. Grupos de señoras unieron esfuerzos para llevar alimentos a casas hogar y asilos de ancianos. Así, una parte de la sociedad crea redes de apoyo con quienes menos tienen y se logra mantener un tejido social solidario y generoso.
Pero, como en todos lados, sale también la parte egoísta y avariciosa de la humanidad y hay quienes toman ventaja de situaciones adversas para lucrar. Aparecen oportunistas que quieren dinero rápido, aprovechándose de las penalidades. Hay quien toma ventaja de la situación de contingencia subiendo los precios ante la demanda de algún bien o producto.
Es diferente reconocer las oportunidades cuando se presentan a tomarlas con codicia y egoísmo, ya que la oportunidad y el oportunismo son diferentes. Esto último tiene consecuencias económicas en la ciudadanía por imposibilitar la compra de productos debido a su encarecimiento.
El oportunismo también puede darse en acaparamiento de artículos cuya escasez perjudica a los demás, en empresarios que no están siendo justos con sus trabajadores o gente aprovechada que recibe despensas donadas a sabiendas que hay otras personas más necesitadas.
Se da también en el ámbito político y en medios de comunicación con noticias falsas que no se han verificado. El protagonismo que no es un liderazgo genuino es también un oportunismo. Es importante procurar asistencia a la comunidad durante este tiempo de desafíos sin intereses egoístas.